EL-SUR

Sábado 22 de Marzo de 2025

Guerrero, México

Opinión

El general hecho monumento

Silvestre Pacheco León

Agosto 12, 2024

Reivindicado por la 4T como un militar revolucionario de sólida formación teórica, partidario del apóstol de la democracia, don Francisco I. Madero, inclinado a negociar con las fuerzas zapatistas en vez de la confrontación violenta con ellas, como en su tiempo lo hizo el chacal Victoriano Huerta, y finalmente aliado de Francisco Villa como jefe de artillería en el Ejército de la División del Norte, ahora ese héroe nacional nacido en el estado de Hidalgo, ha refinado su brillo con la fama que se ha ganado al dar su nombre al nuevo aeropuerto internacional AIFA el cual forma parte de la triada de obras emblemáticas de la 4T.
Como ya se ha dicho de manera reiterada en las conferencia mañaneras y el presidente López Obrador lo cuenta en su libro más reciente, Gracias! luego de tomada la decisión de miles de mexicanos que votaron por cancelar el proyecto de Texcoco porque a ojos vistos se trataba de un fraude mayúsculo y transexenal, tuvo que enfrentarse a la disyuntiva de dónde y cómo hacerlo a corto plazo.
Conociendo al general Cresencio Sandoval resulta creíble lo que cuenta el presidente que sucedió cuando a sugerencia de alguno de sus colaboradores le dijo que le propusiera la obra al Ejército.
–Oiga general, ¿cree que el Ejército pueda construir el nuevo aeropuerto?
–Sí, claro que podemos –respondió solícito el general.
Esa solución fue también un notable descubrimiento del presidente López Obrador porque con la competencia del Ejército la obra pública dejó de ser el gran negocio de las empresas de radio, prensa y televisión que tenía comprados el gobierno federal que les pagaba mediante contratos jugosos.
El general Felipe Ángeles inauguró después de muerto una nueva era también en las grandes construcciones y en adelante su fama se acrecentará como la afluencia de vuelos en su terminal.
Como se sabe, el general Felipe Ángeles se ha hecho conocido y reconocido a raíz de que el gobierno federal canceló el proyectado aeropuerto de Texcoco, planeado por el gobierno priísta como la obra del sexenio de Enrique Peña Nieto porque había proyectado también un gran desarrollo inmobiliario asegurando su éxito con el cierre del aeropuerto Benito Juárez.
La cancelación de ese proyecto, el de mayor envergadura para transferir recursos públicos al capital privado mediante el método tradicional y corrupto que consiste en saquear los recursos del pueblo invirtiendo el presupuesto en obras que al final pasan a formar parte del osario de elefantes blancos del régimen neoliberal, significó un ahorro de miles de millones de pesos.
En el presente sexenio se dejaron de hacer los grandes hospitales que no pasaron de ser edificios sin uso por la falta de equipamiento o porque se construyeron en lugares de riesgo durante el régimen neoliberal. Refinerías que no pasaron de la barda perimetral como la que simuló en su período Felipe Calderón. Carreteras como en la Montaña de Guerrero que nunca se terminaron y simularon su encarpetamiento utilizando pintura para aparentar el asfalto con una foto para su inauguración.
El AIFA junto con el Tren Maya en la península de Yucatán y la refinería Olmeca en Tabasco, son las obras emblemáticas de la 4T que se construyeron con el aporte del Ejército y definen el nuevo modelo en la obra pública sin corrupción, un parteaguas en la historia moderna de México por el papel que ha jugado el cuerpo de ingenieros del Ejército mexicano que se ha revelado como excelente constructor de obras monumentales, magníficamente cimentadas, funcionales y sin ostentación, entregadas con puntualidad y sin incrementos injustificables del presupuesto.
Nada más útil que ver aprovechados para el desarrollo del país los enormes recursos técnicos y humanos del Ejército que muchos mexicanos ni siquiera tenían idea de que existían.
Con la construcción del AIFA en los llanos de Santa Lucía vemos al militar hidalguense que se yergue orgulloso como jinete revolucionario para incorporarse al cambio por la vía pacífica.
Ahora, gracias a esa gran visión de la 4T hemos pasado a un estadio superior en el desarrollo del país incorporando el conocimiento, la disciplina y creatividad de los ingenieros militares y el trabajo de los soldados, para construir obras de tal envergadura en tiempo récord y con un costo competitivo en el mercado.
Las tres obras emblemáticas mencionadas, todas ellas como parte de la estrategia de desarrollo, le han ahorrado millones de pesos a las arcas públicas. La existencia del AIFA a mí me consta que es real, no tiene nada que ver con la inteligencia artificial, efectivamente funciona las 24 horas del día, manejada por personal capacitado del Ejército, algunos de ellos más entregados a la disciplina castrense que a resolver los problemas de los usuarios, pero la mayoría con la disposición para cumplir con eficacia las labores del servicio.
Desde su inauguración quise conocer esa terminal aérea que tantos elogios y críticas recibió en los medios tradicionales y en las redes sociales donde había la idea de que todo era una farsa, hasta que vimos que el presidente norteamericano Joe Biden la utilizó.
Hace apenas hace unos días tuve la oportunidad de conocer esa terminal aprovechando un viaje de Zihuatanejo al AIFA para hacer conexión con otro vuelo.
Por problemas de horario perdimos el vuelo, pero la experiencia nos sirvió para conocer como usuarios las bondades y defectos de esa terminal.
La obra es monumental y un alarde de ingeniería donde no se ve ningún ahorro que demerite su solidez. Es tan extensa, con el defecto de todos los aeropuertos que no han resuelto la movilidad para que sus usuarios puedan recorrer descansadamente sus largos pasillos. Quizá le faltan señalizaciones más visibles y fáciles de entender.
El aeropuerto es elegante, con mucha luz, natural y artificial, de día y de noche. La vigilancia a cargo de la Guardia Nacional se hace notar para dar confianza a los usuarios.
La infraestructura que se ha construido para llegar al AIFA cambió radicalmente el entorno de esa parte del Estado de México. Amplias avenidas bien alumbradas y señalizadas, puentes y glorietas de primera, dan idea de un nuevo país. Sólo la falta de aglomeraciones en los pasillos de la terminal y en las tiendas contrasta con el aeropuerto Benito Juárez, pero para nosotros provincianos guerrerenses nos hizo sentir bien, aunque auguramos que cada vez será mayor la afluencia en esta terminal que fue construida pensando en el futuro promisorio en el que seguramente también pensó Felipe Ángeles.