EL-SUR

Lunes 22 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Didáctica política

Arturo Martínez Núñez

Abril 26, 2022

Morena debe de convertirse en un partido en movimiento y en un movimiento hecho partido. Morena debe de profundizar su tarea de mantener concientizada a la ciudadanía. No es suficiente, aunque es de reconocerse, lo que se hace entre procesos electorales como el reciente ejercicio de revocación de mandato.
El Instituto de Formación Política de Morena, por las razones que sea, no ha terminado de consolidarse. En Morena no existe la formación de cuadros, pocos se preocupan en informar a las nuevas generaciones que habrán de tomar el relevo en una lucha que tiene que ir mucho más allá del horizonte del actual sexenio. Hace algunos días el presidente López Obrador felicitaba a la joven diputada chihuahuense Andrea Chávez y señalaba que se quedaba contento y tranquilo porque ya venían los nuevos cuadros y estaba listo el relevo generacional. Esto no es del todo cierto, hay mucho por hacer. Morena tiene que ocuparse y preocuparse por las labores de estudio y de enseñanza de las nuevas generaciones. Qué bueno que exista una y varias diputadas talentosas, jóvenes y con capacidades para la comunicación, pero ellas, lejos de ser la regla son la excepción.
Esta labor no la va a hacer el presidente de la República, tampoco la van a hacer los dirigentes del partido ni las autoridades electas, ellos tienen ya suficiente trabajo cumpliendo la encomienda que el pueblo les ha conferido. Los militantes de Morena tampoco debemos de esperar sentados a que nos tiren línea o esperar que un rayo de esperanza nos dicte los pasos a seguir. Es importante que cada uno de nosotros en la medida de nuestras capacidades organicemos círculos de estudio, de debate, de información y de defensa de la cuarta transformación. La prueba de fuego vendrá en el 2024 en donde lo que se va a decidir es si profundizamos la transformación del país o la suavizamos y edulcoramos con candidatos más cercanos al régimen que pretendemos transformar.
Es encomiable la labor que han hecho algunos compañeros como el senador con licencia Félix Salgado Macedonio, que se lanzó a recorrer el territorio promoviendo la consulta. Hay que entender que cuando se llega a los puestos la lucha no termina sino que por el contrario, es el momento en el que se debe de profundizar el trabajo y aumentar la intensidad. Aquellos políticos y pseudo dirigentes que al llegar al puesto se apoltronan merecen el desprecio de sus electores.
Hay que tener una cosa perfectamente clara: los representantes del viejo régimen no descansan ni van a descansar hasta ver restablecidos sus privilegios. Por ello, los militantes de la Cuarta Transformación, no tenemos derecho a dejar de trabajar en la misión de mantener y profundizar el cambio verdadero.
Al finalizar el sexenio del general Lázaro Cárdenas, el mejor presidente de México del siglo XX, dos claros contendientes disputaban la candidatura por el partido en el poder: por un lado el general Francisco J. Mújica, amigo y compañero del general Cárdenas de posiciones ideológicas aún más radicales de las del gigante de Jiquilpan; del otro lado, en las antípodas ideológicas, Manuel Ávila Camacho general de escritorio, era mucho más moderado y supo vender la idea de que probablemente la transformación emprendida por Cárdenas había ido muy lejos y habría que moderarla para evitar la ruptura. El desenlace de la historia todos lo conocemos: Cárdenas optó por Ávila Camacho y la transformación que comenzara Cárdenas dio un giro de 180 grados para convertirse en el priiato que duró más de 70 años en el poder. Por eso no debemos ni podemos equivocarnos, tenemos que profundizar en la tarea pedagógica y política para evitar que la cuarta transformación caiga en manos de los nuevos Ávila Camacho infiltrados ya en las filas de Morena y sus aliados.