EL-SUR

Martes 16 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El gringo de la marañona

Anituy Rebolledo Ayerdi

Septiembre 30, 2021

(Sexta de ocho partes)

El columnista felicita afectuosamente al doctor Benjamín Sandoval Melo por su designación como presidente del Colegio de Turistólogos en Hotelería y Gastronomía de Guerrero. Un reencuentro afortunado desde que coincidimos hace 25 años como ediles en la Comuna porteña, encabezada por don Rogelio de la O Almazán.

La máquina Underwood

El reportero Luis Spota y el detective Fernando López llegan puntuales aquel viernes (28 de julio de 1948) al Parque Cachú, en la avenida Costa Grande (hoy Pie de la Cuesta). Vienen, como se recuerda, invitados a comer por el Gringo de la marañona luego del enojoso encuentro en el centro de la ciudad. El fotógrafo ha regresado a la Ciudad de México.
El anfitrión los recibe en su bungalow estilo californiano localizado en la parte media del terreno cerril de la finca –“bastante pequeña y modesta”, en opinión del periodista–. Se destaca entre el magro mobiliario una mesa de madera sobre la cual descansan una máquina de escribir y muchos libros apilados. Torsvan se adelante a cualquier pregunta informando a sus invitados que en aquella vieja Underwood elabora artículos para una revista norteamericana. Se lamenta, sin embargo, que casi todas sus colaboraciones son devueltas por malas y remata genialmente: ¿Creen ustedes que tal cosa pasaría si yo fuera Traven?
El Gringo sonríe creyendo haberse anotado un punto a favor en su empeño de no permitir un interrogatorio inquisitorial por parte de sus invitados. Les ofrece enseguida una historia de tres cazadores en la selva. El primero se dispone a cazar a un tigre, el segundo un venado y el tercero un ganso silvestre. Los tres penetran en la espesura selvática, prometiéndose volver al campamento hasta que hayan logrado sus piezas. Los dos primeros regresan horas más tarde, uno con la cabeza de un tigre y otro con la cornamenta de un venado, mientras que el tercero arribará al día siguiente con las manos vacías. El escarnio para aquél será brutal por parte de sus compañeros, burlándose de él por haber ido tras un fantasma. Y es que los gansos silvestres no existen.
Convertido Torsvan en “ganso silvestre” por efecto de su parábola, los tres cazadores cargan sus escopetas y afinan la puntería. No disparan porque ha llegado a hora de la comida, servida en el restaurante. El anfitrión presume que el pato al horno que sirve doña María de la Luz es “una especialidad de la casa”. Miente, porque el palmípedo de la fauna de casa tuvo que ser sacrificado por causa de la rotuna de una pata. O sea la pata del pato.

¡Largo, malditos mentirosos!

Será durante la sobremesa cuando se inicie el juego entre el ganso silvestre y los cazadores. Luego de algún tiempo de aquel juego de inteligencias, Spota se convence de que el Gringo nunca aceptará ser el misterioso escritor B. Traven, cuya incógnita ha mantenido expectante por mucho tiempo al universo literario. Será entonces cuando el reportero sorraje sobre la mesa las pruebas localizadas en el apartado postal número 49 de Acapulco, misma que evidencian la identidad del escritor. Aquí el Gringo de la marañona pierda la cordura y la ecuanimidad. Se levanta de la mesa y estalla en gritos, llamando mentirosos a sus invitados e invitándolos a retirarse del lugar.
Va más allá. Encolerizado , Croves amenaza al reportero con abandonar el país al día siguiente y aún más, suicidarse si Spota divulga aquellos documentos. Y el reproche con tono lastimero: “ usted tendrá que vivir con mi muerte sobre su conciencia”. El reportero le responde con calculada indiferencia : “Quitarse la vida será decisión suya , mister Traven”

Al fin descubierto

El director de la revista Mañana, Gregorio Ortega, temeroso que se le vaya la exclusiva si esperan a que el Gringo acepte la identidad de Traven, acuerda con Luis Spota publicar la revelación sensacional. Y así sucede: la edición de Mañana del 7 de agosto de 1948 anuncia en su portada: Mañana descubre la identidad de B. Traven, por Luis Spota. Ilustran el texto las gráficas de Traven en huida tomadas por el Gordo Díaz en Acapulco.
Se dirá entonces que nada hay más estimulante y comprometedor para un periodista que el reconocimiento de sus lectores, pero que también lo es en igual medida el de sus compañeros de oficio. Son, pues, los pares de Spota quienes valoran su investigación paciente, tenaz y acuciosa para llegar al escurridizo personaje. Extraordinaria en este caso pues B. Traven era buscado de mucho tiempo atrás por reporteros de varios países del mundo.

