EL-SUR

Viernes 03 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

El caso del glifosato en Europa

Octavio Klimek Alcaraz

Septiembre 30, 2023

La Comisión Europea propuso el pasado miércoles 20 de septiembre a los Estados miembro de la Unión Europea (UE) renovar por 10 años la autorización del herbicida glifosato, hasta el 2033. La coartada es un informe del regulador, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que finalmente publicó su informe en julio e indicó que no había identificado ningún “área crítica de preocupación” en humanos, animales y el medio ambiente. De acuerdo con la terminología científica de la EFSA, un riesgo queda clasificado como “crítico” si afecta a todos los usos propuestos de la sustancia estudiada y, por lo tanto, impide su autorización (ver https://www.efsa.europa.eu/de/topics/topic/glyphosate).
En el informe no aparece una opinión definitiva sobre los riesgos vinculados al consumo alimentario “debido a datos incompletos sobre la cantidad de residuos de glifosato en los cultivos de rotación como las zanahorias, la lechuga y el trigo. Sin embargo, esto no debería conducir a superar los niveles de seguridad toxicológica” para los humanos y, por consecuente, no se identificó “ninguna preocupación crítica”, se agrega. La EFSA reconoce también información insuficiente sobre la toxicidad de uno de los componentes presentes en la fórmula de un pesticida basado en el glifosato sometido a evaluación, aunque apunta que no existe “ninguna indicación de toxicidad aguda”.
Numerosas cuestiones quedan en el aire, en particular sobre el impacto en la biodiversidad. Aunque los expertos señalan que los riesgos “son complejos y dependen de múltiples factores”, la EFSA estima que “en su conjunto, las informaciones disponibles no permiten sacar conclusiones definitivas”.
Debe señalarse que la actual autorización del glifosato en la UE fue renovada en 2017 por cinco años, expiró el 15 de diciembre de 2022, pero fue prorrogada por un año, a la espera de la citada evaluación científica.
Obviamente, la empresa de productos químicos agrícolas Bayer, y en general los fabricantes de agroquímicos y representantes de la gran agricultura agroindustrial aplaudieron el proyecto de nueva autorización. El ingrediente activo del glifosato fue desarrollado por la empresa estadunidense Monsanto, ahora propiedad de Bayer, y aprobado por primera vez en 1974. La patente expiró en 2000 y, desde entonces, muchos otros fabricantes también ofrecen productos que contienen glifosato a precios bajos. Cabe señalar, que la venta mundial de productos que contienen glifosato es un mercado de miles de millones de dólares y las cantidades distribuidas son enormes. Así que se mueven en torno a este permiso muchos intereses económicos.
El glifosato es un herbicida total, es decir que afecta a todas las plantas. El ingrediente activo bloquea una enzima que las plantas necesitan para producir aminoácidos vitales, pero que también se encuentra en hongos y microorganismos. Cuando se aplica glifosato, el pasto ya no crece, incluidas hierbas, arbustos o musgo. La tierra cultivable se puede limpiar de malas hierbas antes o poco después de la siembra y nuevamente después de la cosecha. En el caso de cultivos genéticamente modificados cuyo crecimiento no se ve afectado por el glifosato, el agente también se puede utilizar en campos que ya han sido plantados.
La sustancia es criticada porque pone en peligro la biodiversidad: dado que todas las plantas mueren cuando se tratan con este herbicida de amplio espectro, los insectos, por ejemplo, se quedan sin fuente de alimento. También hay estudios que demuestran que la sustancia es perjudicial para los insectos, por ejemplo, al cambiar su microbioma y hacerlos más susceptibles a las plagas.
En caso de la salud humana, el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (CIRC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó en 2015 al glifosato como un “probablemente cancerígena para los seres humanos, carcinógeno del grupo 2A”, porque se asocia con un mayor riesgo de linfomas no Hodgkin, tumores malignos del sistema linfático.
Posteriormente, un gruo de expertos del Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia (Inserm) concluyó en 2021 que “hay un riesgo creciente de linfomas no Hodgkin, con una presunción promedio de relación” con el glifosato.
Por el contrario, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) consideró en junio del 2022 que las pruebas científicas disponibles no permiten clasificar al glifosato como cancerígeno.
En consecuencia, la iniciativa precisa que el uso del glifosato debe estar acompañado de “medidas que atenúen los riesgos” en los alrededores de las zonas rociadas, con una “atención particular” a los efectos indirectos sobre el medio ambiente.
