EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

LA POLÍTICA ES ASÍ

Dar un paso a un lado

Ángel Aguirre Rivero

Febrero 05, 2021

Yo creo que un político no debe perder rasgos personales como la humildad y la mesura, o como diría don Alejandro, de sensatez. Dejarse llevar por la ambición de poder para perseguir cargos políticos, te puede llevar a cometer errores de los que difícilmente te vas a recuperar. Los tiempos de Dios son perfectos, y a ellos me he apegado a lo largo de mi vida.
Hace unos días recibí una invitación para formar parte de la lista de diputados federales plurinominales, de Héctor Bautista, dirigente nacional de Alternativa Democrática Nacional (ADN), expresión política nacional a la que pertenece Izquierda Progresista Guerrerense (IPG).
El espacio corresponde a la cuarta circunscripción a la que pertenece nuestro estado de Guerrero y es la que más votos le aporta al Partido de la Revolución Democrática, hoy se hace justicia de los reclamos añejos a las dirigencias nacionales.
En principio, debo decir que agradezco el gesto de Héctor Bautista, que lo dibuja como un hombre sin dobleces y que sabe honrar su palabra.
Sin embargo, tengo dos motivos fundamentales para declinar a dicha invitación: El primero, como lo he expresado en otras ocasiones y el más importante, es permanecer cerca de mi familia y en particular de mi nieto Santiago, a quien veo como un hijo, lo mismo que a mi nieto Leonardo y desde luego mi esposa y mi hija Laurita.
No es una decisión fácil de tomar, pero soy congruente con mis principios y valores. He sido parte de diferentes etapas de la vida política de Guerrero, lo que me llevó a alejarme sin desearlo, de mi familia. Hoy, no cambiaría por nada del mundo, la sonrisa y los acurrucos que me brindan todos ellos, que son la razón de mi vida.
La segunda razón, es que no estoy dispuesto a negociar la paz de que ahora gozo. Percibo un ambiente enrarecido en los movimientos sociales, no sé si de manera auténtica o instigados desde algún lugar. Aún se pretenden realizar juicios sumarios hacia mi persona, bajo premisas falsas y sin oportunidad de que sea la propia investigación la que coloque a cada quien en el lugar que le corresponde.
Por eso debo aclarar que, mientras no se concluyan las investigaciones en torno a los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa, no es mi deseo incursionar en una responsabilidad pública.
En mi lugar propusimos al diputado Celestino Cesáreo como propietario, y a Arturo Arzeta como su suplente, de quienes estoy seguro, harán un digno papel en la Cámara Baja. La próxima legislatura será el escenario donde se debatirá y definirá el proyecto de nación, y lo mejor que le puede ocurrir al país es que exista un equilibrio de fuerzas políticas en el Poder Legislativo, para que todas las fuerzas sociales estén debidamente representadas.
El ex dirigente estatal del PRD y ex senador Celestino Cesáreo es un magnífico cuadro, cuyo perfil acredita capacidad, experiencia y una definición de izquierda fuera de duda. Arturo Arzeta ha realizado un trabajo sin parangón en el municipio de José Azueta (Zihuatanejo), es un integrante distinguido de IPG y representa el relevo generacional que cambiará los modos de hacer política.
Seguiré apoyando al PRD y sus candidatos, como lo hemos acreditado mediante el apoyo que hemos brindado a nuestro candidato Evodio Velázquez Aguirre, quien dicho sea de paso ha realizado una espléndida campaña en su calidad de precandidato de nuestro partido
Evodio ha recorrido más de una vez las regiones de nuestro estado llevando beneficios a nuestros paisanos que más lo necesitan, su compromiso es el de buscar la unidad y escuchar con toda humildad que vengan de los guerrerenses todos.
Hemos hecho lo propio con nuestro amigo Víctor Aguirre Alcaide, quien se ha consolidado como un candidato serio que conoce muy bien la problemática del puerto de Acapulco; sus propuestas cuentan con la viabilidad para salir de la crisis que hoy padece nuestro querido puerto.
Como antes lo he dicho, hoy lo reitero: congruencia para la sobrevivencia. Yo seguiré haciendo política, porque un político deja de serlo hasta que se muere. Hay muchas luchas que dar por nuestro estado de Guerrero, con cargo y sin cargo haré la parte que me corresponda para que nuestro suelo suriano sea la tierra de oportunidades en donde los guerrerenses puedan ver cumplidos sus sueños y anhelos.

Del anecdotario

A lo largo de mi vida política he conocido a distintos presidentes de la República que van desde José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Alguna vez alguien me preguntó que de todos, de quién había recibido el mejor trato en lo personal y más importante aún, para mi estado.
Sin pensarlo dos veces, puedo afirmar que con Enrique Peña Nieto hicimos muy buena química, seguramente por la relación de amistad que nos unía desde que él era gobernador del Estado de México y yo senador de la República, ambos por el Partido Revolucionario Institucional.
Cuando los fenómenos meteorológicos Ingrid y Manuel, la federación me quería imponer un elevado porcentaje de aportación para sufragar los gastos que ocasionaría reparar los daños en viviendas, sistemas de agua potable colapsados, daños en carreteras y pérdidas de cosechas entre otros rubros.
Preocupado por la exigencia de la federación, no tenía otro camino más que endeudar al estado, situación a la que me oponía, porque dicha deuda la heredaríamos a las nuevas generaciones de guerrerenses.
En alguna de sus tantas visitas me decidí abordar el tema con el Presidente en pleno rayo de sol en el aeropuerto de Acapulco.
–Presidente, deseo tratarte un tema que me tiene muy agobiado –le dije.
–Dime gobernador, ¿qué se te ofrece? – me contestó.
–Déjame decirte que quiero hablarle al amigo, al ser humano, no al presidente.
–Claro Ángel, tú y yo somos amigos…– me contestó.
–Sucede que el secretario de Goberna-ción, Miguel Ángel Osorio Chong y el de Hacienda, Luis Videgaray me quieren imponer un porcentaje de aportación para la reparación de daños que ocasionaron las lluvias y no está a nuestro alcance, para cumplirla significaría endeudar a mi estado y me niego hacerlo.
Peña Nieto me miró fijamente y me tomó del hombro para decirme:
–¿Y cuánto quieres aportar mi querido gobernador?
–Pues lo menos que se pueda –le respondí.
Con una sonrisa y una palmada en la espalda me contestó:
–¿Te parece bien nada?
–Nada me podía causar mayor alegría que se nos liberara de la aportación. Te prometo que mi gobierno aportará algunas cosas menores a los daños, de acuerdo a nuestras posibilidades presupuestales –le contesté.
–De acuerdo mi querido Ángel, así lo hacemos remató el Presidente.
La vida es así.