EL-SUR

Lunes 22 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El incendio de Notre Dame y el futuro del mandato de Macron

Gaspard Estrada

Abril 17, 2019

El incendio de la catedral de Notre Dame, el pasado lunes, conmocionó a los franceses y al mundo. El día de ayer, no menos de 100 periódicos en el mundo pusieron en su portada las terribles imágenes de destrucción del techo de este monumento histórico y emblemático de París. El símbolo de esta catástrofe fue la caída, ante las cámaras de los principales medios de comunicación del mundo, del asta construida por el célebre arquitecto francés Viollet-Le-Duc en el siglo XIX, es decir siete siglos después del comienzo de la construcción, en plena Edad Media. Sin embargo, no queda duda que el origen accidental de este incendio –el techo de Notre Dame se encontraba en obras en ese momento– permitió disminuir la tensión existente en el seno de la cúpula del poder francés, empezando por el presidente Emmanuel Macron.
En efecto, el jefe del ejecutivo vive uno de los momentos más complejos de su presidencia, desde su elección en mayo de 2017. A raíz de la falta de resultados en el plano económico, el descontento de las clases medias bajas, que no reciben subsidios del gobierno pero pagan numerosos impuestos, ha ido a la alza. Sin embargo, si bien las encuestas de opinión dejaban en evidencia el aumento de la impopularidad presidencial, los mecanismos tradicionales de expresión del descontento popular en Francia, como las manifestaciones masivas de los sindicatos, o la existencia de huelgas ampliamente apoyadas por la opinión pública, no se habían desarrollado como en gobiernos anteriores. Desde hace 20 años, el derecho a huelga, y su uso por parte de los sindicatos ha estado yendo a la baja: de hecho, desde 1995, cuando el país se paralizó por la huelga de los funcionarios públicos en contra de la reforma de las jubilaciones impulsadas por el entonces primer ministro Alain Juppé, los movimientos sociales no han logrado contrarrestar los proyectos de reformas económicas de los gobiernos de izquierda como de derecha. La propia reforma del derecho de huelga, votada durante el mandato del presidente conservador Nicolas Sarkozy, contribuyó a disminuir el poder de los sindicatos dentro del mundo laboral.
En esta perspectiva, la aparición de los “chalecos amarillos” constituyó una novedad política, cuando surgieron las primeras manifestaciones a principios de noviembre de 2018. De la misma manera que Emmanuel Macron llegó a la presidencia de la República sin tener un partido político establecido, el movimiento de los “chalecos amarillos” nació sin el apoyo de las grandes centrales sindicales. De cierta forma, este movimiento fue una respuesta política de la sociedad al gobierno de Macron. Sin embargo, al usar para ello formas de expresión política cada vez más discutibles, este movimiento ha ido perdiendo fuerza. En este contexto de impopularidad presidencial, Emmanuel Macron lanzó un gran debate nacional, con el objetivo de relanzar su presidencia.
En este marco, el presidente francés tenía previsto mandar un mensaje a la nación el pasado lunes, en donde anunciaría una disminución de los impuestos para las clases medias, así como la supresión de la Escuela Nacional de Administración, un símbolo del elitismo a la francesa. Sin embargo, nadie podía imaginar que unos minutos antes de la difusión de este mensaje, un incendio devastador se propagaría en el techo del monumento más visitado de París y de Europa y cimbrara a la sociedad francesa y al mundo, lo que obligó al ejecutivo a cambiar sus planes. El presidente fue a la Catedral para supervisar el trabajo de los bomberos, y dar un mensaje a los medios de comunicación. 24 horas después, Macron volvió a dar un mensaje, esta vez desde el palacio del Eliseo, para dejar claro que su gobierno hará todo para reconstruir la Catedral de Notre Dame, dejando de lado los anuncios que tenía previsto realizar el lunes pasado. Al día de hoy, no queda claro cuál será la consecuencia política de este accidente mayúsculo.

Twitter: @Gaspard_Estrada

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.