EL-SUR

Sábado 11 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

De malas y peores noticias

Eduardo Pérez Haro

Abril 05, 2016

Para Azul Verdugo Pérez.

Por más que se haga el esfuerzo por encontrar las buenas noticias, nomás no hay manera. A no ser que hagamos el triste e increíble papel de los panegiristas que bajo el axioma de las cuentas nacionales, las estadísticas reiteradamente actualizadas y cada vez concluyentes de mejores índices y su expresión sin desglose, sin comparación alguna y fuera de trayectoria y de contexto, resulta que podemos configurar cuadros de cuentas alegres que, al final de cuentas no alcanzan para decir que se da cumplimiento a las promesas contraídas tras la asunción del régimen de gobierno en curso, con lo que sólo dan para filtrar la retorcida idea de que, estando tan mal las cosas en el mundo, nos va menos peor que a otros, haciendo escarnio de las dificultades en Brasil o haciendo eco del intento por satanizar el crecimiento de 6.5 por ciento en el PIB de China, porque ya no es del 10 ni del 13. O sea… el gobierno incumple y lo que es peor, se queda sin discurso.
¿Por qué al dar los datos del empleo no se dice qué tipos de empleos se agregan a las listas del IMSS y con qué niveles de ingreso, edad y sexo frente a los datos de comportamiento del empleo informal?, ¿acaso se trata de salarios dignos en áreas motores del crecimiento económico, abriendo oportunidades para jóvenes y mujeres?, nada de eso. ¿Por qué al dar cuenta del incremento de la masa salarial no se alude con referencia al nivel que ocupa la masa salarial en el PIB y en el crecimiento del PIB?, ¿acaso se incrementa el peso relativo de los salarios en la generación de riqueza? o ¿acaso crece en mayor proporción a la masa de las ganancias y lo hace a la par del crecimiento de las empresas medianas y pequeñas en clara señal de la “democratización” de la producción y la productividad?, no, no está pasando, el crecimiento no es de México porque no es de los mexicanos en un sentido extensivo e incluyente, sino sólo de unas cuantas empresas y unos cuantos grandes empresarios, y como contrapartida se reparte un quinto de la riqueza generada entre la masa de millones de trabajadores y se deja caer a las medianas y pequeñas empresas.
¿Por qué se habla del crecimiento del crédito al consumo y por qué no se dice a qué tasas de interés, comisiones y sanciones se concede?, cuando en condición de malvada usura éste se compromete con tasas de 40 por ciento y hasta el 80 por ciento mientras el mismo sistema financiero le ofrece réditos del 3 por ciento si usted cuenta y decide confiarle sus ahorros, y se dice del crédito a la producción donde se estarían generando los salarios y, por ende, la distribución del ingreso, pero no se aclara que éste es muy limitado para la reindustrialización nacional, en tanto que verdadero cambio estructural con liga a medianos y pequeños empresarios para la mejor integración de las cadenas de valor, ¿por qué se dice que crece la inversión extranjera y no se da cuenta de que la mayor parte se hace por la compra de las pocas empresas rentables de la industria y los servicios nacionales con lo que no se generan nuevos empleos, y tras la repatriación de utilidades se merma la capitalización de las ganancias?
Luis Carriles del periódico El Economista (01/04/16) nos da debida cuenta de la reciente descalificación del estatus crediticio de México con base a la quiebra técnica de Pemex. La calificadora de riesgos Moody’s redujo la calificación crediticia de México pasándolo de estable a negativo. Moody’s explicó que Pemex tiene deuda con vencimiento en 2016 por 11 mil 700 millones de dólares equivalentes a algo más de 200 mil millones de pesos. Además espera que la empresa pague alrededor de 4 mil 500 millones de dólares por intereses, algo así como 78 mil millones de pesos y 12 mil 500 millones de dólares en gastos de capital que equivalen a poco más de 216 mil millones de pesos, cuando las reservas probadas de hidrocarburos corresponden a ocho años, tomando una producción que desde 2012 se ha venido disminuyendo, y en 2015 se colocó en 2 millones 267 mil barriles, con un compromiso fiscal de aportación del orden del 30 por ciento de sus ingresos.
Nymia Almeida, vicepresidenta senior de crédito en Moody’s, dijo que los indicadores crediticios en Pemex empeorarán a medida que los precios del petróleo se mantengan bajos, la producción siga cayendo, los impuestos sigan altos y la empresa deba ajustar su gasto para cumplir con sus objetivos presupuestarios. Para el periodo de 2016 al 2018, la estimación de Moody’s es que la producción de Pemex se reducirá en un promedio de 5 por ciento al año, como consecuencia de la limitada capacidad de inversiones para estabilizar la producción, a pesar de que podría beneficiarse con inversiones financiadas a través de empresas conjuntas o acuerdos de cesión de derechos o la venta de activos como ya se prevé.
Pemex debe mucho, produce cada vez menos, vende a precios bajos y por tanto gana poco, por lo que técnicamente no tiene como salir a flote y la banca privada no le presta, a decir del Banco de México, la economía tiene una expectativa de menor crecimiento al originalmente estimado en los Criterios de Política Económica de la Secretaría de Hacienda, con lo que los ingresos del gobierno se reducen y, por tanto, éste apela a mayor endeudamiento y recorta su gasto en volúmenes adicionales para el próximo año, como lo anunció apenas el viernes pasado, en el orden de 175 mil 100 millones de pesos y aun así, se predispone a prestarle a Pemex más de 100 mil millones de pesos, porque la empresa, eufemísticamente llamada del Estado, no tiene a la vista otro acreedor que se disponga a correr el riesgo.
Efectivamente, bajo esta circunstancia Pemex no tiene a nadie más que le preste dinero para mantenerse a flote de aquí a que se defina o redefina su mejor futuro, pues ante este panorama la empresa vuelve a quedar expuesta al cuestionamiento constitucional de la propia reforma energética, y de otra parte, su crisis se hace extensiva al ámbito de las finanzas públicas que tienden a un desequilibrio de mayores dimensiones al perder punto de apoyo frente al progresivo deterioro de las condiciones internas de la economía que, pese al alegre indicador de ventas de la industria automotriz, las manufacturas en su conjunto reportan señales de debilidad, pues en febrero apenas aumentaron 0.9 por ciento anual, luego de una caída de 3.86 por ciento en enero, y un descalabro del 6.13 por ciento en diciembre del año pasado, siendo este el principal motor de crecimiento dentro del modelo con todo lo que se diga del consumo interior de la ANTAD y a pesar de la ventaja que se le pudiese conceder a la depreciación del peso frente al dólar, circunstancia de debilidad donde la acelerada dinámica del endeudamiento público puede desfigurarse con analogía a lo que ya le sucede a Pemex, para convertirle no ya en la quiebra de la principal empresa de la economía mexicana sino de México todo.
Mientras los aduladores acomodan cifras y palabras para intentar levantar un dique contra la fuerza de los hechos, el presidente Peña Nieto insiste en desafiar a sus críticos con más de lo mismo y levanta la voz sin pena ni gloria.

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