EL-SUR

Sábado 10 de Mayo de 2025

Guerrero, México

Opinión

Descuidan legado de Lola Olmedo

Humberto Musacchio

Abril 14, 2025

Descuidan legado
de Lola Olmedo

La indoblegable Hilda Trujillo ha hecho circular en internet una denuncia sobre hechos gravísimos relacionados con el legado de doña Dolores Olmedo, del que han desaparecido obras catalogadas de Diego Rivera y Frida Kahlo, en tanto que se han agregado al acervo piezas apócrifas (falsas). Recientemente se denunció la pérdida de seis hojas del Diario de Frida, que se guarda en la Casa Azul. No menos grave es que obras de ambos creadores hayan aparecido en colecciones privadas y subastas públicas, en Estados Unidos y en México. A lo anterior se agregan opacidad y mal uso de recursos en los museos, por contrataciones y compras irregulares, la censura a proyectos culturales, manejo indebido de los derechos de autor y cierre del Museo Dolores Olmedo, pese a las disposiciones testamentarias de dicha señora. Resta sabe qué opina el Banco de México, pues existe un fideicomiso que obliga a esa institución a velar por el buen uso de la colección artística y otros bienes legados a la nación.

Julia López, modelo y artista

En Milán, Italia, donde se estableció en 2021, falleció Julia López (1936-2025), “El Ángel de Ometepec”, modelo que trabajó para los alumnos de La Esmeralda y de San Carlos, lo mismo que para artistas como Vlady, Diego Rivera, Chávez Morado, Raúl Anguiano y Francisco Corzas, entre otros. Guerrerense con sangre africana, amuzga y chilena –informa Merry MacMasters–, este último mestizaje se debió muy posiblemente a la migración de chilenos que en su viaje a San Francisco, durante la fiebre del oro, se detenían en la costa mexicana y no pocos se quedaron. Presencia frecuente en Bellas Artes y otros espacios culturales, la llegada de la superbelleza morena cimbraba hasta las mismísimas piedras. Por impulso de Carlos Orozco Romero se convirtió en pintora autodidacta y a partir de 1958 expuso su obra en México, Estados Unidos y varios países europeos. Perteneció al Salón de la Plástica y vivió varios años al lado de Rafael Coronel.

Homenaje a Pérez Montfort

Se presentó en el Centro Social Veracruzano de Coyoacán el libro de homenaje al historiador Ricardo Pérez Montfort La incansable tarea de mirar lejos (Ed. UV-Bonilla Artigas), volumen coordinado por Carlos Martínez Assad, con textos de 16 académicos. Pérez Montfort es un historiador de muy variados intereses, profesor de la UNAM e investigador del CIESAS (Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social). Dirigió la Revista de la Universidad y antes la publicación Desacatos. Revista de Ciencias Sociales. Autor de obras fundamentales como Lázaro Cárdenas. Un mexicano del siglo XX o Tolerancia y Prohibición. Aproximaciones a la historia social y cultural de las drogas en México 1840-1940, el reconocimiento es más que merecido.

La Viborilla, de Federico Arana

Doctor en Biología por la UNAM, donde fue profesor hasta su jubilación, Federico Arana es autor de una considerable bibliografía de divulgación científica, con obras como su Enciclopedia latinoamericana de omnisciencia, Método experimental para principiantes, Ecología para principiantes, Insectos comestibles o Ecología para niños. Sólo eso bastaría para verlo con respeto, pero además, con otros mexicanos formó el conjunto Los Jumiles, que recorrió Europa con cierto éxito. Aquí participó en bandas de rock como Los Sonámbulos, Los Inacapaches y Naftalina, con los cuales grabó una docena de discos. Con Los Sinners interpretó Rebelde radioactivo, pieza de su caletre que aparece al final del filme Simón del desierto, de Luis Buñuel. Esas experiencias lo llevaron a escribir la novela Las jiras, Premio Xavier Villaurrutia 1973, Guaraches de ante azul, Roqueros y folkloroides, Yo, mariachi, El rock en el cine mexicano, Grandezas y miserias del rock mexicano, Huitzillopochtli vs. Los rocanrroleros de la noche y ahora La viborita. El lado salvaje del drenaje (Ed. Letrame, 2024)
Tumban los corridos tumbados

En varios estados se prohíbe la ejecución en público de los “corridos tumbados”, porque al igual que muchos casos de reguetón, constituyen apología del delito. Sin embargo, no han faltado quienes han saltado a defender esas composiciones, pues consideran que se atenta contra la libertad de expresión o contra una tradición añeja: la de difundir hazañas o canalladas de ciertos delincuentes. Se menciona incluso que Pancho Villa y otros próceres, quienes por vivir una temporada como asaltantes recibieron el homenaje de uno o más corridos. Otro “argumento” contra la prohibición es que los corridos, tumbados o levantados, están inmersos en el gusto popular, lo que suponen como un factor de legitimación. La popularidad de ciertos “cantantes” promovidos por la delincuencia muestra que hay sectores del público que gustan y exigen loas a la criminalidad. La presidenta Sheinbaum dice que no está de acuerdo con la prohibición y que, en todo caso, lo que no se debe permitir es la difusión de elogios a los delincuentes. De acuerdo, pero de paso hay que pedir a las casas disqueras y a las emisoras de radio que no graben ni difundan las porquerías citadas. Hay que educar el gusto de las mayorías.