EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El escándalo Benalla y el fin de la presidencia irreprochable de Macron

Gaspard Estrada

Julio 25, 2018

El pasado martes, el periódico Le Monde reveló una serie de videos grabados por manifestantes y militantes del partido Francia Insumisa (izquierda) el pasado primero de mayo en el Barrio Latino de París, durante la tradicional marcha del Día del Trabajo, que han generado la mayor polémica para el presidente Emmanuel Macron desde el principio de su gobierno, en junio de 2017.
En estos videos se puede constatar la presencia de uno de los asesores del presidente francés, Alexandre Benalla, de 26 años, golpeando a varios manifestantes. Estos actos violentos fueron realizados usando material de la policía, gracias al estatus de Benalla como “observador invitado” de la policía. Sin embargo, ese estatus de “observador” –periodistas, jueces o magistrados que son invitados a participar en operaciones policiacas– no los autoriza a reprimir a un manifestante. De tal manera que esta agresión fue reportada al día siguiente al ministro del interior, Gérard Collomb, que a su vez, informó al jefe de gabinete del presidente de la República, Patrick Strozda. Si bien Alexandre Benalla se presentaba como “adjunto al jefe de gabinete del presidente de la República”, su nombramiento nunca fue publicado en el diario oficial, de tal suerte que muy pocas personas sabían de la existencia de este oscuro asesor del presidente.
Sin embargo, conforme la polémica en torno a este consejero fue aumentando, los periodistas comenzaron a hacer su trabajo de investigación, y nuevas revelaciones surgieron. Después de la manifestación, y a raíz de la transmisión de la información del ministro del interior al gabinete del presidente, Alexandre Benalla fue suspendido durante quince días, sin goce de sueldo. Pero, como su nombramiento no pasa por el diario oficial, nadie se enteró de esta suspensión. Sobre todo, dos meses después de esta “suspensión”, Benalla pasó a residir en un departamento pagado por la Presidencia de la República, al lado de la Torre Eiffel, lo cual parece extraño, teniendo en cuenta que acababa de ser “suspendido” por esa misma Presidencia. Y, más grave aún, ésta había presupuestado una serie de obras dentro del edificio, con un costo de 180 mil euros para las arcas públicas, para agrandar el departamento prestado a Alexandre Benalla, y transformarlo en un dúplex con vista a la torre. Hasta ahora, la Presidencia no se ha pronunciado al respecto.
Por su lado, Emmanuel Macron permaneció en silencio. Simplemente se limitó a decir, por la vía de una filtración, que el comportamiento de Alexandre Benalla había sido “chocante” e “inaceptable”, y que sería destituido de su cargo. El principal problema político para Macron reside en el hecho que él o alguien en su equipo cercano deberían haberlo despedido justo después de sus actos del primero de mayo, y no haber esperado a que la prensa lo revelara. Esta omisión, u ocultación, está provocando que uno de los principales activos de la presidencia de Macron, la honestidad y la probidad del jefe del Estado y de su equipo, sean gravemente cuestionadas, en un momento en el que el gobierno francés tiene sus peores índices de aprobación desde el principio de su mandato. Hasta ahora, Macron había conseguido dividir a la oposición de izquierda como de derecha e inclusive de extrema derecha. Sin embargo, ante el escándalo desatado por el affaire Benalla, los líderes de la oposición han regresado a la arena pública pidiéndole cuentas a los principales actores de este escándalo. Al saberse que Benalla disponía también del derecho de portar armas (algo muy reglamentado en Francia) y sobre todo que tenía el acceso para leer información de la más alta confidencialidad del Ministerio de Defensa, Jean-Luc Mélenchon, ex candidato a la presidencia y líder del partido Francia Insumisa, declaró al periódico Le Monde que este escándalo sólo era comparable al Watergate, que desembocó en la renuncia del presidente estadunidense Richard Nixon. Los próximos días serán muy agitados en la vida política francesa.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada