EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Darwin, la idea de toda una vida

Octavio Klimek Alcaraz

Noviembre 27, 2021

 

Hace unos días se conmemoró un aniversario más de que el 24 de noviembre de 1859, tras 20 años de estudios minuciosos y reflexiones, aparecía formalmente en librerías El origen de las especies de Charles Darwin. El libro no sólo se convirtió en un gran éxito de ventas, ya que se escribió en un idioma fácil de entender para una amplia audiencia. Sino que también colocó a Darwin en la misma fila con pensadores como Newton, Copérnico, Einstein o Galileo, porque cambió la cosmovisión de la época. No sólo demostró a la humanidad que la tierra no fue creada por Dios y que los humanos no somos la imagen de Dios, sino es el resultado del azar ciego. Así, Darwin sacudió el sistema de creencias referentes a la inmutabilidad del mundo vivo, y todavía lo hace en muchas partes del mundo. Las reacciones fueron numerosas: debates vehementes, polémicas, interpretaciones y teorías que han persistido hasta nuestros días.
Nunca como ahora estamos comprendiendo el significado de la palabra evolución, que con su trabajo Darwin nos demostró. Cuando hablamos de mutaciones de coronavirus hoy, estamos hablando de evolución y, por lo tanto, del concepto que describió Darwin: los organismos que se reproducen cambian; y prevalecen las mutaciones que dan a un organismo una ventaja en un entorno determinado. Este es el proceso que Darwin llamó selección natural. Los mutantes más exitosos sobreviven y su descendencia propaga la mutación; en el caso actual, hacen que el virus sea más contagioso. Y debido a que el virus se está multiplicando tan rápidamente, podemos seguir la evolución en vivo.
Sobre la evolución, citaré al gran biólogo Ernst Mayr, que ha contribuido a la denominada síntesis moderna de la evolución en el pasado siglo XX, de su libro Así es la Biología (Debate, 1998), que señala sobre la teoría darwinista de la evolución natural –que él también denomina evolución variativa–, “en cada generación se produce una enorme cantidad de variación genética, pero, entre los numerosísimos descendientes, sólo unos pocos supervivientes logran reproducirse. Los individuos mejor adaptados al ambiente tienes más posibilidades de sobrevivir y engendrar la siguiente generación. Debido a: 1) la constante selección (o supervivencia diferencial de los genotipos más capaces de adaptarse a los cambios de ambiente; 2) la competencia entre los nuevos genotipos de la población; y 3) los procesos estocásticos (al azar) que afectan a las frecuencias génicas, la composición de cada población va cambiando continuamente, y a este cambio se le llama evolución, Dado que todo los cambios tiene lugar en poblaciones formadas por individuos genéticamente únicos, la evolución es necesariamente gradual y continua, y las poblaciones se van reestructurando genéticamente (p.194).”
Mayr, sintetiza que, en El origen de las especies, Darwin, “estableció cinco importantes teorías acerca de los diferentes aspectos de la evolución variativa: 1) que los organismos evolucionan constantemente a lo largo del tiempo (lo que podríamos llamar teoría de la evolución propiamente dicha); 2) que diferentes tipos de organismos descienden de un antepasado común (la teoría de la ascendencia común); 3) que las especies se multiplican con el tiempo (teoría de la multiplicación de las especies, o especiación); 4) que la evolución se produce por cambio gradual de las poblaciones (teoría del gradualismo); y 5) que el mecanismo de la evolución es la competencia entre un gran número de individuos –todos con características únicas– por unos recursos limitados, lo que da lugar a diferencias en la supervivencia y reproducción (teoría de la selección natural) (p. 195).”
Darwin fue uno de los primeros en indicar que los humanos tenemos un origen común con todos los demás seres vivos. Esto es tan impresionante como obvio, los seres vivos cambian de generación en generación. Y a veces, según la teoría de Darwin, incluso se convierten en una nueva especie. Una idea que, dicho sea de paso, él no fue el único que lo tuvo, Jean-Baptiste de Lamarck en Francia se le ocurrió esto ya en 1809 en su teoría de la evolución transformativa, en donde la evolución consiste en el origen por generación espontánea de un organismo nuevo y simple, un infusorio, y su gradual transformación en una especie superior y más perfecta, que en su momento fue aceptada, pero fue desplazada por la teoría de Darwin. Y estaba Alfred Russel Wallace, un explorador y naturalista británico que llegó a la misma conclusión al mismo tiempo que Charles Darwin.
Wallace mantuvo correspondencia con Darwin, y en 1858 le envió una carta desde Indonesia describiendo su teoría de la evolución. Darwin se sorprendió: era, como él mismo dijo, el resumen casi perfecto de su propia teoría en la que había estado trabajando durante 20 años. Ambas tesis fueron finalmente presentadas el 1 de julio de 1858, ante la Sociedad Linneana de Londres, sin los dos protagonistas: Darwin tuvo que enterrar a uno de sus hijos ese día, Wallace estaba en una isla de Indonesia. Después de esta conferencia, Darwin decidió finalmente escribir el libro en el que había estado trabajando durante tanto tiempo: El origen de las especies que apareció en 1859.
