Marcial Rodríguez Saldaña
Abril 04, 2019
Este viernes 5 de abril, el H. Consejo Universitario de la Universidad Autónoma de Guerrero celebrará una ceremonia solemne en Acapulco, para otorgar el Doctorado Honoris Causa a la senadora Ifigenia Martha Martínez y Hernández, a Porfirio Muñoz Ledo, Presidente de la Cámara Federal de Diputados, y a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
1.- Honrar a las mujeres y hombres que se destacan en cada sociedad es un acto de justicia, de nobles y buenas costumbres en razón de que se valora el esfuerzo, el talento de quienes con sus virtudes ilustran con su ejemplo a las generaciones del presente y del futuro.
Reconocer las cualidades de nuestros semejantes enaltece la fraternidad y la solidaridad frente al egoísmo, la envidia, la hipocresía, la avaricia. el odio, la vanidad, la ambición, la injuria, la calumnia, la denostación y la mezquindad, que son formas de degradación humana.
Decía el gran jurisconsulto romano Marco Tulio Cicerón: honos praemium virtutis, el honor es el premio a la virtud. Esto implica que cuando se honra, se admira la virtud.
2.- El Doctorado Honoris Causa es una distinción que otorgan las universidades a personas que realizan contribuciones relevantes a la sociedad, sea en el campo de la ciencia, del arte, la cultura y a la vida pública. En este caso, se trata de reconocer las aportaciones significativas a la transición política-democrática de la nación de tres personajes que han jugado un papel decisivo, en este proceso como son Ifigenia, Porfirio y Cuauhtémoc.
La evolución del sistema político de México en la etapa post-revolucionaria, estuvo marcada en un primer momento por la existencia de un sistema político cerrado, con un partido de Estado –en donde las disputas por el poder político se daban en su interior–, con diferentes variables, como un partido hegemónico, luego dominante, pero nunca poniendo en riesgo el poder frente a la oposición política.
3.- La historia en general es un proceso dialéctico, y más aún el desarrollo político, en donde los hechos se van concatenando unos a otros. El sistema político autoritario mexicano post-revolucionario tuvo periodos y momentos muy graves como la represión a los movimientos de los trabajadores ferrocarrileros, de los médicos y del magisterio a fines de la década de los años cincuenta. Esto se replicó en las entidades federativas como fue el caso de la represión en contra del movimiento estudiantil popular en Guerrero que culminó con una masacre en Chilpancingo el 30 de diciembre de 1960. Y más tarde se trasladó a nivel nacional con la represión a los movimientos estudiantiles de 1968 y 1971, y de nuevo a los Estados, como la guerra sucia en Guerrero en los primeros años de la década de los setenta que dejó cientos de asesinados y desaparecidos.
4.- El régimen político autoritario mexicano hizo crisis en 1976 cuando solo hubo un candidato a la presidencia de la República, de ahí provino la reforma política anunciada en Chilpancingo en 1977, que permitió el registro de nuevos partidos políticos y la aprobación del sistema de representación proporcional en el Congreso Federal y los locales y el reconocimiento a triunfos de la oposición como el caso del municipio de Alcozauca en 1980, que fue el primer municipio ganado por la izquierda encabezado por el gran luchador social y político Othón Salazar Ramírez.
El régimen autoritario había abierto algunos espacios de poder político a la oposición, pero sin poner en riesgo el poder. La representación proporcional en los órganos legislativos, algunas diputaciones en distritos uninominales, ciertas presidencias municipales, eran solo una mascarada democrática.
5.- La lucha de la oposición y la ruptura en el PRI en 1986-87 con la formación de la Corriente Democrática, fue el cisma que eclipsó al sistema político autoritario mexicano. La elección presidencial de 1988 fue el momento electoral que permitió canalizar el impulso democrático popular acumulado durante décadas. Es aquí, en estos momentos decisivos en la historia política de nuestro país en donde Ifigenia Martínez, Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas y muchos más demócratas jugaron un rol determinante en la transición política democrática que hoy se apresta a un cambio de régimen político. La importancia de fracturar al régimen de los hoy homenajeados, de tomar una decisión sin nada a cambio, de arriesgar sus proyectos políticos personales por un proyecto democrático de la nación es lo que vale. Luego vinieron las campañas presidenciales de 1994, de 2000 y las reformas electorales que fueron preparando las condiciones de la transición. Por ello, por su contribución notable a la transformación democrática de México, hace muy bien la comunidad universitaria de Guerrero en honrar a estos tres personajes ilustres en la historia política nacional.
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