EL-SUR

Lunes 02 de Diciembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Decálogo para el nuevo gobierno municipal de Zihuatanejo

Silvestre Pacheco León

Diciembre 03, 2005

El gobierno municipal de Zihuatanejo que desde el primero de diciembre encabeza Silvano Blanco Deaquino, es el segundo que se integra bajo las siglas del PRD. Por eso mismo quizá su compromiso sea mayor, comparado con el primero, frente a una población más atenta, informada y exigente.

Los retos del nuevo ayuntamiento no son sencillos y como tampoco resultan renunciables, más vale poner claridad en ellos y repensar las estrategias que mejor resultado prevean.

  1. Gobierno participativo, moderno, transparente y eficiente. Las sesiones del cabildo deben ser públicas y abiertas. Transparentar las discusiones y decisiones del cabildo serán la mejor medida para elevar el nivel del debate y eliminar las prerrogativas a los regidores que son ofensivas para la sociedad. La plantilla de personal, los salarios, el monto de las obras, el presupuesto, las adquisiciones. Todo debe estar bajo el escrutinio de la sociedad. Los consejos de participación ciudadana deben contar con presupuesto para que cumplan con su finalidad, informando a la sociedad sobre logros y obstáculos. Un calendario público para la elección de representantes de colonias con atribuciones delimitadas, promoverá la participación comunitaria.
  2. Nada que huela a viejo régimen. Resulta conveniente, y no es una medida ociosa, limpiar la administración municipal de todo el lastre identificado con el viejo régimen. Me refiero a personajes enquistados en el gobierno, incapaces de renovarse pero diestros para inocular a los nuevos empleados y funcionarios los vicios, la corrupción, la ineficiencia y el burocratismo que caracterizó a los gobiernos pasados. La idea de hacer un gobierno plural no implica endosar el peso de ese lastre a la sociedad que ya                                                 ha manifestado su hartazgo en las votaciones.
  3. Adelgazar la burocracia. La reducción del gasto corriente es un imperativo si se quiere liberar mayores recursos para la obra pública y el desarrollo. Nada justifica un gasto operativo que llegue siquiera al 50 por ciento del presupuesto. Siempre ha sido exagerado que la nómina rebase los mil 500 empleados y más que la administración municipal tenga hasta 23 direcciones.
  4. Zihuatanejo, un modelo de limpieza. Durante muchos años dominó la vieja idea de que mantener limpia la ciudad significaba colectar y barrer la basura el mayor número de veces. Tanto, que el gasto de la dirección de servicios públicos llegó a representar el 10 por ciento del presupuesto municipal, con el agravante de que la ciudad seguía estando sucia. Para hacer del municipio un lugar limpio, se trata de ensuciar menos. El gobierno municipal debe encabezar la tarea educativa de la limpieza. Los más de mil 500 empleados que cobran en la tesorería municipal, deben poner el ejemplo. Una de las primeras acciones que el actual ayuntamiento debe emprender en diciembre es limpiar la ciudad, convocando a todos sus habitantes a barrer las calles con el ejemplo del cuerpo de regidores, de los directores y de las secretarías. Racionalizar el servicio de recolección permitirá ampliar su cobertura a todo el municipio. Si queremos mantenernos en la competencia turística el gobierno debe abandonar para siempre su idea provinciana de juntar y esconder la basura. El reto de construir un relleno sanitario, regional si es preciso, debe acometerse sin dilación.
  5. Hacer de Zihuatanejo una ciudad ordenada y jardinada. La coordinación del Fibazi con el ayuntamiento es un asunto definitorio del poder municipal. Ambos deben garantizar el respeto al ordenamiento ecológico y territorial de la ciudad. Resolver con eficiencia el problema de las invasiones redundará en la calida de vida de los ciudadanos. Ese será el mejor de los atractivos para la radicación de las inversiones. Por otra parte, hacer de Zihuatanejo una ciudad jardinada no es utópico, porque los recursos están ahí, desperdiciados. ¿Qué tiene Ixtapa que le falta a Zihuatanejo? ¿No nos merecemos una ciudad de primer mundo?
