EL-SUR

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Guerrero, México

Opinión

Después del No en Colombia

Gaspard Estrada

Octubre 05, 2016

El resultado, totalmente inesperado, del plebiscito sobre el proceso de paz, ha cimbrado a Colombia y al mundo. Hasta el principio de la tarde del domingo, la mayoría de los observadores políticos –incluyendo los asesores del ex presidente Álvaro Uribe– pronosticaban una victoria holgada del Sí, apoyados en los resultados de las últimas encuestas de opinión publicadas a principios de la semana en la prensa colombiana. Para los defensores del No, la campaña del plebiscito tenía todo para dar la ventaja a la opción defendida por el presidente Juan Manuel Santos y el estado mayor de las Fuerzas Armas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP): poco tiempo de campaña, inexistencia de financiamiento público (lo cual favorecía a la plataforma del gobierno), apoyo decidido de la comunidad internacional a la opción del Sí. Sin embargo, la estrategia de polarización de la campaña del No rindió sus frutos, y volvió a poner a Álvaro Uribe en el centro del juego, lo cual pone en peligro el proceso de paz.
En efecto, el voto del pasado domingo tenía como objetivo poner punto final a un proceso político que comenzó en 2010, cuando Juan Manuel Santos, después de haber ganado las elecciones presidenciales, entabló conversaciones secretas con las FARC-EP, con el objetivo de poner punto final a la guerra existente en Colombia desde hace 52 años. Después de dos años de contactos por la vía de emisarios, entre ellos su hermano el periodista Enrique Santos, el presidente hizo públicos los “diálogos” con las FARC-EP, primero en Oslo, Noruega, y después en La Habana, mismos que se prolongaron por cuatro años, hasta llegar a la firma del acuerdo final de paz, el pasado lunes 26 de septiembre, en presencia de 15 jefes de Estado y de Gobierno, y de los secretarios generales de la ONU, Ban Ki-Moon, del FMI, Christine Lagarde, de la OEA, Luis Almagro, entre otros. A raíz del No, todo este proceso político se ha venido abajo, y no es posible decir si el proceso de paz podrá tener un desenlace positivo en el corto plazo.
Para las fuerzas que apoyaron el Sí en el plebiscito, el resultado es pésimo, pero queda claro que el mayor afectado es el presidente Juan Manuel Santos. En primer lugar, porque la realización del referéndum no constituía una obligación legal. Sin embargo, las duras reacciones de una parte del electorado colombiano al anuncio de los diálogos en La Habana hacia imprescindible el apoyo popular a un acuerdo tan importante para el futuro de Colombia. En segundo lugar, porque todo su mandato ha girado en torno a la búsqueda de un acuerdo de paz negociado con las FARC-EP, partiendo del hecho de que esta guerrilla se encuentra en una posición de debilidad. Si el proceso de paz llega a su fin sin un acuerdo, Juan Manuel Santos se quedará sin discurso, en un contexto de bajo crecimiento económico, de conflictos sociales en el campo, y más generalmente, de una creciente impopularidad en la opinión pública. En tercer lugar, porque este resultado va a provocar fisuras en la coalición del gobierno, de cara a las elecciones presidenciales del 2018. Hasta ahora, a pesar de la impopularidad presidencial, la gran mayoría de los partidos de la Unidad Nacional (nombre de la coalición gubernamental) estaban dispuestos a apoyar el proceso de paz, y en segundo lugar, las aspiraciones presidenciales del actual vicepresidente y precandidato no declarado a la presidencia, Germán Vargas Lleras (del partido Cambio Radical). Sin embargo, con el triunfo del No los partidos hasta ahora oficialistas podrían tomar otro sendero, esta vez opuesto a la ratificación de un proceso de paz negociado con la FARC-EP.
No obstante las anteriores dificultades para la coalición de Santos, la estrechez de la victoria del No (menos del 0.5% de diferencia) tampoco permite a las fuerzas hostiles al acuerdo de paz, dirigidas por Álvaro Uribe, desechar totalmente la iniciativa política tomada por el gobierno y las FARC-EP. La gran pregunta se encuentra en la agenda que querrá impulsar la oposición para “llegar a un acuerdo definitivo” con las FARC-EP. A menos que esta última, confiada por el resultado del pasado domingo, quiera jugar con el tiempo para dejar sin iniciativa política al gobierno y de esta manera facilitar su regreso al poder en 2018, con o sin paz.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada