Gaspard Estrada
Enero 24, 2018
El día de hoy, el tribunal de apelación de la cuarta región federal de Brasil (TRF-4), con sede en la ciudad de Porto Alegre, pronunciará una sentencia sobre la apelación realizada por los abogados del ex presidente Lula de la sentencia del juez Sergio Moro, que lo condena a nueve años de cárcel por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero. Según el propio presidente de ese tribunal revisor, Arthur Gebran Neto, la sentencia emitida a mediados del año pasado por el juez Moro es “impecable”, y a pesar de haber declarado en una entrevista que no había leído la sentencia en su totalidad, dio a entender de manera inequívoca que votaría a favor del mantenimiento de la pena al popular ex presidente brasileño. Los dos otros jueces revisores, si bien no se han pronunciado públicamente sobre el contenido de su decisión, han dejado claro a través de mensajes a los medios que de la misma manera que el juez Gebran, votarán a favor de la condena en segunda instancia. Inclusive, hace algunos días, la oficina de comunicación social del tribunal decidió adelantarse al juicio propiamente dicho, al emitir un comunicado de prensa en el cual está dicho que “el ex presidente Lula no será preso el día miércoles 24 de enero”, dando a entender que Lula será condenado ese día. Sin embargo, a pesar del impacto mediático de esta condena, no será el fin de este proceso jurídico. Los abogados de Lula ya declararon que apelarán de nueva cuenta si la resolución es desfavorable, lo cual tendrá como consecuencia paralizar los actos jurídicos contra Lula, que seguirá haciendo campaña. El jueves 25, el comité ejecutivo nacional del Partido de los Trabajadores (PT), hará un pronunciamiento para reafirmar la pre candidatura de Lula a la presidencia de la República, y el domingo 27, Lula viajará de São Paulo a Addis-Abeba, Etiopia, para hacer un discurso en la sede de la Unión Africana, regresando a Brasil el 31 de enero.
Por ende, si bien no hay dudas sobre la decisión del tribunal, su impacto jurídico y político todavía está por verse. A nivel jurídico, todo dependerá del resultado del colegiado: si hay tres votos favorables a la condena del ex obrero con la misma dosimetría de la pena (es decir, con el mismo castigo), la posible apelación para los abogados del ex presidente sólo podrá concentrarse en el carácter formal de la condena, y no en el fondo de la sentencia. Si por el contrario, existe una divergencia tanto en la sentencia en sí como en la dosimetría de la pena, la acción interpuesta por los abogados podrá considerar también el fondo de la condena interpuesta por Sergio Moro. En este caso, las condiciones para una candidatura y una posterior elección de Lula como presidente aumentarían, porque el proceso subiría a la corte suprema de Brasil (el Supremo Tribunal Federal-STF), lo cual atrasaría el veredicto final, de tal manera que Lula podría hacer campaña sin ver su candidatura invalidada. Por otro lado, este último podría decidir ignorar la sentencia del TRF-4 e inscribir su candidatura; en ese caso, el Ministerio Público podría hacer un llamamiento al Tribunal Superior Electoral (TSE) para invalidar la candidatura de Lula, lo cual le podría permitir continuar haciendo campaña durante un tiempo. Sin embargo, el TSE podría negar la candidatura de Lula por este mismo motivo, lo cual hace que esta última hipótesis sea improbable. De tal manera que, en cualquiera de estos casos, la incertidumbre jurídica de la candidatura del ex presidente Lula continuará en los próximos meses. Esto se traducirá, en el plano político, en un aumento de la imprevisibilidad de la contienda electoral para la elección presidencial. En el corto plazo, tanto la oposición como la prensa hostil a Lula y al Partido de los Trabajadores (PT), en particular el poderoso grupo O Globo, intentarán presentar esta sentencia condenatoria como el fin de la carrera política de Lula, y harán lo posible para cambiar la agenda política del país con la llegada a mediados de febrero del carnaval, que de manera general paraliza al país durante una buena parte de febrero. Sin embargo, Lula ha dicho que a partir de marzo comenzará una gira por los estados del sur del país, con el objetivo de darle visibilidad a su pre campaña por la presidencia de la República. De misma manera que en México, la elección presidencial brasileña será de emociones fuertes.
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París
Twitter: @Gaspard_Estrada