Ángel Aguirre Rivero
Noviembre 15, 2024
LA POLÍTICA ES ASÍ
La postura de Trump al asumir la presidencia del vecino país conlleva la amenaza de frenar la entrada de migrantes y criminales a su país, así como evitar a toda costa que en México se produzcan inversiones chinas, a quienes el nuevo presidente ha señalado imponerles aranceles de hasta un 60 por ciento.
Quizá una faceta poco conocida de Trump es la de actor. Apareció como efímero actor en la película Mi pobre angelito 2: perdido en Nueva York en 1992 y en una decena más, sin olvidar la famosa serie El Aprendiz y su célebre frase “¡You’re fired!”.
Esto no significa que se deban desdeñar sus anuncios, pero sí verlos como una dura etapa de negociación, donde sería un error “doblarse” desde un inicio, como ya lo pregonó en una ocasión.
Los amagos de Trump ya tuvieron respuesta de este lado: “Si nos suben los aranceles (impuestos) que se cobran sobre los bienes comerciales que importan o exportan de un territorio, nosotros también los subimos”, respondió el secretario Marcelo Ebrard ante las amenazas del presidente electo Donald Trump de cobrar el 25 por ciento a las exportaciones mexicanas.
La postura de Ebrard Casaubón es realista y se entiende como escarceos verbales, parte de la negociación, al señalar que un incremento en los aranceles lo único que generaría sería una inflación galopante para ambos países, y quienes pagarían las consecuencias serían las grandes mayorías de la población.
Por otro lado, el secretario de Economía tiene ya la experiencia de haber sobrellevado la relación con Trump como canciller.
Y en los temas del narcotráfico, vale la pena preguntar qué hace el gobierno de Estados Unidos para que cada año mueran más de 100 mil jóvenes por el consumo de fentanilo, o para frenar el ilegal tráfico de armas hacia nuestro país.
Lo que no se ha entendido es que se deben desarrollar acciones coordinadas entre los gobiernos, implementar programas educativos y de prevención, promover fuentes de empleo para jóvenes y combatir, desde el punto de vista financiero y operativo, a quienes, en ambos países, están acabando con la sociedad estadunidense.
Como sea, el tema de seguridad es crucial para ambas naciones y se debe trabajar en ello de manera coordinada.
Otro tema a revisión es la migración ilegal hacia el vecino país, donde México se está convirtiendo en destino final de miles de centroamericanos, sudamericanos y antillanos que fracasan en su intento de cruzar la frontera norte.
Guerrero tiene su propia circunstancia en el tema migratorio. Desde mi perspectiva como exgobernador de Guerrero, los guerrerenses en la diáspora forman parte fundamental de las comunidades mexicanas en ese país. Se estima que una proporción considerable de los aproximadamente 10.6 millones de inmigrantes mexicanos proviene de Guerrero.
En 2022, los migrantes mexicanos enviaron 831 mil millones de dólares en remesas a sus países de origen. En el primer trimestre de 2024, llegaron a Guerrero por esa vía 704.5 millones de dólares (El Sur, 2 de mayo de 2024, https://bit.ly/3UTy4jM), oxígeno puro para miles de familias guerrerenses.
El panorama para los migrantes guerrerenses en Estados Unidos es complicado: de enero a mayo de 2024, 7 mil 254 paisanos fueron deportados, posicionando al estado como el segundo con mayor número de deportaciones, solo detrás de Chiapas.
La retórica y las propuestas de Trump sobre migración han elevado la incertidumbre y el temor entre millones de inmigrantes indocumentados. Trump ha mencionado que deportará entre 15 y 20 millones de inmigrantes.
Las políticas migratorias deben centrarse en la protección de los derechos humanos y la dignidad. No podemos seguir tolerando la criminalización de los migrantes.
Por eso hago un llamado a ambos gobiernos y a la comunidad internacional para que reconozcan y respeten los derechos de los migrantes, sin importar su estatus legal.
Del anecdotario
Corría el año de 1985. Don Alejandro Cervantes Delgado, siendo gobernador de nuestro estado, había decidido trasladarse a Houston, Texas, para una operación a corazón abierto; su ausencia sería de poco más de un mes.
Al despedirlo, en las escalinatas del avión, me entregó un folder que contenía un oficio y entonces pregunté: –“¿Alguna instrucción, señor gobernador?”.
En dicho documento, me nombraba Encargado de Despacho, ocupando yo el cargo de Secretario de Gobierno a los 28 años de edad. El nombramiento me cayó por sorpresa y estaba consciente de la gran responsabilidad que ello implicaba.
Por aquellos días, habían proliferado en Acapulco establecimientos que eran conocidos como las “casas macabras”, donde se jugaba el bacará, dados, ruleta, hueso, barajas y otros vicios de manera clandestina.
Por lo que, a la semana de haber tomado la responsabilidad de Encargado de Despacho gubernamental, tomé la determinación de proceder a su clausura en un operativo que hicimos a las 3 de la madrugada. Detuvimos a quienes se encontraban jugando, incluidos algunos funcionarios que tuvimos que meter a la cárcel.
Alarmado y convaleciente, don Alejandro me llamó desde Houston para decirme que había un gran escándalo en Acapulco por las medidas que yo había tomado, y le contesté: –“Usted me dejó aquí para resolver problemas, y que no le mientan, la sociedad de Acapulco ha tomado muy a bien el operativo que hicimos, señor gobernador”. Se quedó tranquilo.
Cuando regresó, me dio un abrazo. Y aún resuenan en mi mente sus palabras: –“Aguirre, ya está usted preparado para ser gobernador”.
Ese era mi maestro: Alejandro Cervantes Delgado.
La política es así…