  6. Rescate y preservación de la bahía. Hasta hoy los gobiernos municipales se han ocupado y preocupado de la bahía nada más en sus discursos porque acciones realmente serias son las que siguen pendientes. Establecer un monitoreo permanente y público sobre la calidad del agua que liberan las plantas de tratamiento a la bahía, ayudaría al mejor desempeño de los empleados de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado porque estarían bajo la lupa ciudadana. Atender todas las denuncias de drenajes clandestinos en la ciudad y dar cuenta pública de ello es una tarea que la dirección municipal de ecología debe atender. Todo esto resultará más eficaz que las declaraciones y el maquillado de las cifras sobre la calidad del agua.
  7. Un nuevo modelo de desarrollo turístico. Zihuatanejo ha entrado a una etapa nueva del turismo. Ahora se habla mucho de la creciente afluencia de visitantes del bajío, de los turistas de cruceros y de las grandes inversiones públicas y privadas, de los megaproyectos que se están desarrollando, sin embargo el gobierno local desconoce el impacto que el fenómeno tiene en la vida municipal y se están dejando de aprovechar localmente para el desarrollo, las ventajas que se están creando.
  8. Al rescate de la paz social. El fenómeno de la inseguridad pública es un tema especial que no ha tenido la atención inteligente que requiere. Quienes se han ocupado de este problema lo simplifican hasta reducirlo al grado del absurdo: un problema donde se enfrentan los malos contra los buenos, un asunto que requiere amplia coordinación entre dependencias del gobierno; un caso de falta de presupuesto y de capacitación y de voluntad, etc. Quienes más eficacia han mostrado frente al problema son los pueblos indígenas con su policía comunitaria: sin recursos, sin capacitación y acosados por el ejército y por la policía estatal y el gobierno han abatido la delincuencia. Ellos en la marginación son la lección que no queremos leer porque, claro, son pueblos cuyas costumbres ancestrales y circunstancias particulares los han dotado de un blindaje del que nosotros, los ladinos, carecemos. De ahí que se requiera, para nuestro caso,                                                 un gobierno que promueva la más amplia participación social para que las medidas a tomar en este rubro cuenten con la inteligencia y compromisos consensuados. En todo caso, lo que debe guiar la conducta del gobierno municipal en este tema es una política                                                 encaminada a modificar los escenarios que provocan en nuestra juventud las conductas violentas y transgresoras que padecemos.
  9. Diversificar la oferta turística. Quiero insistir en la idea de impulsar el ecoturismo en toda la cuenca del río Ixtapa involucrando a las autoridades ejidales, municipales, estatales y federales. Dentro de la estrategia del desarrollo municipal resulta más barato la creación de empleos en el medio rural que en el urbano. Además, el desarrollo del ecoturismo pondrá al municipio a la vanguardia en el sector. Cuenta con bellezas naturales abundantes y diversas en toda la cuenca. Tiene miles de visitantes potenciales en sus cercanías, pero, sobre todo, va conformándose un sector amplio de ejidatarios interesados en conservar la biodiversidad con la confianza de que el ecoturismo es una alternativa para mejorar su calidad de vida. Si la estrategia se sabe desarrollar, estaremos también ante la posibilidad de pacificar el medio rural haciéndolo receptor de ingresos directos del turismo por su trabajo empeñoso.
  10. Emprendamos el desarrollo municipal. La idea de emprender el desarrollo municipal desde el gobierno local no es nueva y es de alabarse. De concretarse, se trata de crear un fondo para financiar proyectos que apoyen la iniciativa, creatividad y compromiso de toda la gente que tiene espíritu emprendedor. Eso es más inteligente que pretender inventar empresarios creándolos por decreto. La regla de oro en este caso es la asesoría a los interesados para determinar si                                                 los proyectos en que piensan pueden ser rentables.