EL-SUR

Miércoles 18 de Junio de 2025

Guerrero, México

Opinión

El mundo en vilo; México en transición, decidido y de frente

Abelardo Martín M.

Agosto 06, 2024

 

Desde hace por lo menos seis años México vive una sacudida que tanta falta le hacía desde hace por lo menos un tercio de siglo en que se decidió favorecer el debilitamiento del gobierno y el empoderamiento del sector privado internacional y nacional, con las consecuencias de haber privatizado varios sectores económicos vitales para un país en desarrollo, y la adopción de un modelo que provocó mayor injusticia en perjucio de las grandes mayorías desfavorecidas y marginadas.
El debilitamiento intencional de los servicios públicos de salud y educación, provocaron que las grandes mayorías quedaran excluidos de los mínimos de salud y bienestar. Hoy, casi 40 años después de aquellas decisiones, apenas se vislumbra el mejoramiento de los servicios médicos basados en la prevención de las enfermedades y el fortalecimiento de la salud de todos los mexicanos, y los servicios de educación apenas comienzan a experimentar los resultados del apoyo gubernamental, puesto que las políticas públicas en estos sectores estuvieron a favor del florecimiento de clínicas y hospitales privados y de escuelas también particulares.
El llamado ahora segundo piso de la Cuarta Transformación, no es otra cosa sino la continuación de la fuerte sacudida que produjo el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien al final de su sexenio, sin lugar a dudas, comienza a dejar en claro que las políticas públicas en todos los niveles del gobierno, municipios, estados y federación, deben estar en línea para encauzar sus presupuestos a los sectores de salud y educación, y hacer realidad la promesa electoral de “primero los pobres”.
Ayer lunes, el sistema financiero internacional experimentó una sacudida que en otro momento, al final del sexenio, hubiera representado una auténtica catástrofe, pues en los últimos seis sexenios, la transición del gobierno a su sucesor ocurrió siempre en medio de una crisis de comunicación y también financiera. Hoy es diferente. El equipo financiero gubernamental que encabeza el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, con la seriedad, el temple y la frialdad que le caracterizan, enfrentó la caída de los principales indicadores financieros internacionales y las bolsas de valores de los principales mercados, sin crear alarma o miedo, sino con tranquilidad capeando el temporal.
La estrategia de este gobierno en medio de un mundo en la turbulencia, la agitación, la feroz competencia por el liderazgo internacional, la amenaza del recrudecimiento de los conflictos armados, en especial entre musulmanes y judíos en Medio Oriente, ha sido la de continuar con el trabajo y la conclusión de las obras iniciadas. A menos de dos meses del término del sexenio, con la ceremonia que marcó el arranque de la producción de la Refinería Olmeca, que en cosa de un mes, según se anunció, operará al máximo de su capacidad, se ha concretado la puesta en marcha de los grandes proyectos anunciados al inicio del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Hace un par de años, como se recuerda, inició sus operaciones el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, construido luego de la decisión de cancelar la terminal aérea que se levantaba en el lecho del Lago de Texcoco, y en los pasados meses comenzó a rodar el Tren Maya, que ya comunica pueblos y comunidades del sureste mexicano, además de impulsar el desarrollo del turismo nacional e internacional en la región.
Ahora, la operación de la nueva refinería, construida en un tiempo récord si se revisan los parámetros internacionales, fortalecerá la soberanía energética del país, al aportar gasolina y otros productos que contribuirán al desarrollo productivo del país, a precios competitivos y sin depender de los consorcios internacionales.
Con la consolidación de estas obras y contra muchos pronósticos, el gobierno de López Obrador llega a su fin con logros sustantivos, con una economía dinámica y fortalecida, un tipo de cambio estable y expectativas favorables en el largo plazo. El gobierno que arrancará en octubre, encabezado por la doctora Claudia Sheinbaum, tendrá entre otros retos el de mantener esa tendencia y desarrollar sus nuevos planes, mientras renueva la mística que se convirtió en la principal fortaleza del presidente saliente.
Una primera etapa se ha cubierto con el nombramiento de prácticamente la totalidad del gabinete, en el cual sólo quedan unos pocos aunque notables pendientes, como las secretarías correspondientes a las fuerzas armadas, Defensa y Marina, y los de las empresas del sector energético, Pemex y CFE.
La doctora Sheinbaum ha acompañado al presidente en sus giras de fin de sexenio, entre ellas ésta reciente del arranque productivo de la nueva refinería, con lo que el pueblo de México recibe el mensaje de una transición de gobierno ordenada y sin sobresaltos, como no se había visto en la historia de nuestro país, lo que no es un logro menor, si se atiende a los problemas que atraviesan otros países en el mundo y en América Latina en sus procesos sucesorios.
El caso venezolano en curso ha concitado la atención internacional, y desde el presidente de México hasta el Papa, han externado sus preocupaciones al respecto. En Estados Unidos, la batalla electoral presidencial está por darse en los meses que siguen, y los resultados son impredecibles. En ambos casos determinar quién gana es una parte del problema. La cuestión más delicada es que los procesos tengan lugar y culminen de manera pacífica.
Mientras todo ello ocurre, en Guerrero libramos nuestras propias batallas, las de siempre. Aquí no se advierten mayores conflictos políticos, porque éstos han sido superados por la violencia cotidiana propiciada por el crimen organizado, que lo mismo ha ocupado territorios que dominado autoridades locales. Los asesinatos que se cometen un día sí y otro también, son sólo un reflejo de la realidad que se ha vuelto parte de la vida cotidiana en pueblos y ciudades. Y no se le ve salida ni fin.