EL-SUR

Sábado 04 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

El Club Sirenas de Acapulco

Anituy Rebolledo Ayerdi

Diciembre 22, 2022

Las posadas

Tal fue el nombre de la primera agrupación integrada exclusivamente por damas acapulqueñas cuya actividad social se prolongará varias décadas a partir de 1941. Mujeres respondiendo todas ellas a la reiterada definición del maestro José Agustín Ramírez , aquello de “acapulqueña linda, linda acapulqueña”. Autoras de las fiestas más rumbosas de “la más alta sociedad a nivel del mar”, como la definía el periodista Efrén García Guillén en el diario Trópico, nacido semanario apenas dos años atrás. Eventos sociales en beneficio de la niñez y la Cruz Roja y particularmente la organización de las posadas decembrinas.
Los preparativos para estas últimas, un suceso que llegará a ser el evento más esperado del año, se iniciaban con gran anticipación por parte de las organizadoras como de las convocadas. Motivadas estas últimas por razones básicamente de la moda imperante. Acapulco contaba con costureras de enorme prestigio local, pero no suficientes para atender la demanda extraordinaria del momento. Entonces, las madres pudientes viajarán con sus niñas a la Ciudad de México, incluso a Estados Unidos, para dotarlas de ajuares firmados por los modistos más celebrados del momento.

Moda, peinado y maquillaje

Sucedía también que en Acapulco, en vías de su internacionalización, ya soplaban los aires de la moda implantada en Francia por Christian Dior. Se trataba básicamente de recuperar las formas escondidas por los efectos de la Gran Guerra, las ideologías y los puritanismos. Dior, por ejemplo, ordenará reducir la cintura, elevar el busto y ampliar las caderas. Las faldas, entonces, se alargarán para alzar el vuelo y no necesariamente para desterrar puritanismos trasnochados sino porque Monsieur Dior opinaba que “las rodillas de la mujer eran poco o nada estéticas”. Y si muy peligrosas, opina hoy el columnista, especialmente cuando se dirigen violentamente contra la entrepierna masculina. Una creación del famoso modisto fue el vestido en forma de flor. Pequeño en la parte superior, ajustado en la cintura , amplia pollera cubriendo apenas las rodillas. ¡Claro!
La revolución se da también en el peinado y en el maquillaje. El look perfecto incluía combinaciones como el azul turquesa en las sombras y el naranja en los labios. Se empieza a usar el pelo largo y el peinado de postizos tiesos.

La posada del 48

Las fiestas de la Sirenas, además de procurar diversión sana y alegre, significaba para ellas y ellos la oportunidad de conocerse entre sí para entablar en muchos casos relaciones que podrían llegar al altar mayor de la Catedral.Y muchas llegarán. Por ello, si un varón en edad de merecer no recibía invitación a tales festejos debía entonces optar por la milicia o el convento, convertido en un fantasma vagabundo.
La celebración se dio el 16 de diciembre en los salones del Hotel Bahía, inaugurado en esa fecha. El carnet musical, como se decía, fue de lujo. La orquesta del maestro Miguel Lerdo de Tejada, hijo del fundador de la célebre Orquesta Típica de la Ciudad de México. Sus temas abarcaban la historia musical de Glenn Miller, que seguían haciendo bailar a los jóvenes de medio mundo, no obstante haber desaparecido dos años atrás en los frentes de la guerra europea. Los acapulqueños no eran la excepción con amplio dominio del swing, por ejemplo, y ahí los tiene usted revoloteando faldas amponas y amplísimas valencianas marineras al ritmo de Petrulla americana, Jarrito pardo, Chatanooga chuchú y Tijuana taxi. A la hora de raspar (el piso, se entiende) no faltarán Serenata a la luz de la luna, Collar de perlas y Rapsodia azul.
Las Sirenas lucieron aquella noche más hermosas que nunca: Nila Gómez, Eloísa Soberanis, Rufina Sierra, Elo Batani, Albertina Fares, las hermanas Aragón, Altagracia, Amalia y Andrea; Julia Polín, Amparo Valverde, Beatriz y Dola Schekaiban, Noelia Romero, Estela Aguirre, Malicha Carmona, María de los Ángeles Trani, Concepción Berdeja, Cristina Cadena, Elena Muñúzuri, Guadalupe Batani, Herminia López, María Luisa Medina, Matilde Sabah, Nora Sabah y Rafa Alarcón . Seguramente muchas de ellas soñaron aquella noche con un nuevo príncipe azul.