Darwin y Wallace, como siempre se dice, se pararon sobre los hombros de otros científicos del siglo XIX. Por ejemplo, estaba el geólogo escocés Charles Lyell, quien publicó el primero de los tres volúmenes titulado Principios de geología o los cambios modernos de la Tlerra y sus habitantes en 1830. En él, Lyell presentó la idea de procesos geológicos que se extendían por períodos de tiempo aparentemente interminables, en lugar de la narrativa bíblica que antes se daba por sentada, según la cual la tierra tenía sólo unos pocos miles de años. Eso le dio a Darwin la enorme ventana de tiempo que necesitaba para que se desarrollara la evolución por selección natural.
Charles Robert Darwin nació en Shrewsbury, Inglaterra, el 12 de febrero de 1809. Estudió medicina en Edimburgo (sin título) y Teología en Cambridge (licenciatura en Artes). Además, realizó estudios intensivos de historia natural. Cuando abordó un velero llamado Beagle de 1831 a 1836, para dar la vuelta al mundo a la edad de 22 años, ya sabía mucho sobre la naturaleza en Gran Bretaña. Su viaje en el Beagle, lo llevó alrededor del mundo, desde Inglaterra a Sudamérica, a Nueva Zelanda y Australia, al Cabo de Buena Esperanza y de regreso a Inglaterra. Tenía 27 años cuando terminó el viaje.
Esto le dio un marco en el que clasificar los animales y plantas que encontró en todo el mundo. Sin duda alguna el viaje del Beagle le inspiró su larga reflexión hacia una visión del mundo difícil de aceptar en su época.
Así, Charles Darwin, un caballero rural inglés sin cargo universitario revolucionó nuestra concepción del mundo. Inglaterra era entonces un país de contrastes, donde el conservadurismo reinante tenía el mérito de conservar la libertad de pensamiento. Hasta donde se sabe, no hubo un gran momento eureka. Pero se puede suponer que las tortugas gigantes de las Islas Galápagos fueron importantes para la formación de su teoría. Cuando Darwin llegó allí, conoció al gobernador de las islas. Afirmó que podía distinguir por un caparazón de tortuga de qué isla provenía el animal. Estas pequeñas diferencias fueron importantes para su tesis de que las especies evolucionaron en respuesta a su entorno natural. ¿Por qué, se preguntó, Dios debería haber creado tantas variedades de cada tipo? Algo parecido a una adaptación al medio debe haber ocurrido aquí. Y eso fue parte del mecanismo que más tarde llamó evolución por selección natural.
Sin embargo, después de concluir su viaje en el Beagle, Darwin tardó dos más de dos décadas en publicar su libro El origen de las especies. Sabía que era una idea peligrosa. En muchas culturas se asumía y se asume que Dios creó todos los animales y plantas y que no cambian, el creacionismo.
No debe olvidarse que el papa Juan Pablo II dijo en 1996 que ya no había diferencias entre la enseñanza de la Iglesia católica y la teoría de la evolución. Así, se cerró la discusión con el creacionismo. Nuestros cuerpos provienen de la naturaleza, pero Dios nos dio un alma. Esto es muy importante. Durante siglos se creía que Dios creó al hombre para someter la tierra, lo que nos ha dado el supuesto derecho de gobernar la naturaleza. Pero con su teoría, Darwin nos dio otra visión del mundo.
Se puede leer en los libros de Darwin que quería estar seguro de poder resistir cualquier ataque. Por ejemplo, recopiló observaciones de criadores y ornitólogos de todo el mundo, y los mencionó por su nombre. Se puede aprender mucho de él: realizó un flujo de información equitativo entre la ciencia y la ciudadanía, lo que hoy se llama ciencia ciudadana. Eso genera confianza y fortalece la democracia.
Actualmente, la ciudadanía ya está involucrada, por ejemplo, en los sistemas de rastreo de virus. O cuando se trata de la crisis del cambio climático es crucial que el público participe en la búsqueda de soluciones. Así es como la ciencia aprende las preocupaciones de las personas y puede ayudarlas a adoptar los cambios necesarios para evitar la crisis. Y eso no es sólo un lujo, si no se suma a la gente con la comunidad científica, no se podrá solucionar ambas crisis, la del Covid-19 y la del cambio climático.
Darwin escribió un gran número de textos importantes, pero además de El origen de las especies, otro libro esencial para leer es El origen del hombre, y la selección en relación al sexo, publicado en 1871, en este libro Darwin ofreció múltiples pruebas que situaban al ser humano como una especie más del reino animal.
Esto hay que contextualizar. Debe recordarse que en el siglo XIX una visión común en ese momento era la llamada cosmovisión poligénica, que la humanidad se componía de diferentes razas, cada una de las cuales tiene su propio origen. Así, buena parte de la sociedad europea y de la estadunidense, entre otras sociedades, era profundamente racista, por el poder divino eran una raza superior.
Darwin llegó a la conclusión de que todos los humanos pertenecían a una especie, lo que contribuyó a la discusión en contra del esclavismo. Es importante manifestar que por parte de su madre y su padre, provenía de dos familias liberales, no aristocráticas, que estaban en contra de la esclavitud. En Brasil vio esclavos con sus propios ojos. Cuando se fue de nuevo, escribió en su diario: “El 19 de agosto finalmente dejamos la costa de Brasil. Gracias a Dios no volveré a visitar un país esclavista”.
Charles Darwin muere el 19 de abril de 1882. Se pueden manifestar que El origen de las especies nos hace comprender los orígenes y el propósito no sólo de una de las más bellas teorías de la historia natural, sino la más bella.