EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Diálogo entre poderes

Florencio Salazar

Octubre 23, 2018

 

 

El 17 recién pasado, el gobernador Héctor Astudillo acudió a cumplir con la responsabilidad de informar al Congreso, mayoritariamente integrado por Morena y sus aliados políticos. Los legisladores y legisladoras de los siete partidos, intervinieron con críticas y reconocimientos al desempeño gubernamental.
Pablo Amílcar Sandoval, diputado por Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, hizo la puntual relación de los datos socio-económicos de la entidad, señalando las condiciones de inseguridad, pobreza, desnutrición, embarazos tempranos y otros datos más, a los que el gobernador Astudillo se ha referido, en diferentes oportunidades, como las “cifras de la vergüenza de Guerrero”.
La oposición fue crítica y el Ejecutivo sensible. No descalificó a quienes lo cuestionaron: “La democracia significa pesos y contrapesos, exigir y rendir cuentas. Dialogar, conversar y avanzar juntos”, dijo Astudillo Flores, enfatizando que gobernar Guerrero “nunca ha sido tarea fácil, la historia tiene una narrativa clara de las dificultades y adversidades”. Y aunque los desafíos políticos parecen cambiar con el tiempo, los problemas de origen subyacen.
Habrá que leer el Diccionario Universal de Manuel Orozco y Berra, a propósito de las condiciones del recientemente creado estado de Guerrero: “Si bien todos invocan el progreso a futuro que les brindará el nuevo Estado para poder salir de la miseria y la barbarie, se menciona una geografía abrupta que deja a los hombres en el atraso social (…) una educación inexistente, sin maestros ni escuelas; una economía debilitada (…) sin más industrias que telares y jaboneras locales; una producción agrícola de autoconsumo y sin mercado; una pésima distribución de la riqueza (…) una situación de violencia y luchas raciales que se manifiesta en constantes alzamientos de los nativos (…) Una pobreza generalizada…”
Y dice más: “Es probable que el Sur haya sido mal administrado por Toluca y el gobierno nacional, pero los habitantes del Sur también se rehusaron a prestar obediencia a las autoridades estatales y nacionales, prefirieron ejercer sus derechos políticos a través de caudillos todopoderosos que se rodearon de clientelas fieles y adictas” (citado por Gerald L. McGowan, La separación del Sur). La enciclopedia se publicó en 1855, seis años después de la creación de nuestra entidad federativa. Ello significa que en 163 años las condiciones de Guerrero no han cambiado lo suficiente como para ser una entidad progresista.
Los graves problemas del Sur se fueron acumulando y la precaria hacienda estatal ha sido fiel reflejo de la debilidad institucional. Cualquier día del año 1973, el gobernador Caritino Maldonado salía de sus oficinas. El periodista Reemberto Valdez Ortega, le dijo: “Cari, ya tienes dos años y no se ve obra alguna”. Con molestia contestó el gobernador: “¿Sabes en qué se gasta el presupuesto? En comidas para 300 tenedores en la Ciudad de México; hay que tener quietos a nuestros paisanos, porque allá solo se la pasan conspirando para que caiga el gobernador” Y remató: “Las obras que venga a hacerlas la Federación”.
A mi generación le ha tocado vivir enfrentamientos, levantamientos armados, masacres y caída de gobernadores.
La suma de los nuevos a los viejos problemas alejan a la sociedad del Estado de derecho. No cayó del cielo este coctel de conflictos: atraso, incomunicación y pobreza con más violencia, narcotráfico e inseguridad; a ello hay que agregar el fenómeno global de la protesta social, que disputa el poder al Estado y limita la eficaz ejecución de las políticas públicas.
Con dedicación, atención a los problemas y constantes giras por los municipios, Astudillo Flores ha recuperado la gobernabilidad, muy debilitada hace tres años. Pero mientras Guerrero no sea tratado como un asunto de seguridad nacional se mantendrá en el rezago y será un riesgo potencial para la tranquilidad del país. Sin hipérbole: analícese desde la resistencia independentista de Vicente Guerrero, pasando por el Plan de Ayutla y las guerrillas de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, hasta el impacto causado por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Aquí, desde siempre, el tigre ha estado suelto.
Héctor Astudillo es un político netamente suriano. Conoce al estado, sus poblaciones y sus problemas. Su trabajo es responsable y atento. Hay muchas necesidades en nuestro estado, lo que faltan son recursos, como también falta el compromiso de algunos sectores sociales que carecen de visión suficiente sobre el interés general.
El Tercer Informe de Gobierno, hay que decirlo, fue un acto de la mejor hechura política por su ánimo constructivo; las diferencias expresadas con cortesía tienen más peso que los insultos. El gobierno y la oposición dialogaron, convencidos de que “la diversidad ideológica debe ser fortaleza, no debilidad”.
Ojalá que los nuevos tiempos contribuyan a resolver los históricos conflictos de este sufrido estado.

Etiquetas: Florencio Salazar, México, Guerrero, informe de gobierno, inseguridad, pobreza, desnutrición, “cifras de la vergüenza de Guerrero”, Astudillo, gobernabilidad, diálogo, resolver conflictos históricos.