EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

DESDE ZIHUATANEJO

Silvestre Pacheco León

Octubre 08, 2017

La basura, y lo que apesta

Convengamos en que el problema de la basura en Chilpancingo tiene origen político, que su acumulación en las calles manifiesta la enorme incapacidad de un gobierno incompetente que ha llegado a su límite.
Aceptemos que el modelo de gobierno autoritario, clientelar y patrimonialista no puede garantizar ni siquiera la vigencia de los servicios básicos como el de limpia, recolección y disposición final de sus desechos porque ha sido víctima de sus propias limitaciones.
Ciertamente que el actual presidente municipal no es el único culpable, aunque por sus apellidos cualquiera puede colegir que se trata de un miembro de las prominentes familias chilpancingueñas que acuñaron el modelo de gobierno que hace rato está haciendo crisis.
Los capitalinos se han educado y viven bajo el reducto del más viejo estilo paternalista de gobierno, nacen y mueren con la idea de que el gobierno es omnipotente, que a él le deben todo porque todo les da, o les ha dado (aunque en realidad les regala las migajas, a menos que sean parte de los líderes, incluidos en la nómina, que no pagan predial, que tienen toma de agua clandestina y algún empleo sin devengar), hasta que la basura amenaza con sepultarlos.
La capital es el vivo ejemplo de una sociedad priísta, del desorden urbano y el caos vehicular, donde los cerros y sus bosques están convertidos en fraccionamientos, sin viabilidad para urbanizar.
Su sed insaciable ha vaciado los acuíferos del valle mientras la mancha gris del pavimento crece, dificultando al agua de lluvia su recarga.
La historia de Chilpancingo está nutrida de abusos cometidos contra los poblados vecinos que los subsidian, de donde ha tomado el agua, (Acahuizotla, Mochitlán, y ahora piensan hasta en el río Azul) sus bancos de materiales para construcción, y los terrenos para sus basureros, (Zumpango y Tixtla).
El otrora envidiable río que cruza la ciudad, en medio siglo se ha convertido en drenaje a cielo abierto, contaminando a todos los pueblos de la cañada.
Ahora es la basura la que los ahoga, y su acumulación en las calles que se nos ofrece como paisaje urbano es el colmo de la incompetencia oficial, aunque el actual presidente del PRI quiera ocultarlo, reprochando a los propios ciudadanos su exigencia de que las cosas sean de otro modo.
A falta de una propuesta inteligente, el líder priísta pretende acallar a los críticos de la gestión municipal con el argumento de que cuando Leyva llegó al cargo ya el problema de la basura existía (¿pretende que busquemos entre Mario Moreno, Reyes Betancourt y el propio Astudillo al culpable?).
De esa incompetencia nace el contrasentido que por un lado la Secretaría de Educación y tantos grupos ambientalistas eduquen a la población en el aprendizaje para separar sus desechos, teniendo como párvulos a los encargados de su recolección y disposición final.
En realidad el problema de la basura es muy fácil de resolver, en Chilpancingo y en el país, lo único que hace falta es un gobierno que averigüe lo que se hace en otras partes y que lo copie.
Claro que para hacerlo se necesita un gobierno que tenga autoridad, por eso convendría que el presidente municipal y el Cabildo renunciaran, para nombrar un concejo municipal que encabece la solución.
La basura, esos desechos que pudiendo ser reciclables los hacemos inservibles, es un negocio maloliente pero millonario. Eso lo saben los políticos y gobernantes empeñados en deseducar a la población, que habiéndose entrenado para separar sus desechos, mira cómo el camión recolector los revuelve.
Como se sabe, no todos, ni siquiera la mayoría de los residuos sólidos que producimos se llama basura, la basura se genera cuando esos residuos sólidos se mezclan.
El agua de los trastes y de la lavadora se pueden reciclar sin mayor tratamiento. Las cáscaras de la fruta y las verduras son elementos nutritivos para alimentar macetas y jardines.
El vidrio, el papel, el cartón y el plásticos (ni se diga el aluminio) son desechos o residuos sólidos reciclables, pero mezclados con sobras de comida y pañales se vuelven  la repugnante y maloliente basura que con ponerla en bolsas plásticas pretendemos ocultar (aunque no se pueda por mucho tiempo porque su fetidez invade nuestro sentido del olfato).

Propuesta para la limpieza  del ambiente

Se necesita un gobierno emergente, un concejo ciudadano que salve a la ciudad de la inmundicia y de la contaminación, tomando las medidas pertinentes en las que se debe involucrar a toda la población.
Se trata de convertir esta crisis en una toma de conciencia práctica para los habitantes que han sido criados en la absoluta dependencia de papá gobierno, que su coraje frente a la incompetencia se traduzca en disposición para hacer la separación doméstica de sus residuos.
1. Así como en la Ciudad de México se sabe qué autos no circulan determinado día de la semana, en Chilpancingo se puede hacer lo mismo estableciendo los días de la semana en que se recogerán los residuos reciclables en las rutas existentes con el mismo parque vehicular que se tiene. Así se reducirá drásticamente, en más de un 50 por ciento, el volumen de basura que ahora se desborda en las calles.
2. Establecimiento de una red de centros de acopio en escuelas y centros comerciales. Se pueden aprovechar temporalmente las canchas techadas y los estacionamientos de los centros comerciales, que son los que más desechos reciclables generan.
3. Convertir a los estudiante en los agentes del cambio para limpiar Chilpancingo, haciendo que lleven todos los días desde sus casas los residuos separados a sus escuelas y centros comerciales, para que funcionen como centros de acopio (se pueden aprovechar temporalmente como tales los estacionamientos y las canchas techadas).
4. El propósito a largo plazo sería convertir la separación de residuos en las viviendas como una obligación y una costumbre que podría tener una contraprestación o incentivo de parte del gobierno como la construcción de cisternas, dotación de tinacos y adaptación de techos para captar el agua de lluvia.