Marcial Rodríguez Saldaña
Abril 05, 2018
Muchos temas que ha expuesto el candidato presidencial de la coalición electoral Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, han sido objeto de debate y qué bien que así sea para que los electores del país estén muy informados respecto de la profundidad de las propuestas de campaña, y entre tantos uno es el relativo a la democracia representativa y la democracia directa.
1.- Como se sabe, en el campo de la historia de la democracia se admite que ésta nació en Atenas, Grecia, en la época de Solón y Pericles –en los siglos VI y V, antes de nuestra era. Esto es así porque había participación de aquellos a quienes se les reconocía la calidad de ciudadanos –salvo las mujeres, esclavos, extranjeros etc.– que consistía en reuniones que se realizaban periódicamente en el Ágora en donde debatían y resolvían directamente los asuntos más relevantes de la Polis –ciudad–. Luego vinieron los imperios y las monarquías que aniquilaron toda participación popular en las decisiones políticas y se arraigó la concentración del poder en una sola persona lo cual condujo a los abusos desmedidos de poder y graves violaciones a los derechos humanos, lo cual provocó las revoluciones inglesa en el siglo XVII, la francesa a fines del siglo XVIII, la guerra de independencia de Estados Unidos y las luchas de liberación en América Latina a principios del siglo XIX.
2.- La lucha por los derechos políticos y por la instauración de la democracia ha sido muy ardua y paulatina, pero en general hemos llegado a una era del reconocimiento de la soberanía popular, del derecho de los ciudadanos a elegir a sus representantes y a ser electos. Ante el crecimiento de la población y el número de electores se ha establecido la democracia representativa en la cual los ciudadanos eligen periódicamente a representantes –del poder ejecutivo y de órganos legislativos– para que con base en sus atribuciones constitucionales tomen decisiones que impactan directamente en la población, sin embargo también se ha promovido la democracia participativa o directa que consiste en que el electorado resuelve decisiones relevantes de interés colectivo que no pueden ni deben ser tomadas por los representantes.
3.- Esta práctica de la democracia directa se ha ejercido en muchos países europeos, en América Latina, en varias entidades de Estados Unidos. En nuestro país distintos estados de la federación consagran en sus constituciones locales diversas formas de participación ciudadana como el referéndum, el plebiscito, la iniciativa popular o ciudadana, el presupuesto participativo, las sesiones abiertas de cabildo. A nivel nacional muy recientemente se aprobó en 2012 una reforma constitucional para incorporar la consulta popular, pero muy limitada –toda vez que no incluyó el referéndum y el plebiscito– la cual no se ha ejercido debido a las decisiones conservadoras de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
4.- Los críticos de la democracia directa arguyen que es peligroso que el pueblo ejerza su soberanía, quieren espantar con el petate del muerto de que Hitler impulsó decisiones plebiscitarias, pero en realidad los que se oponen a la democracia participativa, lo que defienden es a las elites aristocráticas y que pequeños grupos de poder tomen decisiones a nombre de la mayoría, a nombre del pueblo usurpando el principio de la soberanía popular. AMLO ha propuesto que decisiones fundamentales que tienen que ver con el patrimonio de la nación, como el petróleo y la energía eléctrica, se sometan a consulta de tal manera que no sea un pequeño grupo el que tome esas determinaciones. Este es el debate de fondo. ¿Quién toma las decisiones trascendentales de una nación? ¿Un grupo minúsculo de aristócratas o la mayoría de los ciudadanos?
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