La propuesta de la Comisión también pide a los Estados del bloque que presten atención al impacto sobre los pequeños mamíferos, considerando medidas de mitigación o restricción si fuese necesario. Asimismo, deben garantizar la protección de las aguas subterráneas que puedan quedar expuestas por infiltración, así como de las aguas superficiales.
Esta muy probable renovación en octubre del permiso del herbicida glifosato en la UE suscita críticas de la comunidad científica europea, gobiernos como el alemán y de organizaciones ambientalistas, que han abogado por su prohibición.
Se comenta, por ejemplo: Una aprobación por otros diez años sería “científicamente infundada y completamente inapropiada”, la propuesta de la UE es inaceptable, explica Rita Triebskorn, líder del grupo de trabajo en el Instituto para la Evolución y la Ecología de la Universidad de Tubinga. La Comisión Europea prevé restricciones y condiciones, por ejemplo, valores máximos para impurezas toxicológicamente relevantes en el glifosato, franjas de protección no pulverizadas en el borde del campo y una mejor protección de las plantas terrestres y acuáticas contra la llamada deriva de la pulverización durante la aplicación. Sin embargo, esto no es suficiente para liberar el ingrediente activo de forma segura al medio ambiente ni para limitar su creciente acumulación en las personas y el medio ambiente, explica la ecotoxicóloga Triebskorn junto con su colega del instituto Heinz-Rüdiger Köhler. Las lagunas en el conocimiento de los resultados toxicológicos y ecotoxicológicos se considerarían un argumento para la aprobación, se quejaron Köhler y Triebskorn, que también es miembro del grupo de expertos en sustancias traza del Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente. Los efectos a largo plazo todavía apenas se han investigado, pero la falta de tales datos no debería ser motivo para una mayor aprobación, sino que, por el contrario, según el principio de precaución, debería conducir a que ya no se permita el uso de la sustancia.
Johann Zaller, de la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida de Viena, también es muy crítico con la resolución: “En el fondo, la propuesta es una burla de la ciencia ecológica”, afirma. La propuesta de la Comisión de la UE revela una negación sistemática de la dramática disminución de la biodiversidad y una negación de la evidencia científica de que el glifosato contribuye a esto. En la propuesta ni siquiera se mencionan los impactos sobre los organismos del suelo y la salud del suelo, aunque es evidente que los suelos de toda Europa están contaminados con glifosato. Según Zaller, también hay estudios que desaconsejan el uso del herbicida desde el punto de vista ecológico. Expertos de la Universidad de Estocolmo publicaron recientemente un análisis en la revista Environmental Health, según el cual las empresas ocultaron los resultados de las pruebas a las autoridades europeas cuando se aprueban pesticidas (ver: https://ehjournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12940-023-00994-9). Los mismos autores del estudio informaron ya en 2022.que nunca se presentó a las autoridades reguladoras de la UE un documento de 2001 sobre los efectos neurotóxicos del ingrediente activo glifosato trimesio. En algunos de los análisis afectados, los resultados contenidos podrían haber tenido un impacto en el proceso de aprobación. No está claro por qué no se presentaron las investigaciones.
Con su propuesta, la Comisión Europea se opone a las exigencias de Alemania. “Mientras no se pueda descartar que el glifosato perjudique la biodiversidad, la aprobación en la UE debería expirar”, afirmó el ministro federal de Agricultura, Cem Özdemir (partido Los Verdes). Una flora y fauna diversa e intacta es el requisito previo para unas cosechas seguras (ver https://www.spektrum.de/news/wie-fachleute-eine-erneute-zulassung-von-glyphosat-beurteilen/2183442).
Las Organizaciones no Gubernamentales ambientales también habían expresado críticas por adelantado. Consideran que el glifosato es un peligro para las personas y el medio ambiente.
Una quincena de Organizaciones no Gubernamentales ambientales francesas pide su prohibición, Los efectos tóxicos del glifosato, así como la presencia ubicua en el medio ambiente y los seres vivientes, están ampliamente documentados, señalaron en una carta para pedir al gobierno francés que se oponga a su nueva licencia.
Por su parte, Greenpeace también lo criticó y pidió a la Comisión Europea y a los Estados miembros que “se opongan a una renovación de la autorización” del herbicida.
Encuestas en seis países de la UE mostraron que los ciudadanos no estaban a favor de extender su aprobación.
La esperanza, final es que los 27 países de la UE que votarán esta propuesta probablemente el 13 de octubre la rechacen. Se requiere una mayoría cualificada de 15 miembros que representen al menos el 65 por ciento de la población de la UE para apoyar o bloquear la propuesta.