EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

De cuando el sub avistó el mar

Silvestre Pacheco León

Abril 21, 2006



Era un Viernes Santo de puesta del sol. El sub desde la camioneta donde viajaba sugirió detenerse en algún lugar para ver el atardecer. La caravana estaba a unos pasos de Zihuatanejo y se decidieron por playa Larga, en la bahía de Potosí, donde los ejidatarios de La Correa luchan por su derecho a la posesión del frente de mar para desarrollar el modelo de turismo sustentable.

En estos días en playa Larga los delfines se acercan a la costa. El viento sopla con fuerza y por eso el mar está despejado. A la izquierda se divisa el cerro del Huamilule en la barra de Potosí. Más adelante están los morros y luego la línea azul de la ruta que recorren los barcos de gran calado.

En Zihuatanejo hay nerviosismo entre la comisión que espera el arribo del Delegado Zero. “Vienen por Tecpan”, dijeron. Luego, “ya están en San Jeronimito” Después, “harán un alto” para desentumir las piernas porque el trecho fue largo.

La caravana llega a playa Larga. Son más de 20 vehículos tras la camioneta que ocupa el sup. Frente al mar toman (también) la izquierda buscando el lugar menos concurrido. No tienen que andar mucho aunque la gente de todas partes se haya volcado al lugar para festejar a su modo el día más grande de los santos.

La camioneta del sub se detiene frente a un lote baldío y la puerta abierta lo instala, de pronto, frente a la mar.

En esta época el sol se oculta por el rumbo de la piedra solitaria. Lo hace tarde, en el horario de Fox, pero eso no importó al subcomandante, todo por el placer de ver mecerse el mar sobre la arena, mientras los últimos rayos del sol se hacían cargo de pintar el crepúsculo de colores. Por eso el sub llegó en penumbras a la ciudad, habiendo resistido la tentación de caminar la playa y de tirarse sobre una ola.

La comisión de recepción lo esperaba. Los vecinos sin preguntar, intuían y se solidarizaban con su discreción.

Dos departamentos estuvieron a su disposición, para él y su reducido grupo de compañeros.

Esa noche lo agasajaron con machaca de pescado y arroz. Probó el café orgánico de la sierra de Zihuatanejo sin encontrar gran diferencia con el de Chiapas. Saboreó el pan costeño. En la mañana almorzó aporreadillo.

En Zihuatanejo durmió bien el sub, tanto que se adelantó a los eventos programados para el Sábado de Gloria. Cuando llegó a la cita con los adherentes a la Sexta, estos apenas se registraban en la puerta.

No hubo mayor problema para su arribo, a pesar del día y del lugar. A última hora se decidió que su acceso a la casa Marina, se hiciera por el embarcadero. Paró frente a la puerta y caminó entre la valla para cruzar la banqueta. Después lo guiaron hasta la terraza, donde quedó instalado en la mesa del presidium, frente a la plaza municipal.

Los adherentes, expectantes, permanecían callados y sentados frente a él que encendía su pipa, abría su cuaderno y hacía anotaciones.

Al cabo de algunos segundos el sub preguntó si nadie lo acompañaría en el presidium y a partir de ahí se instaló en la reunión el ambiente de camaradería y confianza que habla de una relación muy otra a la que se acostumbra en los actos políticos que conocemos.

Creo que todos le hablamos de tu, de Marcos, de subcomandante. Es nuestro compañero, nuestro hermano, zanca, pues. Es joven, demasiado joven, quizá tiene 40 años según el cálculo de las mujeres, las cuales, como ha de suponerse, le ven muchas más cualidades y atributos.

Antes de formalizar el inicio del encuentro le pedimos esperar la llegada de la representación de las organizaciones petatlecas que con la hora de Fox, le decimos, andan todavía confundidas y están con retraso.

Él, condescendiente, dice que no hay problema y escucha interesado cómo es la relación entre las organizaciones adherentes cuya vida va ligada a la de nuestra propia ciudad.

Para el desarrollo de la reunión la palabra se otorga conforme lo indica la mano levantada. Cada orador sabe que su intervención debe ser breve y que en su presentación debe decir su nombre y el de la organización a la que pertenece.

Así discurre la plática, con 21 oradores que van describiendo ése mundo diverso que les ha tocado vivir, donde su vida empieza a cobrar sentido primero con el reto de sentirse dueños de lo que son, después de lo que quieren ser y luego de lo que tienen posibilidades de lograr.

De todo se interesó el subcomandante. Lo más importante lo anotaba y cuando lo juzgaba necesario preguntaba.

Así se enteró de lo que para nosotros significa el desarrollo turístico excluyente que produce riqueza para pocos y miseria para muchos, incluyendo el creciente deterioro ambiental que ni los inversionistas ni los gobiernos incluyen en sus costos.

Supo del perverso sistema político local, en el que abrevan todos los partidos, el que se aprovecha de la necesidad de vivienda de los miles, a quienes manipulan ofreciendo soluciones ilusorias para que se asienten en los cerros, a sabiendas de que jamás tendrán acceso a los servicios básicos.

De la voracidad de los inversionistas que tienen siempre el respaldo de las autoridades en turno para depredar y saquear, bajo el falaz argumento de que su objetivo principal es la creación de empleos, pues si así fuera, muchos candidatos habría para captar y rebombear las aguas residuales fuera de la cuenca de la bahía, donde podría reutilizarse en áreas verdes y de cultivos básicos, o para tratar ecológicamente la basura, ¿no?

También conoció el intento del capital coludido con el gobierno, para privatizar la bahía y el de monopolizar el arribo de los turistas de cruceros, así como la lucha tenaz de los pescadores, lancheros, comerciantes y ambientalistas para defender nuestro patrimonio común.

Se interesó en la situación que padecen los indígenas migrantes que viven lo indecible para ganarse un salario miserable, sobre todo los que trabajan en la construcción, que hacen jornadas de más de 10 horas y se conforman con una comida, en lugar de horas extras, sin ninguna prestación.

Se habló del comercio informal, del acoso y extorsión a que son sometidos los excluidos del sistema laboral, a pesar de que llegan a pagar como derechos más que los comerciantes establecidos.

La violación a los derechos humanos, la arbitrariedad policiaca y la violencia rampante que evidencia la incapacidad del gobierno para garantizar el derecho a la paz social. También de la narcoviolencia y de la proliferación de la droga que mina y destruye el entramado social y vulnera el desarrollo sano de las familias.

Marcos conoció el trabajo increíble de las mujeres organizadas en la sierra de Petatlán que ahora producen más de lo que consumen, ejerciendo no sólo su relación de iguales con los hombres, sino llevándolos a ellos mismos como compañeros en los trabajos de reforestación y cultivo de hortalizas.

El subcomandante volvió a escuchar el desarrollo de la lucha que dieron los campesinos ecologistas para proteger su bosque y defender su agua. El enfrentamiento con los caciques y su retahíla de guardias blancas protegidas del ejército, y de la acción concertada de cientos de organizaciones civiles que arrancaron de las cárceles a sus miembros más connotados.

Conoció el sub a Felipe Arreaga, el campesino ecologista, declarado por Amnistía Internacional ex preso de conciencia, con su férrea voluntad de continuar la lucha por el derecho a un medio ambiente sano, compartiendo sus experiencias de encierro en una cárcel como la de Zihuatanejo que, semejante a todas las del país, encierra a más inocentes que culpables. “Don Felipe” le llamaba el sub con deferencia.

También en Zihuatanejo tuvo cabida la exposición detallada sobre encarcelados y desaparecidos, y asesinados de la Costa Grande, con un recuento de la emboscada contra campesinos de la OCSS en el vado de Aguas Blancas en 1995; de la demanda de apoyo de los campesinos de Petatlán, encarcelados en Acapulco; de los jóvenes Orlando Rebolledo Téllez y Daniel Cabrera desaparecidos en el camino al Mameyal, así como de Diego Bahena, secuestrado por encapuchados en este puerto, todos ellos luchadores sociales que no tenemos derecho a olvidar.

El coraje y el enojo, la indignación y la esperanza fueron aflorando conforme al desarrollo de la reunión.

Se trata de conocernos, de identificarnos en la lucha para hermanar aspiraciones y anhelos, porque una lucha debe unir otras luchas.

Por eso se recibió con júbilo la noticia de un evento nacional en San Luis Potosí para organizar la defensa legal de los luchadores sociales en todo el país.

Un encuentro nacional de organizaciones ambientalistas en el afán de conocernos en los problemas y propuestas, ése es el mejor método par levantar el programa nacional de lucha, desde abajo y a la izquierda, frente al modelo neoliberal de los de arriba a la derecha.

