EL-SUR

Sábado 04 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

El pesimismo le va ganando al optimismo en 2023

Saúl Escobar Toledo

Enero 11, 2023

En memoria de Miguel Concha, defensor abnegado de los derechos humanos.

Este año comenzó como terminó 2022: con una gran incertidumbre acerca del comportamiento de la economía mundial, aunque los pronósticos se inclinan más del lado pesimista.
Las dudas planteadas por diversas instituciones internacionales y comentaristas que se ocupan de estos temas se fincan en varios factores: el nivel que alcanzarán las tasas de interés que están a cargo del Banco central de Estados Unidos (la Fed); una posible recesión de las economías más grandes del mundo; las tensiones geopolíticas, ocasionadas por la guerra en Ucrania y las disputas entre Estados Unidos y China; y el reacomodo de las inversiones y el comercio a nivel planetario, es decir, la evolución de la llamada globalización económica.
En lo que toca a las tasas de interés, todos se preguntan hasta qué altura llegarán, cuándo y qué tiempo permanecerán en un nivel máximo antes de empezar a disminuir. Por lo pronto, se apunta, los bancos centrales de las economías más importantes seguirán aumentando esas tasas en los próximos meses para bajar la inflación. Lo anterior plantea un riesgo cada vez mayor de una recesión en Estados Unidos. Los pronósticos que ha recogido la agencia de noticias Bloomberg varían notablemente, pero algunos lo dan como un hecho (nota publicada el 04122022). Por su parte, la directora gerente del FMI anunció, hace una semana, que 2023 “será peor que el año pasado”.
A pesar de lo anterior, se detectan algunos síntomas positivos: las naciones “emergentes” más importantes como México y Brasil, no han sufrido una crisis financiera por lo que consideran que no se repetirá una catástrofe similar a la de los años ochenta. La prueba, dicen, es que las monedas de estos países se han apreciado frente al dólar estadunidense. Sin embargo, agregan, hay que tomar en cuenta que naciones como Pakistán, Ghana y Sri Lanka ya enfrentan graves problemas con sus deudas externas.
También se ha hecho notar que el mercado laboral de Estados Unidos se mantiene sin altas tasas de desocupación, a pesar de los malos augurios recesivos. No obstante, algunas empresas gigantes como Goldman Sachs y Amazon han anunciado despidos masivos. Además, los salarios de los trabajadores estadunidenses están deteriorándose.
Se discute, por otra parte, si el mundo enfrentará un “estancamiento secular” o una “estanflación secular”. En el primer caso, se trataría de un crecimiento lento durante varios años, pero con una inflación a la baja. En el segundo escenario, se observaría una combinación de estancamiento con inflación, es decir, un aumento de los precios relativamente alto, desempleo elevado y un crecimiento bajo (inferior a su potencial). En ambas perspectivas, estamos hablando de, al menos, 3 años de estancamiento económico mundial, acompañado de una política monetaria restrictiva. Por ejemplo, el Banco Central Europeo (BCE) calcula que la inflación “normal” (2.5 por ciento) se alcanzará hasta 2025 (Willem Buiter en Project Syndicate, enero 6, 2023).
Por otro lado, se perfila, agregan otros, un punto de inflexión de la economía mundial. Se puede afirmar que “la globalización esta casi muerta (pues) el libre comercio está casi muerto” (Kevin Xu, diciembre 12, 2022). Las empresas ya están buscando instalarse en territorios más cercanos o más “amigables” que China y otros países asiáticos. Este reacomodo, sin embargo, elevará el precio de algunos insumos vitales como los semiconductores en alrededor de 50 por ciento y se requerirá tiempo para que las cosas se acomoden y la producción retome los niveles que tenía antes de la pandemia.
México tendrá que enfrentar peligros similares: si el alza en las tasas de interés lleva a una recesión en Estados Unidos, la economía mexicana sufrirá una caída. Ello se debe a que más del 80 por ciento de nuestras exportaciones no petroleras se van a Estados Unidos y a que las tasas de interés dictadas por el Banco de México siguen los pasos de la Fed, manteniendo un diferencial atractivo para que los capitales no se fuguen.