Spota miente: Croves

H. Croves no se va de México ni se suicida luego de la revelación de la revista Mañana. Lo primero que hace es abandonar el Parque Cachú pues prevé que será invadido por reporteros de todas partes. Acepta la hospitalidad que le ofrece el cinefotógrafo Gabriel Figueroa, primo de Esperanza López Mateos, su traductora y representante, quien será uno de sus mejores amigos. Mantendrá entonces su férrea determinación de defender su identidad secreta, a como dé lugar. La primera de ellas será la de echar por tierra el reportaje de Spota en Mañana.
Una misiva procedente de Londres, Inglaterra, con la firma autentificada de B. Traven, llega a la revista Mañana casi un mes después de publicado el reportaje con el que Spota cimbra al mundo intelectual. El propósito de la misma es desmentirlo, línea por línea, además de lamentar que el director y los lectores de la publicación se hayan dejado tomar el pelo en forma tan inocente. El firmante, B. Traven, pregunta:
–¿Podría explicar el señor Spota cómo pudo descubrirme en Acapulco cuando tengo muchos años de feliz residencia londinense, y aún más, que ni siquiera conozco el puerto aludido? El firmante exige, finalmente, la publicación de su carta reservándose el derecho de actuar conforme a las leyes mexicanas sobre libelo. Ortega, el director, enloquece, Spota ni suda ni se acongoja.
No lo hace porque muy pronto, con la ayuda siempre dispuesta del doctor Quiroz Cuarón, el reportero demostrará que la misiva recibida en Mañana había sido redactada en México y enviada a Londres para su devolución al país con franqueo inglés. La astucia de Traven había fallado esta vez al utilizar papel hecho en México y una máquina de escribir Made in México y no made in England. Total, que el desmentido de Traven será tomado a chacota por los lectores dando, por el contrario, certidumbre y contundencia al reportaje de Luis Spota.

Traven, mexicano

Tres años más tarde del descubrimiento, el 13 de septiembre de 1951, H. Croves recibe en Acapulco la documentación que lo acredita como ciudadano mexicano. Mismo año en el que Esperanza López Mateos se suicida, quedado el escritor sin amiga íntima, consejera, secretaria, traductora y representante latinoamericana. No pasará mucho tiempo “ciego y sin brazos”, como se llamaba a sí mismo, cuando alguien le recomienda a Rosa Elena Luján, una mujer tan inteligente y sensible como doña Esperanza, cuyo lugar ocupará a partir de 1952. Con ella asistirá al Festival de Venecia (1954) invitado de honor a la exhibición de la película mexicana La rebelión de los colgados, con guión de él mismo. Aprovecharán para visitar Amberes, Venecia, París y Amsterdam.
Cinco años después de tenerla a su servicio, Hal Croves hace su esposa a Rosa Elena Luján en San Antonio, Texas, declarándolo su primer matrimonio. Establecen su hogar en la calle Durango 353, de la Ciudad de México, sede de la Agencia Literaria R. E. Luján. Volverá a Acapulco únicamente de vacaciones con su nueva familia.

B. Traven, ¿plagiario?

La celebración por el punto final a la novela Aslan Narval es opacada en 1958 por una denuncia de plagio presentada contra B. Traven en Alemania. Un presunto escritor llamado Josef Weider reclama judicialmente la paternidad de por lo menos catorce títulos firmados por B. Traven. Y será entonces, frente a la amenaza de perder los derechos de su obra publicada en Europa, cuando Hal Croves tome la decisión de encarar al mundo con su verdadero nombre.
Será doña Rosa Elena Luján de Croves quien conciba la mejor forma de hacerlo, necesariamente a través de los medios. Platica de un viejo amigo de la familia, Luis Suárez, periodista español radicado en México, y entre ambos arman el plan para el “descubrimiento”. Lo hacen a través de la revista más popular del momento, Siempre!, dirigida por José Güero Pagés Llergo, cuya edición del 10 de octubre de 1966 lanza la exclusiva. Siempre! presenta al mundo a B. Traven, rezaba el cabezal con tipografía de 6 centímetros, del reportaje-entrevista de Suárez, ilustrado con las fotografías tomadas en Acapulco por el Gordo Díaz. Primicia mundial, presume la entrega.
El golpe periodístico resulta eficaz para los propósitos del escritor. Presentarse como único y auténtico B. Traven echará por tierra el intento de despojo de su obra ocurrido en Alemania, nulificando acciones similares por causa del anonimato obsesivo del creador.

Traven en Europa

Una vez terminado su cuento Macario para filmarse en México con Ignacio López Tarso, la dirección de Roberto Gavaldón y el guión de Emilio Carballido. El de nuevo imperturbable señor Croves (Traven) viaja a Europa. Allá será operado del oído en un hospital de Berlín; la sordera es adjudicada al paludismo crónico adquirido en la selva chiapaneca y contra el que luchaba a base de quinina. Aprovecha su estancia para asistir en Hamburgo a la premier de la película Des Totenschiff , basada en su novela El barco de los muertos. Aquí se entera de la muerte de quien pretendió robarle su obra.
Otra vez en México, el escritor se muda al que será nuevo hogar de la familia Traven-Luján, en la calle Río Mississippi numero 61, en la Ciudad de México.