EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El juego peligroso del ejército brasileño

Gaspard Estrada

Agosto 04, 2021

Hace unos días el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, llevó a cabo un cambio en la composición de su gabinete con el objetivo asumido de recuperar la iniciativa política, tras la instalación hace unos meses de una comisión parlamentaria de investigación (CPI) en el senado, que progresivamente ha revelado la existencia de supuestos actos de corrupción en el Ministerio de Salud, en particular del ex ministro de esta cartera, el general Eduardo Pazuello, así como de dirigentes apadrinados por los partidos del llamado “Centrão”, una coalición de centro derecha y derecha que respalda a Bolsonaro en el Congreso.
En este sentido, éste último decidió remplazar al general Eduardo Ramos en el poderoso ministerio de la Casa Civil de la Presidencia de la República, para nombrar en su lugar al presidente del Partido Progresista (PP), el senador Ciro Nogueira, una de las principales figuras del “Centrão”. Desde la llegada al poder de Bolsonaro, el PP se ha transformado, progresivamente, en el partido articulador del “Centrão”, y uno de los mayores aliados del presidente en el Congreso. Esto quedó en evidencia a principios de este año, cuando Arthur Lira –otro de los líderes del PP– logró imponerse como nuevo presidente de la cámara de Diputados, venciendo a Baleia Rossi, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), respaldado por el presidente saliente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia. Paralelamente a la victoria de Lira, Bolsonaro nombró hace unos meses como líder del gobierno en el Congreso a Ricardo Barros, otro miembro influyente del mismo partido. La suma de estos nombramientos da cuenta del peso adquirido por el PP en la maquinaria gubernamental, en detrimento del MDB –antiguo PMDB– que tradicionalmente había ocupado ese papel de partido bisagra del “Centrão”.
Sin embargo, más allá del cambio de siglas al frente de este grupo político de apoyo al presidente de extrema derecha, lo más relevante políticamente en estos cambios promovidos por Bolsonaro reside en la pérdida progresiva de poder de los militares dentro del llamado “corazón del gobierno” brasileño, es decir dentro de los cargos clave de la presidencia de la República. Paradójicamente, en el momento en el que los militares están perdiendo un acceso directo al presidente, remplazados por los políticos del PP, las señales de una “rendición” de los comandantes de las fuerzas armadas a los ímpetus autoritarios de Bolsonaro son cada vez más claras. Tras el relevo, en marzo de este año, del ministro de defensa y de los comandantes de las tres fuerzas, los nuevos mandos militares han respaldado públicamente la mayoría de los actos anti democráticos del presidente. Según el periódico Estado de São Paulo, el propio ministro de defensa, el general Braga Netto, conjuntamente con los comandantes de las tres fuerzas militares, habría amenazado al presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, de que las fuerzas armadas no aceptarían la organización de las elecciones presidenciales en 2022 si el congreso no votaba la adopción del voto impreso en ese escrutinio, suscitando el repudio de los medios y de buena parte de la clase política.
Si bien el ministro Braga Netto emitió un comunicado de prensa deslindándose de las afirmaciones del periódico Estado de São Paulo, el daño a la institucionalidad militar ya se hizo. En aras de mantener sus puestos en el gobierno (según varios medios de comunicación, más de seis mil militares ocupan cargos que deberían ser de civiles), el ejército está jugando con fuego, al respaldar las iniciativas autoritarias de Bolsonaro. De hecho, en las encuestas de opinión, la imagen del ejército ha caído a mínimos históricos en Brasil. Pero los altos mandos militares parecen querer respaldar a Bolsonaro hasta el final.
Difícilmente será el caso de los políticos del Centrão, inclusive de los del PP. Hace una década, Ciro Nogueira llegó a considerar que Lula había sido el “mejor presidente de la historia de Brasil”. Si las encuestas se mantienen como están, no es imposible que estos últimos vuelvan a apoyar al popular ex presidente.
Para Bolsonaro, conforme la perspectiva de perder el poder se vuelve más real, aumenta su tentación autoritaria. Esperemos que el ejército decida tomar distancia de Bolsonaro.

* Director ejecutivo del Obser-vatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard _Estrada