Betty Grable

A través del sonido local, las Sirenas darán a conocer el disco En Acapulco, de la actriz, cantante y bailarina Betty Grable, “la chica de las piernas aseguradas en un millón de dólares”, acompañada por la orquesta de Carmen Cavallaro, llamado “el poeta del piano”, autor de la pieza durante una estancia aquí. Un verso:

Y si no te has acordado de las cosas que te he dicho, habré de repetirlo dos veces: Si no puedes decir Acapulco entónces puedes llamarlo Paraíso.

Casablanca y los salvavidas

Un año más tarde, la fisonomía serrana del puerto tendrá un nuevo elemento inmobiliario, el hotel Casablanca, haciendo compañía al antiguo Hotel del Monte. Abajo, en las playas, el servicio de salvavidas integrado por nadadores locales. Todos ellos viajarán a la Ciudad de México para recibir capacitación profesional: Teodoro Aguirre, Andrés Tobías, José Díaz, Ramón López, Manuel Muñiz, Adolfo y Luis Palma, Adolfo Soberanis y Jesús Serrano.

La posada del tostón

El Club Sirenas cumplirá medio siglo dirigido por Margarita Arrieta, Elo Batani, y Elenita Avellaneda. A ellas, pues, corresponderá organizar la posada de 1950, cuyo escenario será el Hotel de las Américas, localizado casi en la punta de la península de Las Playas, estrenando acceso por un sorprendente funicular. Para bailar vinieron de la capital los Solistas de Fernando Vilchis y la Marimba Orquesta de los Hermanos Barrientos, de la Costa Grande.
Aquella noche no faltaron los temas musicales del momento: Amorcito corazón (faltaría más), Sin ti, Quinto patio, Sin un amor, Contigo y la música guaposa recién llegada de Cuba.
Las atenciones estuvieron a cargo de las sirenas Leticia y Angélica Salgado, Gloria de la Peña, Amparo Batani, Adelita Trani, Alicia del Río, Toñita Romero, Carmen Canto, Celia Garay, Hilda Solía, Leonila Gómez, María Elena López, Elba Orbe, María Luisa Carmona, Tere Peña, Carmen Sánchez, Margarita y Matilde Muñúzuri, Olivia Romero, Matilde Sabah, Otilia García, Reina Aguirre y Rufina Sierra.

La Costera, su nombre

Recién concluido el largo paseo en torno a la bahía será llamado simplemente Costera por ignorar los porteños el nombre que su constructor, presidente Miguel Alemán, había musitado al momento de cortar el listón inaugural: Nicolás Bravo, insurgente chilpancingueño dos veces presidente de la República a mediados del siglo XIX. Melchor Perrusquía, presidente de la Junta de Mejoras Materiales, bien que escuchó a su amigo el mandatario pero nunca oficializó tal nombre. Por el contrario, designa a un jurado de notables encabezad por el luchador social y cronista don Rosendo Pintos Lacunza, quien por principio rechaza indignado cualquier consigna. Para marcar su independencia, el jurado de don Chendo resuelve dividir el largo paseo en cuatro tramos, de Caleta a Icacos, a los que darán nombres diferentes según la historia del puerto. Ninguno el de Alemán.
El día fijado para recibir al jurado de Pintos con su resolución, Perrusquía no lo recibe por estar reunido con la gente verdaderamente importante de Acapulco, hispanos y ricos, a quienes pide apoyo para un sondeo realizado por los suyos y que arroja como voluntad popular que la Costera lleve el nombre único de su constructor, el presidente Miguel Alemán Valdez. Los reunidos responderán con aplausos, vítores y aclamaciones de que “¡por fin se hizo justicia, cabrones”. Esta vez para siempre.

Óscar Muñoz Caligaris

Al extremo este del paseo, Caleta, el californiano Óscar Muñoz Caligaris inaugura con su esposa Carmen Vidales, acapulqueña, su propio hotel luego de varios años al servicio de El Mirador, de don Carlos Barnard. Lo bautiza como Boca Chica, en contraposición con la Boca Grande, no otra que la entrada a la bahía. Muy cerca de ahí empiezan los trabajos de recuperación de la residencia del islote de Caleta, que le dio como hermana menor a Caletilla, expropiada por el presidente Alemán a la viuda extranjera del general Maximino Ávila Camacho. Inmueble grotesco construido durante el mando presidencial de su hermano Manuel de los mismos apellidos, en cuyo periodo el militar y político poblano, corrupto y corruptor, execrables atentados contra los mexicanos.

