EL-SUR

Sábado 18 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

El largo brazo de la Migra

Jorge Mujica Murios

Julio 06, 2005

MÉXICO DEL NORTE

Hace apenas una semana, los secretarios mexicanos de Economía y de Gobernación se sentaron en la ciudad de Ottawa, Canadá, con sus respectivas contrapartes, para firmar los reglamentos de una cosa que se llama la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad para América del Norte (ASPAN).

Para los cortos de memoria, la Alianza es el acuerdo ejecutivo que firmaron George Bush, Paul Martin y Vicente Fox hace tres meses, en la llamada Cumbre tripartita de Waco, Texas. La Alianza se compone de dos temas centrales, la “seguridad” y la “prosperidad”.

Lo interesante del famoso acuerdo ejecutivo es que es, precisamente, “ejecutivo”, es decir, un acuerdo entre los presidentes de los tres países, y no es un “convenio internacional”, como otros documentos que frecuentemente se firman entre dos o varios países. La diferencia entre un “acuerdo ejecutivo” y un “convenio internacional” es que los convenios los tiene que revisar y aprobar el Senado de la República, pero los acuerdos no. Son simplemente actos presidenciales.

Al parecer, como a Vicente Fox el Congreso nomás le aprueba viajes al extranjero, lo que firmó en Waco fue un acuerdo, no un convenio.

Y no tendría nada de malo, si no fuera por los temas que se tratan, y que afectan a millones de personas, en particular a los migrantes mexicanos. Establece, de hecho, que el gobierno mexicano se vuelva otro brazo de la Migra estadounidense.

Yo prospero, tú no

En el renglón de la prosperidad, la Alianza prevé que los tres gobiernos cooperen para aumentar las reservas energéticas, para facilitar las inversiones en la infraestructura industrial, y para “racionalizar y actualizar las regulaciones respectivas”. En mexicano,

esto quiere decir que México siga poniendo su petróleo crudo al servicio de Estados Unidos, y que tenga leyes y reglamentos coherentes.

En detalle, la agenda sobre prosperidad contempla el mejoramiento de la productividad, medidas para abatir costos para hombres de negocios, productores y consumidores de los tres países, asegurando “la compatibilidad de regulaciones y estándares” y eliminando requisitos de certificación innecesarios. Dicho de otra forma, abrir las fronteras al comercio y los productos a bajo costo. Se trata de la entrada a México de productos agrícolas de bajo costo, subsidiados por el gobierno gringo, que le están dando en la torre a los pequeños productores mexicanos.

Y por ser un “acuerdo”, ha pesar de tener resoluciones “muy delicadas” para México, “han pasado inadvertidas” para los legisladores y la opinión pública del país, dice el diplomático retirado Francisco Correa Villalobos. Y no se crea usted que CorreaVillalobos es uno de ésos cónsules a la carrera que a veces padecemos. Fue representante permanente alterno ante las Naciones Unidas (Viena), embajador de México en Honduras, en Argel y en Paraguay, y secretario para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

 

Migrantes y terroristas

 

Lo grave es la otra parte de la Alianza, la de la seguridad. Ahí se propone una “nueva generación” de estrategias para “sellar la región norteamericana de amenazas externas”. En detalle, “una estrategia de seguridad para viajeros”, que incluye monitoreo y chequeo de viajeros desde su embarque en cualquier país hasta su entrada a cualquiera de los tres países norteamericanos.

 

Por ejemplo, México tendría que armar un sistema de visas parecido al gringo, dice el diplomático.

Y como “amenazas” en la región, Fox aceptó en Waco una definición que incluye a la migración ilegal y el tráfico de personas como “amenazas trasnacionales para Estados Unidos, Canadá y México”, al mismo nivel que el terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado.

A la mejor aquí México tiene que aprobar su propia REAL ID, para que no se le vayan a subir terroristas a los aviones, y a la mejor, quien quita, todo a favor de la seguridad, México construye su propia barda en la frontera sur.

Y esta semana entra en vigor el acuerdo, sin que el Congreso Mexicano sepa siquiera los detalles.

 

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