EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

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Opinión

El discurso de Trump lo lleva a la derrota en las elecciones de EU

Gaspard Estrada

Agosto 17, 2016

A poco menos de cien días de la elección presidencial en Estados Unidos, las cosas parecen complicarse para el candidato del Partido Republicano, el magnate Donald Trump. Después de la convención de su partido (el llamado Grand Old Party o GOP), que se llevó a cabo en la ciudad de Cleveland a finales de julio, las encuestas han mostrado una tendencia a la baja en las preferencias de los ciudadanos. Para él y su equipo más cercano, se trata únicamente de una mala racha, amplificada por “la prensa corrupta” que estaría al servicio de la candidatura de su principal rival, Hillary Clinton.
Sin embargo, a pesar de estas declaraciones públicas, algo no está funcionando bien en la campaña del aspirante republicano. Hace algunas semanas, su jefe de campaña, Corey Lewandowski, fue despedido. Y, en vez de llamar a los militantes del GOP a movilizarse para convencer a los ciudadanos de votar, en un país donde la abstención llega a casi 50 por ciento del electorado de manera general, Trump está acusando a los demócratas de querer hacer un fraude electoral de gran envergadura. Es decir, se trata del discurso de un candidato que, consciente de su próxima derrota, prefiere atribuirla a sus adversarios, en vez de ver sus propios errores. Sin embargo, para la mayoría de los especialistas de la política estadunidense, la mayor parte de los problemas de Trump se debe a errores del propio candidato. En particular, a la falta de foco y de constancia en su discurso.
Estados Unidos es, desde hace décadas, el “país de las elecciones”, no tanto por la limpieza “cristalina” de éstas (recordemos que la elección de George W. Bush, en el año 2000, continúa estando empañada por la percepción de un fraude o al menos de un mal recuento de los votos en el estado de Florida), sino por la cantidad de dinero y personas involucradas en ellas. Cada dos años, la totalidad de los escaños de la Cámara de Representantes (el equivalente de la Cámara de Diputados en México) es sometida al voto popular, y cada cuatro, el mandato del presidente y de su vicepresidente también. Como no existen límites a los gastos de campaña de los partidos, el dinero que circula en las campañas en Estados Unidos no tiene equivalente en el mundo. Por ende, existe un verdadero “mercado electoral”, con encuestadores, realizadores de televisión y community managers de redes sociales, que viven permanentemente de ese mercado. Gracias a este hecho, es posible tener una gran cantidad de estadísticas confiables sobre el desarrollo de las campañas de los candidatos. En este caso, las cifras producidas por los equipos de campaña y divulgadas en parte por los medios de comunicación dejan claro que el discurso de Donald Trump, que fue eficaz para convencer a los electores republicanos durante las elecciones primarias, está provocando su caída –al menos por el momento.
Desde el lanzamiento de su carrera hacia la Casa Blanca, el aspirante del Partido Republicano siempre puso de relieve en su discurso la estigmatización hacia las minorías, como los negros, los latinos, los musulmanes, como una manera de distanciarse de los pre-candidatos considerados como “tibios” por la base de ese partido, que se ha ido radicalizando en los últimos 20 años. En particular, los electores blancos (hombres), residentes en estados antiguamente industrializados, que se encuentran desempleados o subempleados, se han convertido en el corazón del electorado de Trump. Sin embargo, este segmento de la población está en declive desde hace años, y sobre todo, se trata de un estrato minoritario de la población, aunque sea mayoritario en el seno del GOP. Allí se encuentra el problema principal de Donald Trump: el discurso que le fue útil para convencer a los militantes republicanos está alejando a los electores independientes (que son mayoría en Estados Unidos), sin los cuáles es imposible llegar a la Casa Blanca. Y, por el momento, el candidato no da muestras de querer cambiar su discurso, lo que está comenzando a inconformar a las élites del propio Partido Republicano. Poco a poco, figuras del establishment de ese partido han abandonado su candidatura, a sabiendas del riesgo que significa para ellos ligar su futuro al de un candidato tan controversial. Si esa tendencia permanece, es posible que por primera vez, Estados Unidos tenga una presidenta.
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada