EL-SUR

Martes 30 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

ESTRICTAMENTE PERSONAL

El caos foxista

Raymundo Riva Palacio

Abril 29, 2005

ESTRICTAMENTE PERSONAL

Un subproducto del conflicto entre el gobierno federal y el líder político perredista Andrés Manuel López Obrador es la exhibición clara de la disfuncionalidad de la Presidencia de Vicente Fox. Errado en sus pasos tácticos, se ha venido tropezando continuamente. Errado en su discurso, se ha ahogado en los lugares comunes. Pero el gran fracaso es el de la comunicación política, donde todo lo intentado le resultó contraproducente y lo tiene colocado, ante la opinión pública, en una situación de pierde-pierde. La estrategia política para eliminar a López Obrador de la contienda presidencial, requiere del arte de la persuasión verbal. Como escribió William Riker en El arte de la manipulación política, si bien es cierto que se gana políticamente cuando se induce a otros a unírsele en alianzas y coaliciones, también porque se crea una situación en la cual otros se quieren unir a él o a ellos, o se sienten forzados a hacerlo por las circunstancias. Es decir, apunta Riker, “se estructura el mundo a fin de ganar”.

Uno puede argumentar, más allá de cómo considere a López Obrador como gobernante, líder, administrador o posible Presidente, que en el importante capítulo de convencer voluntades va caminando con éxito. De la misma forma uno puede alegar que el presidente Fox y su equipo están perdiendo, por incapacidad política, por mal manejo de discurso, por comunicación equivocada, por fastidio, enojo, decepción y hasta por azoro, toda posibilidad de consenso y nuevas alianzas políticas y sociales. Sólo en las 72 últimas horas, su Presidencia, su gobierno y su gabinete, aportaron pruebas documentales para tal argumentación.

El caso más dramático fue la renuncia del procurador general, Rafael Macedo, quien el miércoles la presentó al Presidente y se sentó a esperar su respuesta. Sólo obtuvo silencio y se enteró de lo que pensaba Fox cuando en Los Pinos informaron extraoficialmente a la prensa de su salida y cuando horas más tarde, el Presidente lo informó en una cadena nacional. Presumían también la salida del secretario de Gobernación, Santiago Creel, pero los funcionarios presidenciales congelaron la especie. No será hoy, será dentro de varias semanas, dijeron. O sea, cuando esté listo para iniciar su campaña presidencial.

Macedo es una víctima de las intrigas palaciegas que, de acuerdo con personas informadas, le fueron tendiendo trampas en los últimos meses. La definitiva se comenzó a tejer a principio de año luego que el procurador cometió la indiscreción de comentar en privado que estaba cansado de estar cubriéndole las espaldas a los hijos de la primera dama, Marta Sahagún. Desde Los Pinos se operó en contra de Macedo y se hicieron estallar investigaciones en curso. Como consecuencia la PGR no pudo construir casos prominentes y tuvo que poner en libertad a los inculpados. Todo el costo político se lo llevó Macedo quien, como pecado, se enfrentó con el propio grupo en el poder y con el PAN.

El segundo caso relevante es la petición del secretario de Hacienda Francisco Gil a Televisión Azteca, donde mezcló un proceso financiero judicial en el que se encuentra involucrado el presidente de la empresa, Ricardo Salinas, con temas que apuntan a la censura y coartan la libertad de expresión. Gil amenazó a Salinas con iniciarle un proceso penal a la brevedad posible si no cancelaba un programa de televisión donde se hablaría del Fobaproa, y no dejaban de pedir información amparados por la ley, o de difundir informaciones contrarias a los funcionarios y a los banqueros, lo que sólo se equipara, como último precedente, a la acción del gobierno de Carlos Salinas cuando ordenó un boicot a El Financiero porque no le gustó la cobertura de la renegociación de la deuda externa.

En el entorno político, esta acción es absolutamente innecesaria. El gobierno abrió un nuevo flanco de conflicto y, de manera natural, propició que saliera en defensa de Televisión Azteca la némesis de Los Pinos, López Obrador, cuya crítica al Fobaproa ha sido una de sus banderas por casi una década. Una medida de tal naturaleza tendría que haber sido aprobada por Fox, en una lógica política normal. Pero este gobierno no es normal, y es probable que si Gil lo planteó, Fox no entendiera sus consecuencias. Pero también cabe la posibilidad de que Gil no lo consultó con su jefe, lo que es más acorde con la disfuncionalidad gubernamental.

En este contexto se inscribiría también el aplazamiento de la renuncia de Creel, quien se ha convertido en un lastre costoso para Fox, pues como precandidato, la tarea que tiene como secretario de Gobernación queda totalmente reducida. En una dinámica de competencia presidencial, ningún partido o líder político de la oposición le va a regalar a Creel un acuerdo con Fox. Desde que fue clara su ambición por Los Pinos, Creel dejó de ser un activo presidencial. Fox no ha querido verlo, empecinado en cuidarlo y mantenerlo hasta el final, aun a costa de su propio naufragio, que es lo que está sucediendo aceleradamente con su gobierno.

 

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