EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Diluvio sobre mojado

Humberto Musacchio

Noviembre 09, 2017

Un día sí y otro también llueve en la milpita del gobierno federal. Ayer se revela que Los Zetas (¡huy, que novedad!) sobornan funcionarios, al siguiente nos enteramos de que numerosos mexicanos –todo ellos ricos–tienen cuentas en paraísos fiscales para evadir impuestos –sólo Carlos Slim ha salido a aclarar lo que le corresponde–, luego se revela que a damnificados de los sismos en el sur del país les vaciaron sus tarjetas Bansefi mediante las cuales recibieron 15 mil pesos para reconstruir sus casas.
Y cuando estamos sin procurador general de la República ni fiscal en puesto similar, aparecen informaciones en las que la PGR queda mal parada, pues no investiga o investiga muy poco, y cuando investiga cesan a los que andan haciendo indagaciones, como le ocurrió al fiscal especial para Delitos Electorales, que no se caracterizaba por su diligencia, pero que al convertirse en un riesgo para el establishment simplemente lo bajaron del caballo.
Cinco años después de las elecciones de 2012 ¡por fin! se multó a la entidad financiera que aportó las tarjetas con las que el PRI compró votos en ese año. Por supuesto, la sentencia ya no modifica los resultados y los guardianes del orden aplauden con entusiasmo.
Antes, en diversos países de Latinoamérica se persigue a la empresa Odebrecht y altos funcionarios de esa firma brasileña dicen haber entregado sobornos a muy altos funcionarios mexicanos. El nombre de Emilio Lozoya aparece en las denuncias y hasta se dijo que su expediente ya estaba en la Fepade, pero despidieron al fiscal de esa dependencia y ahora, para cerrar el círculo, el juez primero de distrito en materia de amparo suspende de manera indefinida cualquier solicitud de aprehensión contra el citado señor Lozoya, que fuera director de Pemex.
Y a propósito de Pemex, sigue al alza el saqueo de los ductos de combustible por bandas de huachicoleros, pese a que algunos grupos han sido arrestados y confiscados los vehículos en que transportaban los derivados del petróleo. Pero si la extracción de los ductos continúa e incluso aumenta, es lógico suponer que buena parte de la gasolina que consumen los automovilistas es robada y que están involucrados en tan ilegal negocio concesionarios de gasolineras, dueños de pipas y funcionarios de Pemex.
En las cárceles son cada vez más frecuentes los motines, pues los reclusos no sólo tienen que soportar malos tratos de los celadores, sino que están sometidos a toda clase de exacciones y abusos por parte de los núcleos dominantes de los mismos presos, con la tolerancia y probablemente la complicidad de las autoridades penitenciarias.
Al respecto, Documenta, una organización no gubernamental, informa que en los últimos ocho meses suman más de mil los incidentes violentos en las prisiones del país, y señalan que una de las causas es la sobrepoblación, que bajo el “autogobierno” que rige en las cárceles, debe ser lo que genera explotación, cobro de cuotas, tráfico de estupefacientes, violaciones, riñas y asesinatos y su contraparte, enriquecimiento ilícito de los administradores, privilegios y un desorden que no puede controlar la Secretaría de Gobernación.
La reforma educativa acabó –porque fracasó y no hay manera de revivirla– y sigue el desastre en la formación de niños y jóvenes, mientras que la política de restringir el gasto público deja a varias universidades en la insolvencia, en tanto que se permite a las instituciones privadas de enseñanza hacer negocios a costa de la vida de sus profesores y educandos, como ocurrió en el Tecnológico de Monterrey plantel Coapa.
De la seguridad mejor ni hablar. A plena luz del día rompen a martillazos los aparadores de una joyería de Santa Fe en un centro comercial supervigilado. Sigue mientras tanto la danza de la muerte iniciada irresponsablemente por Felipe Calderón y continuada con entusiasmo en el presente sexenio, lo que sin embargo no es capaz de contener la ola delictiva.
En política exterior la Cancillería está convertida en escupidera de Trump y el señor secretario de Relaciones Exteriores se comporta como fiel servidor de los actuales intereses de Washington y se mete en política interior de Venezuela, expulsa al embajador norcoreano e interviene en el conflicto catalán a favor de la ultraderecha española.
Y entre mil cosas más se puede agregar que dos terceras partes de los mexicanos viven en la pobreza, con salarios de hambre. ¿Esa es una buena forma de gobernar?