Humberto Musacchio
Septiembre 01, 2022
Habló Cuauhtémoc Cárdenas y habló bien. Invitado a exponer su visión de lo que acontece en el país, como de costumbre, lo hizo en tono fuerte y claro, criticó varios aspectos del actual gobierno, de los precandidatos de Morena y en la misma reunión, invitado del Grupo Plural del Senado de la República, también le dio algunos sopapos a la oposición.
En su recuento de los grandes problemas nacionales, Cuauhté-moc mencionó la desigualdad social, una alta concentración de la riqueza, la ausencia de crecimiento de la economía –desde hace décadas, precisó– y la ausencia de política industrial.
La desigualdad se ha venido acentuando por la concentración de la riqueza y la caída en la pobreza de una cantidad de mexicanos que, según diversas estimaciones, oscila entre uno y cuatro millones. Una explicación es que la economía no ha crecido, pues la pandemia afectó la actividad productiva, pero ya antes, en 2019, el PIB no alcanzó ni siquiera uno por ciento de aumento. CCS lo sintetizó en forma contundente cuando dijo que no hay “una estrategia clara, definida y efectiva de combate contra las desigualdades”.
Lo anterior se confirma porque la Tarjeta para el Bienestar, sin ser despreciable, es apenas un paliativo, insuficiente y sin visos de que contribuya a resolver las disparidades sociales, que se agudizan por los titubeos, errores e insuficiencias en materia de salud y, entre otras razones, por la tendencia del actual gobierno a suprimir a rajatabla lo que funciona a medias para sustituirlo por políticas, proyectos y aparatos, como es el caso de la educación, que lanza reformas sin los necesarios consensos.
Respecto de la falta de política industrial, no la hay porque resulta fácil encomendarse al Tratado entre México, Estados y Canadá, que ha hecho a nuestro país más dependiente. Si bien hay que mencionar en forma positiva la defensa del petróleo, el reforzamiento de la Comisión de Electricidad y otras medidas, como la nueva legislación sobre litio. Pero de política industrial, nada.
La creciente inseguridad es otro punto que tocó Cárdenas, para quien los cuerpos policiacos o como quiera que se les llame “deben tener mandos civiles… lo que es un mandato constitucional que debiera mantenerse”. Respecto de la Guardia Nacional, Cárdenas señaló que hasta donde entiende, es “el cuerpo encargado de combatir la delincuencia”, pero antes de pensar adónde se inscribe, “habría primero que tener un cuerpo de combate a la delincuencia que efectivamente esté dando resultados, y eso es lo que yo no veo a lo largo y ancho del país”.
Lejos de comulgar con la embestida de los morenistas contra el INE, salió en defensa del árbitro comicial, porque “uno de los logros más importantes que ha tenido la democracia en nuestro país es que la autoridad electoral se conduce como una autoridad independiente… Debemos mantener una autoridad independiente que nos ha dado, quiérase o no, mejores resultados a los que teníamos antes”. Sí, agreguemos: hasta convalidó el triunfo de AMLO en 2018.
“A mí no me preocupa –agregó Cárdenas– que se empiece a mover la situación electoral, pero sí me preocupa que quienes están siendo mencionados” como precandidatos a la Presidencia de la República, “no nos estén diciendo para qué quieren serlo”. Con afán de precisar lo dicho por Cuauhtémoc, habría que decir que esa indefinición afecta a las llamadas corcholatas, lo que se debe al temor de contradecir al tlatoani y caer de su gracia.
No es el caso de Ricardo Monreal, que se ha permitido discrepar del habitante de Palacio Nacional, lo que no le perdonan los incondicionales de YSQ. Y a propósito de discrepantes, hay que aplaudir a Alejandro Encinas, quien declaró su oposición a que la Guardia Nacional sea integrada a la Secretaría de la Defensa Nacional. En fin, que cada vez hay más grietas en las fuerzas del gobierno.