EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

De Brujas a Bruselas

Silvestre Pacheco León

Febrero 26, 2017

XIX

12 de octubre del 2016. Bruselas es la capital de Bélgica y está a sólo 90 kilómetros de la ciudad de Brujas. Es nuestra próxima parada y vamos con la idea loca de que en ella el clima puede ser más benigno.
El día de nuestra salida amaneció nublado pero el ambiente del restaurante luce animado. Anoche llegó un grupo de jóvenes españolas que están en plática animada sobre las peripecias de su viaje.
Mi gripa cesó de ayer a hoy y lo atribuyo al prolongado baño de agua fría que tomé por la noche. El agua helada me hizo bien, aunque entumecía mi cabeza.
La temperatura ambiente parece estacionada en los nueve grados porque cuando tomamos la autopista y el sol se abrió paso entre las nubes, el clima no varió.
Pronto llegamos a Bruselas que es también sede del parlamento europeo. La temperatura sigue siendo la misma y, contrario a nuestros deseos, el sol se ha opacado por lo nublado del cielo, mientras una ligera llovizna pinta de gris la ciudad.
Desde la entrada nos impresiona la enorme cúpula verde que sobresale entre numerosos edificios modernos, se trata de la catedral de San Miguel y Santa Gúdula dando la bienvenida a los visitantes.
Es una ciudad tumultuosa, cuando menos esa impresión nos da en ése medio día en que llegamos coincidiendo con la hora de salida de clases en las escuelas.
Como ni la llovizna ni el frio cesan, la búsqueda de hotel se hace más tedioso, lo bueno es que las hospederías abundan, aunque su precio parece estar por arriba de las que conocimos en Brujas.
Mientras seguimos buscando nos encontramos con una avenida grande que lleva mi apellido y casi en la esquina, frente al enorme parque Cincuentenario que conecta con el centro de la ciudad, encontramos el hotel que buscamos, una habitación para tres personas por 135 euros.
Esta es la primera ciudad que conocemos en la que los nombres de las calles se repiten, están en francés y neerlandés, (Bruxelles en francés, Brussel en neerlandés) las dos principales lenguas de Bélgica.

El cruce de los mil trenes

Entre ése ambiente populoso donde trabajan cinco mil diplomáticos de toda Europa abundan los remansos de paz, los parques, estanques y plazas con bancas para el descanso.
Como la habitación que hemos rentado la podremos ocupar hasta las tres de la tarde, aprovechamos para buscar estacionamiento y luego para caminar por la Grand Place en el centro de la ciudad, con sus edificaciones medievales que, a decir de los conocedores, es una de las más bellas de Europa.
Aprovechamos también para ir a la estación central de trenes (Gare Centrale), buscando la oficina de la agencia arrendadora de autos para diferir la fecha de entrega de nuestro Fiat.
La Central es un mundo de gente, como una ciudad dentro de otra, con innumerables tiendas en las que se encuentra lo inimaginable, desde peluquerías, casas de cambio, tiendas de ropa, cafés y restaurantes, hasta arrendadoras de autos y, claro, las grandes tiendas de chocolates.
Tanto viajero hay que no tenemos inconveniente en creer la cifra oficial de mil trenes que arriban cada día en éste país de donde es originario el actor de cine y experto en artes marciales, Jean- Claude Van Damme, y el inventor del Saxofón, Adolphe Sax.
En la calle ahora sopla el viento helado casi insoportable por eso en el momento en que uno de los tres propone regresarnos al hotel, lo hacemos casi corriendo para huir del frío.
Toda la tarde y hasta la noche nos sobreponemos del frío en la intemperie. Cenamos en el hotel y para dormir ocupamos dobles frazadas.

Revoloteo de aves

Por la mañana abrimos las ventanas advertidos por un ruido extraño que viene de la calle, y asomados no damos crédito de lo que vemos: cientos de aves, como si fuera un enjambre, revolotean en el parque disputándose el espacio.
Una mujer es la causante de todo, ha llegado con bultos de alimento, les lleva comida todas las mañanas. A un llamado de la benefactora al que ya las aves se acostumbraron, acuden volando prontas para el desayuno.

La capital de los belgaes

Nosotros decidimos dejar la modorra y también nos apresuramos para desayunar. Hemos decidido pasear cómodamente, sin preocuparnos del frío para conocer la ciudad. Unas cuadras adelante de nuestro hotel hemos visto la terminal de los turibuses que cobran 25 euros por persona y por día. Tomamos el recorrido más largo, dos horas y media. Durante el viaje nos ilustran ampliamente con la historia y los atractivos de la ciudad.
Bruselas es una ciudad de poco más de un millón de habitantes, elegante, lo moderno convive armoniosamente con lo antiguo. La abundancia de bosque le da un toque especial a esta ciudad fría y cosmopolita.
De la información recibida en el turibús sabemos que los ancestros de los belgiquenses fueron los Belgaes, una tribu valiente que según descripción de Julio Cesar, el conquistador romano, eran muy valientes, quizá debido a lo alejado de los mercaderes cuyos productos “afeminan el ánimo de los hombres”, decía.
Después del recorrido en el autobús enlistamos los lugares para conocer con detalle: el museo del Atomium, símbolo de Bruselas, y la pequeña Europa, con sus ciudades miniatura; también la sede del parlamento europeo, el castillo de Laeken que es la residencia del rey; la catedral y también el cuartel general de la OTAN, (la Organización del Tratado del Atlántico Norte que comanda Estados Unidos de Norteamérica ).

Los latinos en las tiendas

Hay mucho latino trabajando como dependientes en las tiendas del centro. En eso se nota el impacto de la crisis económica española porque muchos de ellos primero llegaron a la llamada Madre Patria, y con el creciente desempleo en aquel país, ahora se han desplazado por todo Europa.
En una tienda conocemos a Celina, una muchacha de Ecuador que tiene deseos de conocer Acapulco. Nomás para platicar le pregunto por qué Acapulco, y voltea a verme incrédula mientras contesta:
-¡Por el Chavo!
La miro intrigado y me responde con su expresión: _ ¿Cómo? ¿No sabe?
Entonces mi hija me explica:
-Se refiere al programa del Chavo del ocho. ¿No te acuerdas que él siempre quería conocer Acapulco?
Después de la explicación con la que reparo en mi ignorancia del la serie de televisión tan vista en Sudamérica, la aliento para que visite Acapulco.
-Nomás que tenga dinero, nos responde.
-Ahorra para que puedas ir pronto, le dice Palmira condescendiente.
Después le comento a mi mujer si será sano incitarla a viajar a nuestra tierra pensando en la inseguridad y la violencia, y me responde juiciosamente pero optimista que para cuando la muchacha junte su dinero es seguro que Acapulco volverá a estar en paz.