EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Eficacia y eficiencia

Arturo Martínez Núñez

Agosto 23, 2022

Deng Xiao Ping el premier Chino decía que a la gente no le importa si el gato es blanco o es negro sino que atrape ratones. Los gobiernos tienen que ser eficaces, eficientes y dar resultados tangibles a la ciudadanía. Un gobierno que no da resultados es un gobierno fallido. Un gobierno que vive de los éxitos ajenos es un gobierno fallido. Un gobierno que vive de criticar al pasado es un gobierno fallido.
Los gobiernos deben de dar soluciones a la ciudadanía. La ciudadanía no es responsable de que el anterior gobierno haya hecho o dejado de hacer. Cada gobernante es responsable por el tramo de la historia que le toca. Nunca hay una circunstancia propicia y siempre habrá imponderables y externalidades.
Al gobierno no se llega a aprender, se llega a resolver y a compartir las experiencias y los conocimientos. Al gobierno no se llega a hablar sino a escuchar. Al gobierno no se llega a improvisar sino a consolidar.
Un gobierno es tan exitoso como el menos eficaz de sus colaboradores. Un gobierno exitoso mide, evalúa y corrige lo que sea necesario y cambia lo que tenga que cambiar. Un gobierno exitoso no se construye a partir de cuates ni de cuotas sino a partir de perfiles, trayectorias y cualidades.
Un gobierno que no escucha a sus críticos es sordo. Un gobierno que no ve sus errores es ciego. Un gobierno que no expresa el sentir del pueblo es mudo.
Un gobierno no mide su éxito en función de encuestas sino en función de la gobernabilidad que logra. Un gobierno no mide su éxito en el aplausometro sino en los indicadores de desempeño. Un gobierno no mide su éxito en las elecciones sino en la historia.
Ay de aquel gobernante al que la soberbia le gane la partida. La soberbia es la peor consejera en política. La soberbia obnubila y distorsiona. La soberbia encapsula. La soberbia aísla y aprisiona. “Cómo vamos?” Pregunta el gobernante. “Muy bien!” Contestan los corifeos.
Los gobiernos deben de oxigenarse y renovarse. El agua estancada se pudre. El confort genera parálisis e inacción.
Seis años pueden parecer mucho tiempo pero se van en un suspiro ya no digamos tres.
Los gobernantes eficaces nunca están conformes con los resultados obtenidos, siempre exigen más y buscan áreas de oportunidad para mejorar. Los gobernantes eficaces se reúnen permanentemente con sus subordinados y les exigen cuentas. Los gobernantes eficaces entienden que los únicos responsables jurídica, histórica y políticamente son los titulares. Nadie jamás recordará y menos culpará a determinado secretario o director general.
Los gobernantes eficaces no son esclavos de su agenda sino amos de ésta. No se extravían en el calendario cívico y recurrente sino que lo aprovechan en favor de su proyecto. Los gobernantes eficaces comunican bien y fijan el tono de la discusión pública. Los gobernantes eficaces saben que primero es lo importante y luego lo urgente.
Gobernar es un arte y es una ciencia. Es verso y es prosa. Es conciencia, constancia y circunstancia. Entiende que la política es cíclica y que lo que hoy está arriba, mañana estará abajo. Gobernar es una tarea complicada y celosa que no admite distracciones ni descansos. Gobernar requiere entrega total y desapego. Requiere sacrificio sin esperar nada a cambio. Los aplausos de hoy son las rechiflas de mañana. Los aliados de hoy son los adversarios de mañana. El que con todos quiere quedar bien termina necesariamente quedando mal con todos.
Gobernar es una alta responsabilidad y un enorme privilegio. Hacerlo bien es complicado y se necesita toda la ayuda posible. Es más fácil terminar en el basurero de la historia que en un pedestal.
Los ciudadanos debemos de desear y exigir que a los gobernantes les vaya bien porque si les va bien a los gobernantes le irá bien a los ciudadanos.