EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El odio

Arturo Martínez Núñez

Julio 05, 2022

 

Si algo caracteriza a los opositores al régimen de la Cuarta Transformación nacional es su odio casi patológico a todo lo que tenga que ver con el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador. Los distintos voceros y representantes del bloque opositor destilan rabia en cada comentario que hacen. El que se enoja pierde, aconseja el adagio popular; el odio es un veneno que uno se toma pensando que se va a envenenar el adversario. El que odia no puede pensar con claridad; el que odia no piensa sino que siente. El que odia toma decisiones a partir del estómago y no del cerebro.
La frivolidad y la ligereza con que se critica todo lo que hace o deja de hacer el presidente raya en la locura. Los adversarios de AMLO verdaderamente lo odian y con el a más del 60 por ciento de la población que lo ama desaforadamente.
Este domingo recibimos en Guerrero la visita del presidente (todavía y ojalá que lo siga siendo por mucho tiempo) del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Alejandro Alito Moreno Cárdenas. La ocasión fue la toma de protesta de la nueva dirigencia estatal del tricolor. En la ceremonia, enmarcada por la asistencia de los ex gobernadores emanados de ese partido, uno de ellos innombrable y de infausta memoria, se elevó el tono en contra del gobierno de México y Morena. Como la dirigencia de nuestro partido está más preocupada en salvar el pellejo que en hacer su trabajo, nadie salió a rebatir las declaraciones por lo menos exageradas. Los de enfrente quieren tiro, de este lado les decimos, con mucho respeto, que no los topamos. Para tener la lengua larga hay que tener la cola corta. Es muy pronto para hacer sonar los tambores de guerra. En Morena no caeremos en su juego y no vamos a debatir contra molinos de viento. Si los tricolores piensan que que su mejor rostro es un viejo chacal herido de la zona Norte, pues allá ellos. Si su alianza es de suma cero con la parte del mismo tricolor que se retiró para vestirse y apoderarse del amarillo y que 11 años después está de regreso, allá ellos. A nosotros nos tiene sin cuidado: cada formación política escoge los rostros con los que quiere acercarse al electorado.
A López Obrador se le ama o se le odia pero no se le puede ignorar. El Presidente desborda pasiones. Cómo buen tabasqueño es intenso y arrojado. No mide, no calcula, no enmascara. Las reacciones en su contra son similares. La diferencia es que los tabasqueños y los costeños estamos acostumbrados a vivir con esa intensidad y a los señoritingos del altiplano cualquier cosita les da miedo.
Los tricolores guerrerenses, entrampados en su laberinto, se sienten fortalecidos por el espaldarazo de un menguado, pintoresco y balconeado líder nacional al que ni sus antecesores respetan y al que los barones del partido le han retirado su apoyo al grado de aconsejar públicamente a sus aliados no acordar ya con él porque su estancia al frente del PRI tiene fecha de caducidad.
El odio es mal consejero. La ira te mantiene ocupado gastando energía pensando en el otro. Las obsesiones personales impiden ver la foto completa. El apego a una rama hace que se olvide contemplar el bosque entero.
En Morena sobran aspirantes y en la casa de enfrente no son capaces de cuajar uno solo. Morena mira hacia el futuro mientras los rivales sacan a pasear su malogrado pasado. Los que quieren alguien para engancharse se van a quedar chiflando en la loma. El triunfo de la 4T es inevitable gracias a que enfrente tenemos a una clase política que simplemente sigue sin saber que hace mucho que no sabe.