Hay también quienes ven el panorama mexicano con menos pesimismo. Resaltan, sobre todo, la estabilidad que ha mostrado la economía mexicana, la cual se refleja en la revaluación del peso con el dólar, en que la deuda con relación al PIB se mantiene en niveles aceptables (49 por ciento), y en que la recaudación fiscal ha crecido, particularmente en el caso del ISR (hasta alrededor de un punto del PIB). Asimismo, las remesas siguen siendo voluminosas (más de 55 mil millones de dólares anuales). Igualmente, la inflación cerró, el año pasado en 7.82 por ciento, menor a la prevista
El pesimismo se alimenta de que el crecimiento calculado para este año será menor que el pasado, de alrededor del 1 por ciento. Ello, sin tomar en cuenta la posible recesión mundial y el aumento de las tasas de interés.
Aunque los riesgos de una crisis financiera en México se ven poco probables, las presiones sobre la balanza de pagos aumentarán debido a que se tendrán que pagar más dólares por la deuda externa y a que, con un peso revaluado, se están subsidiando las importaciones que también se pagan en dólares. Ello es así ya que un peso caro (en relación con el dólar) abarata las importaciones y encarece las exportaciones.
Por otro lado, el saldo en materia de pobreza y trabajo parece más sombrío. Hay que tomar en cuenta que el incremento de los precios de los alimentos fue muy superior al promedio y alcanzó 12.7 por ciento. Además, la creación de empleos y la evolución de los salarios se verán afectados por la disminución del crecimiento. El año pasado cerró con una reducción de la desocupación abierta (2.85 por ciento en noviembre) y una brecha laboral de 11.68 por ciento, menor a la que había antes de la pandemia (13 por ciento en febrero de 2020). Sin embargo, esta dinámica, lamentablemente, será interrumpida por los efectos negativos de la economía mundial.
Por su parte, los empresarios observan un año más “difícil” debido a las nuevas reformas legales incluyendo la ampliación de los días de vacaciones y el incremento de la cuota patronal para el fondo de pensiones. Los aumentos de los salarios contractuales enfrentarán duras presiones para superar la inflación: en 2022 perdieron más de 4 por ciento en términos reales y es probable que sigan esa tendencia negativa en 2023.
En cuanto a los reacomodos de la globalización, se ha asegurado que varias empresas preferirán o ya lo están haciendo, invertir en México en lugar de China para la fabricación de bienes terminados y refacciones. Con ello, ocurrirá una mayor integración de la zona de América del Norte. Canadá y México serán los principales socios comerciales de Estados Unidos, desplazando definitivamente a China.
Sin embargo, esta relocalización enfrenta varios problemas: por un lado, la falta de personal especializado en la fabricación de bienes de tecnologías de punta como los semiconductores; y, por otro, las fallas estructurales de la economía mexicana que se arrastran de hace tiempo, sobre todo en materia de infraestructura.
Para concluir: México podría salir más o menos bien librado de 2023, sin una crisis de gran magnitud, siempre y cuando no se produzca una recesión prolongada y severa en Estados Unidos o una escalada del conflicto bélico en Europa que atice la inflación a niveles superiores del año pasado. No obstante, habrá costos inevitables: mayor pobreza y desigualdad, deterioro de los salarios y la ocupación a lo largo del año, y una mayor salida de dólares. Esto último obligará al gobierno a sostener altas tasas de interés y restricciones presupuestarias, lo cual, a su vez, presionará a la baja el crecimiento y el empleo produciendo un círculo vicioso adverso a los trabajadores. La magnitud y duración de esta dinámica nadie puede adivinarla como no hay quien pueda asegurar la dimensión que tomará el retroceso de las economías de Estados Unidos, Europa y China.
Desde luego, deseamos que el mundo salga pronto de la inflación y esquive la recesión. Si el optimismo, finalmente se impuso al pesimismo, lo sabremos, con mayor certeza, a comienzos de 2024.

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