El aniversario 17

Violeta Avayou Gómez, Teté Castillejos y Tere Gutiérrez Zertuche dirigían el Club Sirenas de Acapulco cuando la organización cumple 17 años de vida. Fasto que celebran con un baile celebrado en el Hotel Las Hamacas, el 15 de agosto de 1957, en la que lucen lo último en materia de moda atrevida, sus nuevos “coloretes”, los peinados de última moda y zapatillas que a las chaparritas dieran la oportunidad de ver de frente a su pareja.
Figuran para entonces nuevas y hermosas Sirenas: Chabela Robles, Irma Pano, Lourdes Montano, Tere Barney, Margarita Juárez, Ramona García Guillén, María Elena Barney, Alma Rebolledo, Rosario Gómez Vela, Xochilt Alberti, Enriqueta Sánchez, Delia Lozano, Estela Juárez, Gela García Lobato, Candelaria Muñúzuri, Carmen Ardura, Hilda Pineda, Reina Aguirre y Margarita Arrieta.
Un evento musicalizado por la Big Band del maestro Ismael Díaz, creador del ritmo tropical bautizado como Tepo el que, por cierto, nunca llegó popularizarse. Hizo bailar a Sirenas y aspirantes a sirenos con temas como Obsesión, Nocturnal, Que seas feliz, Carioca y Mulatas del chachachá. Su alternante fue local, Teddy Vargas y su orquesta , personaje que durante el día atendía su expendio de periódicos y revistas en Jesús Carranza. Chócoro, como también se le conocía, adoptó tal nombre a partir de enterarse que su colega suizo Teddy Sttauffer, se llamaba en realidad Teodoro, como él. Este le responderá a Díaz con temas románticos y dancísticos de compositores guerrerenses, encabezados, por supuesto, por José Agustín Ramírez.
Ya para entonces era famosa la música de la orquesta californiana de Evereth Hoaglan, exclusiva del cabaret Ciro’s del Hotel Casa Blanca, anunciada con el sugerente lema de “luces tenues, música suave”. Aquella noche sirenaica se desgranaron algunos de sus temas como Te llevo dentro de mí, Por razones sentimentales, Todo o nada, Luna de miel, Bailando en Ciro’s, Romance en Ciro’s y Medianoche en Ciro’s.

Luna de miel en Acapulco

Cuatro años más tarde , Ismael Díaz publicará su disco LP titulado Luna de miel en Acapulco, con títulos como Nocturnal, Secreto eterno, Es mi destino, Bailando en Tropicana, Caravana y Rapsodia húngara.

La posada del 61

El estado de Guerrero acaba de vivir unas de sus más severas convulsiones político-sociales con la defenestración del gobernador Raúl Caballero Aburto y del alcalde de Acapulco, Jorge Joseph Piedra. Sustituidos, el primero por el Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Martínez Adame, y el segundo por el litigante Canuto Nogueda Radilla. Conflictos que no llegará a afectar a las socias del Club Sirenas de Acapulco, empeñadas en preparar su posada decembrina del año de 1961.
La preparan las nuevas dirigentes de la organización femenil: Margarita Arrieta, Delia Adame y Enedina España y tendrá esta vez como escenario las terrazas del Hotel Majestic que, iluminadas por las noches, aparentan el teclado de una vieja máquina de escribir. Tal como lo llaman los porteños.
Aquella noche, las Sirenas obsequiaron a los asistentes, además de atenciones y sonrisas, regalos elaborados por ellas mismas. Estuvieron las siempre guapas Ana María Morlet, Yolanda Batani, Violeta Avayou, Alma Rebolledo, Rocío del Río, Laura Caso, Bertha Betancourt, Gela García Lobato, Carmen Pintos, Celia Robles, Delia Lozano, Elizabeth Lugo, Estela Juárez, Lupita Mejía, Graciela Sánchez, Hilda Pineda, Irma Berdeja, Leticia Gurrola, Magdalena López, Ramona García, Rosa María España y Thelma Arrieta

¡ O témpora o mores!