Marcial Rodríguez Saldaña
Abril 18, 2024
(II y último)
Ya en la época del siglo XX, Agustín Aragón, un ingeniero con estudios en astronomía, topografía, mecánica y geodesia narró que para ver el eclipse del 28 de mayo de 1900 se realizaron observaciones en San Juan Nepomuceno, al lado del camino de San Luis Potosí a Saltillo y en Montemorelos, Nuevo León. en ambas había ingenieros y estudiantes del Colegio Militar organizados para tomar fotografías y realizar diferentes mediciones, como la radiación solar térmica durante la totalidad. También hubo telegrafistas para enviar las comunicaciones correspondientes entre las comisiones.
Aragón, escribió que a medida que se ocultaba el Sol, “se notó el descenso de la temperatura y el paisaje tomó un tono de indefinible tristeza. los animales que abrevaban a lo lejos comenzaron a volver a su corral y las aves de granja se encaramaron a la cerca donde dormían y de la que antes habían bajado. Cuando la oscuridad fue total, los excursionistas no pudieron dominar sus emociones y prorrumpieron en estruendosos gritos de espontánea alegría. Los ingenieros, telegrafistas y estudiantes trataron de concentrarse en sus tareas, a pesar de la algarabía que los rodeaba”.
Señaló que: “Cuando el eclipse terminó, todo empezó a regresar a la normalidad, los animales caminaron otra vez hacia el abrevadero, las aves bajaron de la cerca y la gente abordó los trenes para regresar. El secretario Fernández Leal telegrafió al presidente Porfirio Díaz, Felipe Valle envió un mensaje a Montemorelos para comunicar el éxito de las observaciones y poco tiempo después se recibió el de Pastrana que anunciaba lo mismo. La mayoría sabía que nunca más iba a volver a presenciar en su vida la oscuridad repentina de un día ocasionada por un eclipse total de Sol”.
El eclipse solar total en México más reciente, ocurrió el 11 de julio de 1991, que fue apreciado por más de 50 millones de personas, en donde la sombra de la luna oscureció 20 estados de la república.
Hemos tenido la gran fortuna, de poder admirar un nuevo eclipse solar en nuestro país. Por indicaciones de nuestra goberndora, desde varios días antes, desplegamos una extensa campaña informativa a la población en general y en particular al sector educativo de la entidad, sobre este fenómeno natural y de manera especial sobre la manera de como observar el eclipse y los riesgos que implicaba para la vista el verlo de manera directa.
Se les recomendó a docentes, que utilizaran el tiempo de clases para informar a las y los estudiantes, interactuar con ellos, sobre este evento científico, así como a las madres, padres de familia y tutores, que informaran a sus hijos.
Hubo de manera muy esporádica, personas que entendemos de buena fe, plantearon que se suspendieran las clases el día del eclipse, no faltó quien dijera que afectaría a las mujeres embarazadas, pero consideramos que era mejor que las y los estudianes estuvieran con sus maestras y maestros, en una convicencia científica.
Aforturtunadamente, la comunidad educativa de Guerrero, se interesó mucho en el fenómeno del eclipse, recibimos imágenes de diversas regiones de la entidad, entre ellas de la Montaña, en donde las niñas y niños en las escuelas, acompañados de docentes, arreglaron cajas de carton para observar el eclipse, de tal manera, que este gran acontecimiento, se convirtió en una jornada de aprendizaje, que despertó la curiosidad científica.
Inivitamos a ver el eclipse solar como un acontecimiento científico, sin miedos ni temores, con precaucion y responsabilidad, como una gran oportunidad para generar una cultura en la población sobre estos fenomenos naturales, para arraigar una cultura de fomento a la ciencia, la tecnología e innovación, como parte indispensable y sustancial para el bienestar de la humanidad.
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