Octavio Klimek Alcaraz
Febrero 19, 2022
La noticia es preocupante: después de un 2021 muy seco, la sequía actual en el oeste de América del Norte es la más seca en mil 200 años. Preocupa porque su causa no es natural, ya que habría sido más corta y suave si esto no hubiera sido causado por la influencia de los seres humanos en el planeta debido al cambio climático antropogénico.
Esto han informado en un artículo publicado en la prestigiada revista Nature Climate Change este 14 de febrero de 2022, por investigadores encabezados por A. Park Williams de la Universidad de California en Los Ángeles (https://doi.org/10.1038/s41558-022-01290-z). Ellos han analizado la humedad del suelo durante todo el periodo de sequía extraordinaria desde el año 2000, incluido 2021, que no se consideró en análisis anteriores. Según esto, la humedad media del suelo durante este periodo fue menor que en cualquier otro periodo de la misma duración desde al menos el año 800.
Conforme con el texto, desde el año 2000, el suroeste de América del Norte, que viene siendo California y los estados adyacentes a este, incluido por ejemplo Baja California y Sonora en México, ha estado inusualmente seco debido a la reducción de las precipitaciones y al calor, agravándose más recientemente por una sequía excepcional en 2021. De 2000 a 2021, la precipitación estuvo un 8.3 por ciento por debajo del promedio de 1950-1999 y la temperatura estuvo 0.91 grados centígrados por encima del promedio. Ningún otro periodo de 22 años desde al menos 1901 fue tan seco o caluroso. Si bien ha habido interrupciones de un solo año en estas condiciones anómalas, la aridez ha dominado durante las últimas décadas, como lo demuestran las disminuciones en dos de los embalses más grandes de América del Norte, los lagos Mead y Powell, ambos en el río Colorado. En el verano de 2021, estos embalses alcanzaron sus niveles más bajos registrados, lo que provocó restricciones sin precedentes en el uso de las aguas del río Colorado, en parte porque el caudal natural que sale de la cuenca superior del río Colorado en los años hidrológico 2020-2021 fue probablemente el más bajo desde al menos 1906. La aridez fue especialmente extrema y generalizada desde el verano de 2020 hasta el verano de 2021. A pesar de un monzón activo en América del Norte en 2021, el Monitor de Sequía de Estados Unidos clasificó a más de un 68 por ciento del oeste de ese país como bajo sequía extrema o excepcional durante casi todo julio-octubre de 2021, un récord por la alta proporción de la extensión de la sequía en los 22 años de historia del Monitor.
La humedad del suelo es un elemento particularmente importante en la identificación de la sequía. La humedad del suelo afecta las proporciones de escorrentía y, por lo tanto, el caudal, la productividad agrícola y la demanda de riego, la productividad y la salud del ecosistema, la actividad de los incendios forestales y las reacciones tierra-atmósfera, como la intensidad de las olas de calor. La humedad del suelo en verano es particularmente crucial, ya que es cuando la demanda de agua de los ecosistemas, los seres humanos y la atmósfera es generalmente más alta, y también es la estación central en la mayoría de las reconstrucciones de anillos de árboles de sequía severa. De acuerdo con un modelo de balance de agua con datos climáticos mensuales, la humedad del suelo del suroeste de América del Norte estuvo por debajo del promedio en 18 de los 22 años desde 2000-2021.
Como se cita en el trabajo de Park et. al., esta sequía de principios del siglo XXI fue investigada anteriormente por Williams y colaboradores hasta 2018, quienes especularon que el evento de sequía prolongada podría haber terminado en 2019 debido a las abundantes precipitaciones de ese año. Sin embargo, las condiciones secas regresaron en 2020 y se intensificaron sustancialmente en 2021, lo que indica que la sequía de principios del siglo XXI no ha terminado.
Para comprender el contexto a más largo plazo de principios, Williams et. al. extendieron el registro de humedad del suelo de verano hasta el año 800 utilizando una reconstrucción de anillos de árboles y compararon la sequía observada de 2000-2018 con las infames megasequías que ocurrieron repetidamente entre 800-1600. Estas megasequías fueron sequías de varias décadas que superaron cualquier evento posterior durante el siglo XX en términos de duración y gravedad. Ellos encontraron que la anomalía de humedad del suelo de 19 años de 2000 a 2018 fue probablemente la segunda más seca en al menos mil 200 años, superada sólo por un intervalo de 19 años durante la última de las megasequías, a fines del siglo XVI. Sin embargo, se abstuvieron de clasificar 2000-2018 como una megasequía oficial.
Con información más actualizada, Park y colaboradores han encontrado que, del año 2000 al 2021 se ubica como el periodo de 22 años más seco desde al menos el año 800. El segundo periodo de 22 años más seco fue de 1571 a 1592.
Las megasequías reconstruidas y el evento actual no fueron exclusivamente secos en el tiempo o el espacio, pero el periodo 2000-2021 fue particularmente seco en ambos aspectos. De todos los periodos de 22 años desde 800, sólo dos (1130-1151 y 1276-1297) contenían más años con anomalías negativas de humedad del suelo que los 18 observados durante 2000–2021.
A nivel subregional, las clasificaciones de sequía de 2000-2021 fueron generalmente menos severas en relación con las megasequías anteriores, pero 2000-2021 todavía se ubicaron entre los cinco periodos de 22 años más secos a nivel local en el 61 por ciento del suroeste de América del Norte. Esto representa el área más grande que experimentó una de las cinco clasificaciones de severidad de sequía de 22 años en al menos mil 200 años. El suelo excepcionalmente seco en 2021 fue fundamental para que la sequía actual se intensifique y supere la megasequía del siglo XVI como el periodo con la mayor gravedad media de 22 años. La anomalía de la humedad del suelo de 2021 fue casi tan seca como la de 2002, el año más seco en el registro de observación de 1901-2021 y notable por sus graves impactos en los ecosistemas y los incendios forestales. El hecho de que la sequía de 2021 fuera comparable a la de 2002 es especialmente notable dado el alto total de precipitaciones en el verano de 2021 en gran parte del sur de la región.
Tanto 2002 como 2021 fueron probablemente más secos que cualquier otro año en casi tres siglos y se clasifican como los años 11 y 12 respectivamente más secos durante el periodo de estudio completo 800-2021. El año de sequía reconstruido más grave fue 1580 y el año más seco más reciente que 2002 fue 1729.
Gracias al 2021 muy seco, es probable que la sequía en el suroeste de Estados Unidos sea ahora la megasequía más intensa de los últimos mil 200 años. El hecho de que supere las megasequías anteriores también se debe al cambio climático provocado por el hombre. Así, se actualizó la evaluación de Williams y colaboradores de la influencia del cambio climático antropogénico, considerando ahora otras simulaciones de modelos climáticos. Se comparó el registro basado en la observación de la humedad del suelo del área de estudio con el simulado bajo un clima contrafactual sin tendencias posteriores a 1901 de cambio climático antropogénico en temperatura, humedad y precipitación. La diferencia entre los registros de humedad del suelo originales y contrafactuales es la contribución de las tendencias de cambio climático. De acuerdo con 29 modelos climáticos sin una tendencia climática creada por el hombre, el periodo seco no habría alcanzado el nivel de las megasequías anteriores sin él. Debido al cambio climático provocado por el hombre, la humedad del suelo entre 2000 y 2021 fue un 42 por ciento más baja que en el escenario sin cambio climático. Los análisis previos usando otros modelos climáticos para el periodo de 2000 a 2018 arrojaron un valor del 46 por ciento, muy similar lo que respalda los resultados actuales, lo que sugiere pocos cambios en la forma en que los modelos simulan los efectos del cambio climático antropogénico en el hidroclima del suroeste de América del Norte.
Sin embargo, sigue habiendo un amplio rango de incertidumbre en torno al resultado medio multimodelo debido a la inseguridad sobre cómo el cambio climático antropogénico afecta la precipitación de la región de estudio. No obstante, los 29 modelos indican un efecto de sequía neta del cambio climático antropogénico en la humedad del suelo de la región a partir de 2021. Los modelos simulan consistentemente la sequía en la región bajo cambio climático porque el calentamiento sin aumentos de precipitación compensatoria reduce los depósitos de nieve acumulada en las montañas y aumenta la demanda de evaporación de la atmósfera. Además, el calentamiento antropogénico, que es relativamente ubicuo en el espacio, ha promovido que las condiciones de sequía recientes estén más extendidas en el suroeste y más allá. Es decir, debido al cambio climático, la sequía se extiende hasta el Noreste de México, si uno revisa las imágenes relacionadas a los modelos del artículo. La sequía generalizada es particularmente importante para los sistemas sensibles a las condiciones de humedad integrados en grandes escalas espaciales (por ejemplo, los usuarios del río Colorado, afectada por ello, que también se encuentran en Baja California).
Es de gran relevancia, que el artículo señala que la sequía de principios del siglo XXI no estaría en una trayectoria de megasequía en términos de gravedad o duración sin el cambio climático antropogénico. De hecho, sin cambio climático antropogénico, 2000-2021 ni siquiera se clasificaría como un solo evento de sequía prolongado. Los autores concluyen señalando que, con una duración de 22 años, es muy probable que la sequía de finales del siglo XXI continúe hasta el año 2023 y coincida con la duración de la más corta de las megasequías reconstruidas (1571–1593).
Trabajos anteriores indicaron que la continuación del cambio climático antropogénico aumentará cada vez más las probabilidades de que vuelvan a aparecer megasequías prolongadas, generalizadas y graves en el suroeste de América del Norte después de un paréntesis de más de 400 años. Después del periodo de 22 años más seco en al menos mil 200 años, que incluyó dos de los 12 años individuales más secos en al menos mil 200 años, este escenario del peor de los casos ya parece estar ocurriendo.
P.D. Este texto es una muestra de la necesidad imperativa para México de fortalecer la investigación en cambio climático. Es de simple supervivencia para muchas regiones del país.