EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Día de Muertos, de manifestación cultural a tragedia social

Abelardo Martín M.

Noviembre 06, 2018

Pareciera una broma afirmar, en el mes en el que se cultiva una de las más sensibles y firmes tradiciones de los mexicanos, la celebración del Día de Muertos, que el país se convirtió en un auténtico cementerio.
El clima de violencia que priva en el país adquiere tintes de sarcasmo y broma, cuando llegan las fiestas de los “santos inocentes y los fieles difuntos”, a quienes se recuerda con manifestaciones culturales familiares, privadas y públicas.
La tragedia que ha envuelto a Guerrero ha permeado ya en sus tradiciones y costumbres para convertirlas de una expresión cultural en espacio de protesta y reivindicación.
Así ha ocurrido con el Día de Muertos, que por su naturaleza era motivo de recuerdo y reunión familiar, desde la ofrenda casera, elaborada siempre con el pensamiento en los parientes idos, hasta la visita a los panteones, para enflorecer tumbas y recordar historias. La fecha ponía de manifiesto la compleja relación de nuestros pueblos con la muerte, simbólica y religiosa pero más festiva que solemne.
Hoy, esa evocación íntima se convierte en reflexión social y política. El pasado 2 de noviembre, por ejemplo, fue momento para que integrantes de la Red de Mujeres Feministas de Guerrero marcharan disfrazadas de “catrinas” por las calles de Acapulco, Chilpancingo e Iguala, para protestar por la ola de feminicidios en la entidad. Según las cifras que mencionaron, atribuidas a la Secretaría de Gobernación, en los primeros nueve meses del año se han cometido 213 asesinatos de mujeres en Guerrero, de los cuales al menos 43 se han clasificado como feminicidios.
Fue tal vez la más llamativa, pero no la única expresión de este tipo. Desde el último día de octubre y durante los dos primeros de noviembre, en calles y plazas de Chilpancingo diversos grupos de activistas, deudos, defensores de derechos humanos, entre otros colectivos, colocaron ofrendas y llevaron a cabo mítines, una misa y otras actividades en memoria de luchadores sociales y políticos asesinados o desaparecidos en la historia reciente en Guerrero. El listado de eventos conmemorativos y la mención de los recordados son indicativos de la magnitud del drama.
Pero quienes no dejaron de venir fueron los turistas, que como de costumbre en cada puente o festividad se desplazan a Acapulco y a otras playas y lugares de interés en el estado. Esta vez estaban dadas todas las condiciones para que el lleno en hoteles y lugares de hospedaje fuera total. No sólo se acomodaron las fechas para formar un larguísimo fin de semana, sino que el cierre de las llaves de agua en la ciudad de México, y la suspensión de labores por esa causa desde el miércoles en algunos casos en escuelas y centros de trabajo, prácticamente obligó a los capitalinos a abandonar la metrópoli, so pena de soportar las penurias por la carencia del líquido.
Los hoteleros fueron felices por unos días, aunque justamente unas horas antes del inicio del puente de Muertos, habían renovado la dirigencia de su asociación, en una reunión que sirvió para alertar sobre el cierre de muchos establecimientos como producto de la inseguridad, la violencia y las extorsiones que sufren los empresarios del ramo.
No son los únicos. La distribuidora de vehículos Ford en Chilpancingo también cerró sus puertas la semana anterior. Lo atribuyeron a las bajas ventas. Pero la verdad es que cuesta creer ese argumento en una época en que contar con un coche se ha vuelto una necesidad generalizada y una aspiración de la mayoría de la gente, y que la evolución de los sistemas financieros facilita enormemente que la gente se enganche en la compra de un auto.
Más bien hay que seguir la lista de otras muchas empresas que han concluido sus actividades, como embotelladoras y productoras de alimentos industrializados, entre otras, las cuales en muchos casos sí se han referido con claridad a la circunstancia que las ha llevado al cierre: los asaltos, robos y extorsiones, que hacen inviables sus negocios.
Y aunque estas muertes son de razones sociales y no de personas de carne y hueso, su desaparición es también una tragedia para la economía de la región y para las posibilidades de lograr el bienestar de la población.
Nadie en su sano juicio se atreve a cuestionar o a negar que la violencia y la inseguridad que privan en el país durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, se convirtieron en la pesadilla más terrible de los mexicanos. Territorios completos dominados por grupos delincuenciales, por mafias que surgieron a partir de la debilidad institucional y de gobierno que optaron por la vista gorda o por enfrentar el problema con fallidas e inútiles campañas de publicidad. El resultado les explotó en las narices como un portazo. Sus millones de spots exaltando los logros en seguridad, se convirtieron en auténticas campañas de promoción o mercadotecnia de la violencia. Indiscutiblemente Guerrero se convirtió en laboratorio y víctima de este grave problema.
Las innumerables “estrategias” de “Guerrero Seguro” se convirtieron en la burla de todo el país y en el mejor ejemplo de cómo resultaron fallidas, no dieron resultados y sí contribuyeron a agrandar y profundizar el problema ya de por sí agudo. Por eso el puente de la fiesta cultural de los muertos se pasa de una tradición, a una auténtica broma de la realidad.
Así han pasado los Días de Muertos en Guerrero.