Cuando se acercaban las once de la mañana la plaza municipal era ocupada por gente diversa. Desde los vendedores de propaganda política y afiches de la Otra Campaña, hasta activistas conocidos que esperaban escuchar el mensaje del sub.

Era cierto, no mucha gente había, tomando en cuenta la personalidad y trayectoria conocida del visitante, pero se entiende, porque muchos militantes de izquierda que hay en la ciudad creen honestamente en López Obrador y ven en la Otra Campaña una competencia. Por desgracia no alcanzan a darse cuenta que las campañas que conocemos, son todo, menos organizadoras del descontento y de la protesta.

Las campañas tradicionales se vuelven desmovilizadoras en la medida en que a los ciudadanos se les hace creer que los cambios sociales los realizan los líderes carismáticos, no las masas organizadas, que con el voto es más que suficiente, como si no hubiera ya demasiados zeferinos en nuestra historia local.

El cambio social lo pintan como un acto de voluntad y de benevolencia, basta que el candidato lo decida para que eso ocurra. Como si el deseo de cambiar para mejorar fuera solamente cuestión de voluntad, no de coraje y de organización.

Lo relevante en esta segunda quincena de abril en Guerrero ha sido precisamente la gira del delegado Zero con su propuesta de organización y coordinación de las luchas en torno al programa nacional que produzca los verdaderos cambios.

No hubo plaza llena en Zihuatanejo, pero quizá obró también, en ese sentido, lo que un turista norteamericano comentó antes del mitin: “Desde ayer –dijo– he oído varias veces el mismo comentario de la gente del puerto que habla del riesgo de un bombazo contra el sub”. Aún así, muchos controlaron su miedo y llenaron todas las bancas de concreto del teatro al aire libre, escuchando y celebrando las intervenciones.

Cuando los oradores terminaron, le tocó el turno al sub quien antes quiso saber sobre los explosivos de granadas que estallaron en la víspera, en la feria de Petatlán y en una tiendita de este puerto.

Luego explicó suscinto los planteamientos de la Sexta, agradeció el recibimiento y las atenciones y expuso lo medular de su gira, de ir construyendo el programa nacional de la izquierda, ajena a los partidos políticos actuales, “brincar todos cuando a alguien toquen”.

No faltó, como no podían, el provocador que le espetó: “demagogo” “quítate la máscara” secundando al patético panista, Diego Fernández de Cevallos, como lo ha hecho después el dirigente estatal del PRD, y el grito desesperado de la señora: “Marcos, ¿entonces por quién votamos?

Por cierto, ¿no ha quedado claro lo de la capucha? ¿No es una necedad lo que dice Sebastián de la Rosa cuando secunda a Fernández de Cevallos? La máscara o capucha es un símbolo neozapatista. Antes a los indígenas no los veía el gobierno, ni nosotros. Los vimos y supimos de su existencia y resistencia cuando se levantaron encapuchados. Raro, enmascararse para ser vistos. Así de contradictoria es la realidad que queremos cambiar.

Por cierto, ¿no ha aprendido el PRD en Guerrero nada acerca de la globalización? Si de veras creen que el proyecto hidroeléctrico de La Parota obedece a un plan estatal o nacional de desarrollo soberano, están bien jodidos.

En este mundo globalizado y neoliberal la izquierda apenas está entendiendo que también la lucha debe ser globalizada para enfrentar los planes de las trasnacionales que son las que reclaman las obras de infraestructura eléctrica, hidráulica y carretera para unir el golfo con el Pacífico.

En cuanto al despojo de sus tierras a los comuneros, para dar paso a la presa, que me perdone mi amigo Efrén GarcíaVillalvazo, pero esos campesinos que se planea desalojar, serán todo lo depredadores, atrasados e ignorantes que se quiera, pero tienen derecho a decidir por sí mismos su futuro y nadie, ni siquiera quienes piensan en que pueden mejorar su modo de vida, tienen derecho a imponerles nada. En todo caso, cualquier gobierno que se precie democrático y progresista, debe saber que en política importan igual el fin y los medios. Zeferino está “atemperado” como dicen en mi tierra, si cree que podrá imponer su idea de desarrollo.

El discurso de Marcos en la plaza municipal de Zihuatanejo fue la incitación a “unirnos para derrocar al mal gobierno” pero “sin armas, por la vía pacífica”, lo que consiguió el aplauso de la multitud.