EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El hombre que dice No

Adán Ramírez Serret

Junio 02, 2017

Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) es sin duda uno de los escritores más importantes en España. Seguramente en poco tiempo, con el transcurso de los años, le otorgarán el Premio Miguel de Cervantes.
Se trata de un escritor que en sus primeras novelas fue un autor con búsquedas posmodernas, con una actitud, se puede decir, vanguardista. Por esto, con su cuarta novela, Soldados de Salamina (2001), los lectores y la crítica se llevaron una gran sorpresa al encontrarse con una historia de la Guerra Civil española, con una extraña novela histórica. Esta obra se convirtió en un fenómeno, pues rápidamente fue traducida a una veintena de lenguas, en un best seller de un autor muy literario. Lo fantástico, además, fue que sorprendió al propio Cercas, no sólo por todo lo anterior; sino también porque al reseñarla, Mario Vargas Llosa dijo que se trataba de una novela comprometida socialmente. Es fácil imaginar al narrador vanguardista saltando de asombro –feliz y confundido– al descubrirse llamado escritor comprometido nada más y nada menos que por Vargas Llosa.
Sin embargo, Cercas, como lo ha contado en su ensayo sobre literatura, El punto ciego (2016), se preocupó por lo que quería decir esta etiqueta. Se percató que en el presente no era lo mismo que durante el Realismo Socialista, sino que ahora estar comprometido es estarlo, sin duda, con la literatura. Descubrió que su forma de estar comprometido era estarlo con la España del presente, hurgando y asumiendo la España del pasado.
A partir, pues, de Soldados de Salamina, la obra de Javier Cercas toma una nueva dirección, un nuevo enfoque: analizar el inestable pasado. Observa no sólo la Guerra Civil, sino también el intento de Golpe de Estado de 1981 y la más reciente transición democrática. Asimila el pasado como un ente vivo, como un órgano enterrado en la conciencia de España que sigue palpitando, y que deber ser, que exige ser asumido.
Descubre, consternado, que no se puede escribir una novela sobre la historia española, por eso dije que se trataba de una extraña novela histórica; sino que se tiene que escribir una especie de ensayo histórico sobre la ficción de la historia oficial, por llamarla de cierta forma. Cercas explica que al escribir Anatomía de un instante (2009), descubre que no se puede escribir una ficción sobre una ficción, sino que más bien debe buscar la verdad en esa ficción. Y entonces, de manera paradójica, surge una novela.
Con estas apasionantes premisas Cercas no sólo ha consolidado una obra contundente sino que ha creado una literatura. Pues ha renovado al género mismo. Con las novelas antes mencionadas más El impostor (2015) y este año con El monarca de las sombras, ha hecho una caudalosa mezcla de historia, biografía y sociología.
Con El impostor, hurga el presente a partir de la figura “mediopata” de Enric Marco. Es un hombre que fingió ser un revolucionario víctima del franquismo que terminó, por su valentía, en campos de concentración en Alemania; presumió esto ante todo el país, siendo una víctima heroica… Hasta que un buen día, un historiador descubre que no sólo todo es falso, sino que este hombre incluso había sido falangista y sobre todo, un cobarde. Cercas con este personaje, analiza la identidad de la sociedad española. Se trata, desde mi punto de vista, de un libro brutal pues al parecer España, no sólo olvidando el pasado sino inventando uno que le conviene, tiene al héroe que le corresponde.
El monarca de las sombras me parece una respuesta inmediata a El impostor, pues ahora Cercas se enfrenta a un personaje de su propio pasado, a un tío falangista que murió durante la Guerra Civil. A un personaje que había habitado las penumbras, huidizo y esperando ser analizado para volverse de carne y hueso. Cercas, encara la realidad de una ficción familiar. Lo hace con el fin de asumirse a sí mismo. Pues al estudiar a su tío, Manuel Mena, se enfrenta a sus culpas heredadas. Descubre aquello que decía Hannah Arendt: “No se es culpable de lo que hicieron nuestros antepasados pero sí se es responsable”. No esconde, no olvida el pasado. No finge que nunca existió. Es una virtud deslumbrante, es justo lo que falta; la clase de escritores que no hay. Los que dicen No, cuando todos dicen sí.
Javier Cercas piensa que lo que necesita la sociedad es un maestro que enseñe a vivir; un médico que enseñe a morir; y un hombre que dice No y preserve la dignidad colectiva.

(Javier Cercas, El monarca de las sombras, México, Random Hou-se, 2017, 288 páginas).