En los últimos meses mi familia y yo hemos sido víctimas de una campaña de odio, de infundios y de calumnias. Un asunto que se dirime en tribunales pretende ser litigado en los medios a falta de pruebas y legitimidad de una de las partes aprovechando la coyuntura política .
Mi convicción siempre ha sido confiar y respetar las instituciones e instancias legales. Que en tribunales se presenten pruebas y documentos, como marca el debido proceso.
No he querido litigar en medios porque estoy convencido que en nada abona a la construcción del Estado de derecho. Confío en que las autoridades locales o federales, de ser el caso, habrán de fallar en nuestro favor, con apego a la ley. Ello a pesar de lo que muchos opinan y más aún, de que me han dicho que quien difama ya acudió a hacer alegatos de oído ante diversas autoridades judiciales, penales y administrativas protegido por sus secuaces.
Aclaro, no he utilizado mi “fuero” para defenderme porque no creo en ello. Más aún, la fracción parlamenta de Morena ha presentado en tribuna una iniciativa de ley para terminar con el fuero legislativo.
En política no hay sorpresas, únicamente sorprendidos. Esta andanada en nuestra contra se inscribe en el contexto político actual. Al golpearme intentan golpear al movimiento que encabeza Lo?pez Obrador. Lo intentaron desde mayo, antes y durante las elecciones. Lo vuelven a intentar en este momento de reacomodos y ajustes. La consigna pareciera ser “péguenle a todo lo que huela a Morena”. Nunca entendieron y por lo visto, siguen sin entender.
En mi carrera me ha tocado estar cerca y al frente de la relación con los medios de comunicación y el manejo de redes sociales. Conozco cómo funcionan los resortes que impulsan campañas de este tipo. En la época de la post verdad, con las redes sociales aún en un terreno fangoso en cuanto a su verosimilitud y legitimidad (por ejemplo la elección de Donald Trump), donde cualquier persona u organización, oculta en el anonimato y con los recursos adecuados puede atacar a quien quiera, resulta fundamental analizar las fuentes y el destino de las campañas que allí vemos.
Mucho se ha dicho y hecho en mi contra y seguramente mucho más vendrá, pero estoy convencido de que la verdad siempre triunfa. La verdad nos hace libres. Quienes nos conocen, saben que siempre hemos actuado con rectitud, honestidad y transparencia.
No soy un santo, pero he transitado durante catorce años de vida pública con dignidad, legalidad y responsabilidad frente a mis cargos y con la ciudadanía.
Ante esta andanada no queda más que confiar en las autoridades y contribuir desde mi trinchera a la construcción de un estado con justicia, seguridad jurídica e instituciones fuertes.
No serán los infundios pagados y alentados por manos ocultas los que vengan a manchar una hoja de servicios limpia y transparente. “Porque todo el que hace lo malo odia la Luz, y no viene a la Luz para que sus acciones no sean expuestas”.