EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

De la calor al camión sin conductor

Jorge Camacho Peñaloza

Febrero 11, 2022

Los políticos suelen decir tonterías cuando atienden a los medios de comunicación o cuando proceden a declaraciones improvisadas o cuando consideran que el micrófono está cerrado estando abierto, como le sucedió recientemente a Joe Biden que llamó “estúpido, hijo de perra” a un periodista de la cadena FOX que le había preguntado por la inflación.
El tema es que en Acapulco cada día es más frecuente escuchar y ver declaraciones completamente fuera de lugar y sin contexto de realidad. Se escuchan un día sí y el siguiente también estupideces articuladas por la maestra Abelina López Rodríguez, alcaldesa en funciones, que demuestran que los títulos académicos apenas son adornos.
Con enjundia, una vez cuestionada por los índices de violencia de la ciudad portuaria, comentó que “la calor genera violencia”. En sentido estricto, esta afirmación genera violencia por sí misma sin necesidad de “la calor”. Resulta ahora que “la calor” es el enemigo a batir en la lucha contra la violencia, un enfrentamiento que los acapulqueños tienen perdido de antemano.
Si la causa de la violencia en la ciudad guerrerense es “la calor”, lo que sorprende es que no haya más violencia, porque difícilmente hay más calor en otras partes del país. El apunte, en realidad, tiene indudable valor antropológico. Pensando que el clima fomenta el crimen y el robo, el fraude y la extorsión, el chantaje y el fraude. A más calor, más delito.
No así el hambre que parecería una causa más aceptable para justificar una violencia desbordada. Para Abelina, los acapulqueños son criminales a causa de “la calor”. Para la presidenta municipal todo acapulqueño es potencialmente un criminal. Lo cual viene a ser un eximente de culpa puesto que no hay forma de combatir ese fenómeno natural. Uno no sabe cómo valorar esta declaración que se antoja más bien un descargo del delincuente.
Pero no es todo, a esa declaración y en pocos días se puso nuevamente de moda Acapulco y su alcaldesa por las finas declaraciones. Todo alrededor de los lamentables hechos por la toma de las casetas de los Alumnos de la Normal de Ayotzinapa. La declaración de que el camión que circuló fuera de control y sin chofer no podía se tomado en cuenta al no tener conductor y por lo mismo no tener a quien culpar, puede ser enmarcada en las declaraciones más inverosímiles de la historia del mundo mundial (utilizando su lenguaje).
Habría que conjeturar que ante semejantes comentarios se impuso su grado de maestra en derecho penal. “La calor genera violencia” posiblemente sea la conclusión de su tesis de maestría, enmendando los muy eruditos trabajos que sostienen que el delito obedece a un ejercicio de la libertad por parte del delincuente. Y en ese sentido, aderezado con “no existe culpable por que el camión se manejaba solo”, con un sólo comentario, López Rodríguez deroga la jurisprudencia en torno a la libertad y la culpabilidad para rehabilitar la literatura criminalista de signo determinista del italiano Cesare Lombroso.
Las declaraciones de la alcaldesa suenan a incompetencia e incapacidad. Frente a la realidad, López Rodríguez opta por el disparate. Impotente para combatir la inseguridad, apela al determinismo como raíz de toda violencia. Si “la calor” es el origen del delito, entonces nada hay que se pueda hacer en Acapulco para enfrentarlo. Y si nadie conduce el camión, como tesis, las balas que matan, tampoco pueden ser determinantes, los dos instrumentos no llevan conductor.
Quizás haya que pedirle a la alcaldesa que piense antes de hablar, pero todo indica que es inútil. Quizás habría que demandarle que se tomara más en serio su cargo, pero se antoja desproporcionado. Abolir de un plumazo la libertad y la responsabilidad personal está al alcance de muy pocos. Entre los elegidos, se encuentra López Rodríguez, maestra en derecho penal que en prueba de sus muy valiosos conocimientos declara que “la calor” es el verdadero causante de los delitos de la ciudad que con tanto tino administra. Pero hay soluciones para todo, también para “la calor”, como adquirir ventiladores gigantes para que desaparezca el delito de Acapulco.