EL-SUR

Sábado 04 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

El espíritu republicano

Juan Angulo Osorio

Junio 21, 2005

LA TRANSICIÓN

Para abonar a la idea de quienes ya comienzan a comparar al gobierno de Zeferino Torreblanca con el de Vicente Fox –uno todavía no llega a tanto– el secretario general de Gobierno Armando Chavarría acude a uno de los argumentos favoritos del presidente de la República para descalificar a sus críticos, en este caso en relación con mi cuestionamiento de ayer a que el gobernador desahogue asuntos oficiales en la oficina de la empresa familiar.

Sin acaso saberlo, Chavarría recurre a aquella teoría presidencial que habla de que en la sociedad hay dos círculos, el verde y el rojo. El primero lo habita “la gente”, el pueblo inocente, laborioso, que no crea ni se mete en problemas y si acaso sólo acude a votar religiosamente cada que es convocado (casi todos los años en Guerrero).

El segundo, el círculo rojo, lo habitan la (ínfima) minoría de los que piensan, los que cuestionan, los periodistas, los analistas, los intelectuales, los escritores a los que “nada les gusta”, que “critican todo”, como dice Chavarría.

Mientras los primeros estén con el presidente –y hasta ahora las encuestas hablan de que Fox conserva un aceptable nivel de popularidad– la crítica de los críticos no importa. No lean los periódicos, dice a cada rato el Presidente a los auditorios populares que lo atienden en sus actividades, que es la expresión más alta de ese desdén por la crítica a Foxilandia.

Chavarría estuvo ayer muy cerca de pedir lo mismo ayer, aunque su auditorio lo formaban reporteros.

Por lo demás, el secretario de Gobierno se enreda en su respuesta y compara que se atienda por necesidad algún asunto oficial en la casa particular, que hacer lo mismo en oficinas de una empresa privada que tiene intereses particulares.

La incapacidad del funcionario para distinguir una cosa de la otra, y su asomo de intolerancia a la crítica se agravan si recordamos que estamos tratando estos asuntos –no importantes para Chavarría– en Guerrero, de donde son originarios varios de los principales fundadores de la República en México. Juan Alvarez e Ignacio Manuel Altamirano, para mencionar solamente a dos.

Res publica, la cosa pública; ese es el origen de la palabra República. Y nada más ajeno al espíritu republicano que despachar actos de gobierno en recintos no públicos, y menos cuando los hay. Si no se quiere molestar a influyentes ciudadanos haciéndolos ir al Palacio de Gobierno en Chilpancingo, o a las instalaciones de la Protur, allá por el aeropuerto de Acapulco, ¿por qué no habilitar alguna oficina en el Centro de Convenciones, vecino de la oficina de la empresa del gobernador?

La crítica a los gobernantes aquí todavía no tiene carta de naturalidad. Y uno quisiera, en atención a la épica y al mismo tiempo ilustre historia de Guerrero que el gobierno del cambio estuviese formado por hombres y mujeres cult@s o, al menos tolerantes. Por lo pronto no es el caso.