EL-SUR

Sábado 04 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

El estado de un solo hombre… otra vez

Juan Angulo Osorio

Diciembre 01, 2005

EL FIN Y LOS MEDIOS

Ahora fue el Congreso del Estado el que se sumó a la lista de actores políticos que demuestran que, pese al mandato de los electores, Guerrero se encuentra más cerca de una república bananera que de una democracia moderna.

No cambian ni los estilos. La línea que llega por teléfono, la imposición, la simulación, el desprecio por la ley.

Como si no definir así el modo en que el Poder Legislativo concedió a un amigo del gobernador, y hermano de dos de sus principales funcionarios en el gabinete, la presidencia de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública del Congreso del Estado.

Cómo podrán explicar los diputados de la 58 Legislatura que apenas inicia que le tomaron protesta a un colega suyo sobre quien pesa una orden de aprehensión, y que es considerado prófugo de la justicia.

En el primer caso, pese a la palabrería que distingue a los políticos premodernos, no hay lugar a confusión. Se trató de una orientación muy precisa del gobernador para tener en esa comisión a un diputado a modo, con el cual poder cuadrar los números del gasto gubernamental.

El zeferinismo, y detrás de él la mayoría de la fracción parlamentaria del PRD, muy rápido se olvidaron de lo que pregonaron como oposición: que las comisiones de control y vigilancia del gasto no debieran estar en manos de diputados controlados por el gobierno. Y muchísimo menos en vísperas de una elecciones presidenciales tan competidas y riesgosas como las que se avecinan.

Es una falacia que indigna el que un diputado del zeferinismo diga que sí se entregó a la oposición la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública; que “se entregó al PAN”. Pero Jorge Bajos Valverde no es militante de ese partido y ni siquiera un adherente, como allí se les llama a los simpatizantes.

Bajos Valverde estaba muy tranquilo en la presidencia del capítulo acapulqueño de la Coparmex –en la cual se le recuerda como un acérrimo defensor del desafuero a Andrés Manuel López Obrador–, cuando recibió la invitación para ser candidato del PAN a una diputación plurinominal, de esas que tienen segura la llegada al Congreso. Panistas de cepa y otros más recientes apechugaron la decisión que los excluía, y supieron que se trató de una petición que el propio gobernador Zeferino Torreblanca habría hecho al CEN del PAN, sino es que al propio presidente Vicente Fox. Pero como es costumbre que a los gobernadores de los estados nadie los debe criticar, so pena de delito de lesa majestad, pues los inconformes panistas también se quedaron callados, como lo harán ahora en que uno que no es de los suyos presidirá la comisión más relevante del Congreso.

A mayor abudamiento, el nuevo presidente de la Comisión de Presupuesto es hermano del director general de Comunicación Social y nada menos que del subsecretario de Ingresos del gobierno del estado, uno de los funcionarios cuya labor tiene que ser revisada en primer lugar por aquella comisión del Congreso de los diputados.

Así que, por todos lados, queda en entredicho la independencia formal y constitucional del poder Legislativo frente al Ejecutivo.

Todo lo anterior lo saben y requetesaben los diputados del PRD que votaron en favor de una medida que retrasa la formación de instituciones verdaderamente democráticas en el estado.

Y para justificar esa decisión, el novel diputado perredista Ernesto Payán se atrevió a decir en tribuna que los ciudadanos de Guerrero le dieron un voto de confianza a su partido para gobernar el Congreso de Guerrero. “Como quisiéramos”, le faltó decir. Pero eso no es cierto. La mayoría de los diputados y varios de los alcaldes llegaron a sus nuevos cargos sobre todo gracias a la movilización del voto duro perredista, pues recuérdese que el abstencionismo fue de 60 por ciento de los ciudadanos inscritos en el padrón. Pero además, ese voto perredista se emitió, en el caso que nos ocupa, para que los diputados tomaran decisiones que amplíen la democracia y los derechos políticos de los ciudadanos, y no para fortalecer el autoritarismo y las ambiciones de poder del grupo que controla las riendas principales del poder Ejecutivo.

La democracia es, sobre todo, un sistema de pesos y contrapesos. Es, por eso, todo lo contrario del autoritarismo, de la preminencia de un poder sobre los demás. No hace mucho, un gobernador llegó a Guerrero a imponerse sobre todos los grupos políticos locales y a moverse por encima de ellos. Como formaba parte de la elite del poder en ese entonces –era nada menos que del grupo compacto del presidente de la República–; y como tenía una formación académica superior a la de cualquier político de su entorno, hizo y deshizo sin ningún límite.

Al final, no dejó atrás instituciones más democráticas ni mejoraron durante su mandato las condiciones de vida de la población. Sí dejó una larga estela de opositores (perredistas) muertos, una corta lista de nuevos millonarios, una nueva clase de políticos que superaron en ineficiencia y corrupción a sus antecesores y una prensa dócil y desprestigiada ante la sociedad.

A eso lleva la ausencia de contrapesos. Si el gobernante ve que enfrente no se le ponen límites, deduce de allí que es porque todo lo que hace está bien hecho y todo lo que propone es correcto. Pierde piso y termina creyendo que quienes lo critican –que por supuesto siempre son una ínfima minoría– son sus enemigos y, más todavía, que son enemigos de Guerrero y de México.

¿Que ha hecho mal el nuevo gobierno? Pues nada. Si los electores se ausentaron de las urnas en las elecciones de octubre no es por ningún desencanto, sino por cansancio, por las divisiones de los perredistas o por López Rosas, dicen los defensores del nuevo gobierno, casi siempre en la nómina o en busca de estar en ella. ¿Cuántos dejaron de ir a las casillas porque fue ratificado en su cargo el mismo candidato contra el cual votó la mayoría de los ciudadanos en dos elecciones seguidas en Acapulco? A decir del joven Payán Cortinas, ninguno. Todos están contentos con ese nombramiento en la dependencia que organiza la principal actividad económica de Guerrero, y por eso le dieron un voto de confianza al PRD. ¿Para poner en la Comisión de Presupuesto del Congreso del Estado a un opositor que no es tal? ¿Para incurrir en el posible conflicto de intereses que resulta de poner a un hermano a vigilar a su hermano?

El gobernador Torreblanca ha hecho de la eficiencia y honradez las banderas principales de su corta pero exitosa carrera política. Ahora se ve que, ya como gobernador, está dispuesto a poner en entredicho esas virtudes con tal de garantizar el control de todas las instituciones del Estado, y no sólo las del poder Ejecutivo.

Lealtad a la persona, y no a las instituciones –en primer lugar la soberana institución del sufragio efectivo–, he ahí la única preocupación de nuestros gobernantes actuales, que en nada se distinguen así de sus antecesores.

Guerrero será mejor sólo si se impide que sea el estado de un solo hombre.