EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El BID tiene que ser presidido por un latinoamericano

Gaspard Estrada

Agosto 12, 2020

América Latina vive una de las crisis más dramáticas de su historia. Y lo peor está por venir: la pandemia dejará un saldo de proporciones todavía impredecibles, ya sea en el terreno sanitario, económico, social o político. Para poder mitigar y revertir esta situación, la región tendrá que captar recursos financieros extraordinarios. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), uno de los mayores bancos de desarrollo del mundo, está llamado a ejercer un papel fundamental para evitar que la nueva década perdida se transforme en una generación sacrificada.
Sin embargo, la renovación de su presidencia, prevista hasta ahora para septiembre de este año, pone en peligro el futuro del BID. Donald Trump lanzó la candidatura de su asesor Mauricio Claver-Carone a la cabeza de este organismo multilateral, rompiendo el pacto no escrito acordado entre los países fundadores. Al proponerlo, el inquilino de la Casa Blanca está repitiendo el guion de su administración desde su inicio: un cálculo electoral de corto plazo, así como una voluntad de instrumentalizar a las instituciones internacionales en su batalla contra China. El todo mezclado con la arrogancia de querer hacer de esta candidatura un hecho consumado.
Y es que la región se encuentra dividida y polarizada como pocas veces en su historia. Varias capitales, como Brasilia, Bogotá o Quito, han pasado inclusive a respaldar públicamente la candidatura estadunidense. Por otro lado, numerosas voces respetadas han criticado esta nominación. Al hacerlo, dejaron clara la importancia que tiene esta elección para el futuro de las relaciones interamericanas y el desarrollo económico y social de la región. Pero la fragmentación política latinoamericana y las presiones de Washington pueden conducir a que el candidato de Trump gane, aunque este último pierda su reelección en noviembre. Por ello es imprescindible que los países accionistas del banco asuman sus responsabilidades, y respalden una solución latinoamericana después de las elecciones norteamericanas.
Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump advirtió que su política exterior hacia América Latina giraría alrededor de dos estrategias electorales paralelas: llamados a su base política a nivel interno en temas como la inmigración, las drogas y el comercio, y una propuesta agresiva para el sur de la Florida sobre Cuba, Venezuela y Nicaragua. Estas decisiones fueron el fruto del empoderamiento del senador Marco Rubio, que, al volverse el “zar” de esta administración para América Latina, pudo imponer a su alfil Mauricio Claver-Carone como asesor del presidente para la región. Esta deferencia hacia el congresista de Florida tiene una explicación: votos para la reelección de Trump. Este último sabe que sin una victoria en este estado, dejará de ocupar la Casa Blanca en enero del próximo año. Así que darle la candidatura a un cercano de Rubio es una necesidad electoral para él.
Pero no solo se trata de votos: si Claver-Carone gana, está claro que este grupo querrá imponer su agenda radical al transformar la naturaleza del banco, haciendo del BID un mero brazo ejecutor de la Casa Blanca en su disputa contra China en América Latina. Claver-Carone fue el arquitecto de la iniciativa “América Crece”, que junto con la creación de la Corporación de Desarrollo Financiero (DFC) constituyeron la respuesta de Washington a las ambiciones de Pekín en la región. Pero estas iniciativas no tuvieron el éxito esperado. Desde el principio de la pandemia, China ha querido dejar claro, vía Twitter y sus medios de comunicación, su ascendiente sobre Estados Unidos en la región. Es por ello que la Casa Blanca quiere adueñarse del BID, para obligar a los países de la región a realizar una elección binaria: o China o Estados Unidos. Esta perspectiva preocupa a muchas capitales.
Sin duda, la primera medida que deberá ser tomada por el próximo presidente del BID será la de su recapitalización. Para obtenerlo, es necesario tender puentes y tener un perfil conciliador, todo lo contrario del candidato apoyado por Trump. Y si este último pierde la elección presidencial –como indican todas las encuestas al día de hoy–, el BID tendrá a un dirigente sin canales de comunicación con la Casa Blanca, lo que complicaría enormemente esta tarea.
Es por ello que en Brasil, Argentina, Chile y Perú, ex cancilleres y ex ministros de hacienda, de derecha como de izquierda, se han unido para expresar su apoyo a un aplazamiento de esta elección. Para obtenerlo, se debe contar con el 25 por ciento de los votos de la asamblea de gobernadores: basta con que México, Argentina, y los países europeos accionistas del banco lo soliciten. Los europeos tienen una razón poderosa para hacerlo: la victoria de Clever-Carone pondría en entredicho el acuerdo tácito existente entre Estados Unidos y Europa por el control del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Es por ello que hace 15 días, Josep Borrell, el alto representante para asuntos externos de la UE, filtró a los medios una carta exhortando a las cancillerías europeas a actuar en este sentido. Argentina, México, Chile y Costa Rica, por su lado, anunciaron durante los últimos días su respaldo a esta misma medida. De tal manera que es posible que Trump sea derrotado esta vez.
Fruto de una sugerencia del presidente brasileño Juscelino Kubitschek a la administración Eisenhower, el BID se ha transformado de un dique de contención de la Unión Soviética en una de las principales instituciones de financiamiento al desarrollo del mundo. Ahora que América Latina más necesita de su apoyo, no es tiempo de retrocesos.

* Director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada