EL-SUR

Viernes 26 de Julio de 2024

Guerrero, México

Opinión

El enorme costo de detener a Ovidio

Silber Meza

Enero 07, 2023

El operativo inició antes de las cinco de la mañana, antes de que la mayor parte de la población del municipio de Culiacán iniciara sus actividades.
El trabajo de inteligencia, afirma el Ejército, inició seis meses atrás: ubicaron a Ovidio Guzmán López, alias El Ratón, sus centros de producción de drogas y sus estructuras de seguridad.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador sabía que esta vez no podía fallar, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, tenía claro que un nuevo fracaso no era opción. Tardaron tres años y dos meses para volver a intentarlo. Esta vez lo hicieron con éxito: capturaron a su objetivo.
Pero el precio de la detención de una persona, de un presunto líder criminal del narcotráfico, ha tenido un costo muy alto: 10 militares muertos, 19 presuntos delincuentes abatidos y 35 soldados lesionados por arma de fuego.
El gobierno de Sinaloa informó de 250 robos de vehículos y de éstos, 51 incendiados; cuatro saqueos a tiendas departamentales, 18 vías de comunicación bloqueadas, 26 personas detenidas por saqueos a comercios. En cuanto a la Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa, 17 policías lesionados y uno muerto.
Culiacán, con un millón de habitantes, paralizó casi toda su actividad económica durante un día: los aeropuertos de la entidad se detuvieron, los niños no fueron a clases, las oficinas de gobierno se inmovilizaron, los restaurantes quedaron solitarios. Centros comerciales y supermercados fueron presa de robos tipo rapiña. Hasta el momento no se ha calculado este costo.
Entre el 5 de enero y la mañana del 6 no se recibieron denuncias en la Fiscalía del Estado por robos de vehículos, pero se espera que empiecen a fluir este fin de semana.
A Ovidio lo capturaron en Jesús María, un poblado alejado de la cabecera municipal de Culiacán, a más de media hora de trayecto. Funcionaron bien los cercos de seguridad, elemento clave que derrumbó el operativo realizado en 2019, el llamado “culiacanazo”. Ahora el Ejército Mexicano reaccionó más rápido y mejor que el crimen organizado.
La estructura criminal bloqueó las salidas de Culiacán, atacó el aeropuerto, tomó carreteras, generó caos en varios municipios de Sinaloa, pero nada de eso les resultó suficiente. Esta vez sí fueron derrotados.
Se llevaron a Ovidio a Ciudad de México y el caos se quedó en Culiacán: hombres armados en las calles, robo de ambulancias, cierre de comunicaciones, quemas de tráileres y de todo tipo de vehículos. El gobierno federal envió 3 mil 586 militares a hacer frente a la estructura de Los Chapitos, también conocidos como Los Menores. Poco a poco la tensa calma fue regresando a Culiacán, y para el día de ayer la gente reinició, con miedo, sus actividades.
El primer día la autoridad trabajó para recuperar la ciudad; el segundo, para liberar las carreteras y vialidades de los bloqueos realizados por incendios de carros y camiones.
Tardaron más de tres años en estudiar al rival y ahora sí lograron ganarle la partida.
Pero a pesar del éxito aparente, aún existe una nube gris de información que causa preocupación ante la historia represiva de los militares: el operativo en Jesús María.
El Ejército asegura que se respetaron los derechos humanos, que fue una operación limpia y que no se tiene información de ningún civil inocente que haya perdido la vida, en contraposición a lo que en medios de comunicación de Sinaloa se ha denunciado, aún sin pruebas: supuestos asesinatos de personas por parte de la autoridad, corte de la energía eléctrica y del internet en Jesús María, y un bloqueo del acceso por parte de fuerzas militares.
Autoridades locales afirmaron que ya se abrió a la libre circulación, pero hasta ayer por la tarde reportes periodísticos advertían lo contrario.
En una conferencia de prensa que ofreció ayer, el gobernador del estado, Rubén Rocha Moya, reconoció que hay un menor de 14 años que fue agredido y se encuentra en terapia intensiva. Rocha negó que el hecho estuviera vinculado a la captura porque no sucedió en Jesús María sino en otra comunidad, Paredones.
Para el gobierno federal ha sido sumamente complicado detener a los hijos de Guzmán Loera por dos razones principales. Una, porque han decidido combatir a muerte para no ser capturados. Y dos, porque se han atrincherado en Culiacán, la zona donde ejercen su ley sin verdaderos contrapesos.