EL-SUR

Sábado 04 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

El optimismo de Fox sobre el proyecto de La Parota

Juan Angulo Osorio

Marzo 11, 2005

LA TRANSICIÓN

En la entrevista radiofónica con Joaquín López Dóriga del martes pasado, en la cual escaló su enfrentamiento con el jefe de Gobierno de la ciudad de México Andrés Manuel Lópéz Obrador, a quien llamó mentiroso, el presidente Vicente Fox Quesada hizo elípticamente referencia a un tema de interés inmediato de los guerrerenses.

Cuando el periodista le preguntó porqué estaba tan seguro de que las elecciones de 2006 tendrían un blindaje económico y social, el presidente le respondió que se refería a que habrán grandes inversiones públicas y privadas, y puso como ejemplo de las primeras a la construcción de la presa de El Cajón, en Nayarit que ha generado, dijo, más de 10 mil empleos.

Enseguida, Fox agregó que este mismo año se pondría en marcha otro gran proyecto hidroeléctrico en el país que crearía una cantidad similar de fuentes de trabajo.

No dijo que se trata de La Parota, pero hasta donde sabemos el plan de construir una gigantesca presa aprovechando el cauce del hermoso río Papagayo es el único en el que la Comisión Federal de Electricidad está empeñándose a fondo.

Incluso la no mención por su nombre de La Parota puede estar indicándonos que el presidente de la República efectivamente estaba pensando en ella, pero que no podía ser explícito a sabiendas del conflictivo entorno político y social en que se desenvuelve el proyecto. Y es que aunque hay comuneros que apoyan la presa cuyas aguas inundarán sus tierras y pueblos, otros mantienen una férrea oposición, al punto en que no consideran siquiera una buena indemnización por sus predios que, dicen, no están en venta.

Más aún, independientemente del tamaño local del movimiento opositor, éste cuenta con el apoyo de ambientalistas locales, del país y del mundo que suelen ser escuchados en foros de resonancia internacional, y que ven en el proyecto de La Parota un nuevo ejemplo de la imposición de un modelo de (aparente) desarrollo que no toma en cuenta las necesidades de la sociedad, y que sólo atiende a intereses de grandes compañías trasnacionales.

Estos grupos han documentado que es más grande la destrucción de ecosistemas y de relaciones sociales y productivas que traen las presas de las dimensiones de La Parota, que su beneficio, cuando además su vida útil no pasa de 50 años. Recuerdan asimismo que en los países del primer mundo ya no se construyen, no sólo por su insustentabilidad económica sino porque los ciudadanos no las permitirían.

En resumen, se dice que el de La Parota es el clásico gran negocio de unos cuantos, en beneficio de unos cuantos que de nuevo las metrópolis imponen a un país del tercer mundo donde proliferan políticos que gobiernan de espaldas a sus comunidades.

Pero pese a todo el esfuerzo empeñado, la CFE no ha logrado el consenso social suficiente para poner en marcha el proyecto. El señuelo de que se crearán miles de empleos que “detonarán” –qué palabreja de la jerga tecnocrática– el desarrollo regional, ha sido insuficiente como argumento de convencimiento. Además, la sola autorización de las comunidades para que la paraestatal lleve a cabo trabajos preliminares se ha enfrentado a diversas viscisitudes, entre ellas una demanda en el Tribunal Unitario Agrario presentada por los opositores que reclaman a la autoridad competente declarar nula la asamblea en la que ejidatarios consintieron en que la CFE comenzara estudios en el área, pues consideran que la misma no se desarrolló en los términos de la ley, pues votaron en ella personas ajenas al ejido.

El proyecto cuenta con el apoyo de lo que antes se conocía como las “fuerzas vivas de la sociedad”, que simpatizan con la creación de un lago artificial de 14 mil 213 hectáreas bajo el que quedarían 24 poblados.

Pero éstas “fuerzas vivas” son en general poco representativas y no gozan de una alta estima social. Por eso se trata de un respaldo sobre el cual no puede descansar una estrategia de aislamiento de los opositores al proyecto. ¿Qué ha pasado entonces en los últimos días como para que el presidente de la República se muestre optimista de que ahora sí se acelerará la construcción de La Parota?

Lo único nuevo y trascendente son los resultados de las elecciones de gobernador del pasado 6 de febrero. Y antes del día de la entrevista con López Doriga, Fox se había reunido ya con el gobernador electo Zeferino Torreblanca Galindo, lo que estaba programado para el viernes anterior.

Como no se ha informado nada de los temas aquí tratados, se vale dar rienda suelta a la especulación para decir que uno fue precisamente el de La Parota. Además no se necesita de mucha ciencia para sacar esa conclusión, pues se trata de un plan prioritario del gobierno federal que no se ha podido sacar la espina de su fracasado proyecto de nuevo aeropuerto en el valle de México, luego de la resistencia de los ejidatarios de Atenco.

Menos si se recuerda que uno de los tantos funcionarios que Zeferino Torreblanca visitó en su primer recorrido por dependencias de la capital del país a unos días de su histórica victoria, fue el director general de la CFE, Arturo Elías Ayub.

De modo que La Parota ya se ubicó entre los primeros puntos de la agenda del gobierno que tomará posesión el próximo 1 de abril. Habrá que esperar cómo lo encara públicamente el nuevo gobernador y cómo le hará para convencer a los aguerridos opositores al proyecto y a sus influyentes aliados.