EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El presidente en su laberinto 

Jorge Camacho Peñaloza

Septiembre 09, 2016

Después de saber cuándo debemos aprovechar una oportunidad, lo más importante es saber cuándo debemos renunciar a una ventaja. Benjamin Disraeli.

Es un hecho que ronda en el país la idea de que Enrique Peña Nieto terminará por dimitir, y no porque se lo pida la sociedad, o sea receptivo a la demanda de que se vaya, sino porque al ritmo de los errores que va cometiendo, no va a llegar a septiembre del 2018.
Hasta su propio invitado Donald Trump ya lo ve como ex presidente, así se refirió a Peña Nieto en su primer discurso al regresar de su visita en Los Pinos, en relación a que según el copetudo candidato conservador a la presidencia de Estados Unidos, México pagará la construcción de un muro en la frontera.
Sin duda, el inicio de la crisis del gobierno peñanietista tuvo lugar hace dos años con la tragedia en Iguala y toda la no menos fatídica información que generó y que hasta la fecha sigue lastimando tanto a la sociedad no sólo de México, sino desde el exterior y que evidentemente no ha logrado dejar satisfecha a la opinión pública con todo y la aparentemente infructuosa investigación en la que se ha enfrascado el gobierno federal a lo largo de dos años.
Casi a la par de lo anterior, los indicadores económicos internacionales derivados de la caída del precio del petróleo, no abonaron en nada a la propaganda mediática de Peña Nieto y colaboradores y el desplome histórico del peso frente al dólar, recobró la desmoralización del pueblo mexicano, tan golpeado en este sentido por los gobiernos priístas.
De los 266 compromisos ofrecidos en campaña por Peña Nieto tan sólo hasta febrero de este año, los diarios nacionales hacían el recuento que sólo había cumplido 28 de ellos, es decir que ha cumplido en un 10.52% sus ofrecimientos, con todo y que fueron notariados, para darle mayor potencia, supuestamente; difícilmente, en dos años que restan de su mandato, podrá el presidente Peña cumplir con su palabra, ni siquiera un 50% del total comprometido.
Aunque por otro lado, al que ubicamos como un personaje que ha criticado el trabajo de Enrique Peña desde sus inicios y que incluso había exigido la renuncia del mandatario hasta hace unos meses, Andrés Manuel López Obrador, ahora sale con que a nadie conviene el derrumbe de Peña Nieto.
Los tres libros nunca leídos en su vida, la Casa Blanca, su tesis plagiada, su omisión en hechos como Iguala, su invitación a Donald Trump, su reality show con jóvenes priistas como evento de informe de gobierno, sus fallidas políticas económicas y sociales, su inoperancia como gobierno y administración, su idea de que los mexicanos no entendemos y que ya chole con los mismo, la estrepitosa derrota de su partido en la pasada elección del 5 de junio, Tlatlaya, Iguala, Nochixtlán, su 3 de calificación en aprobación de la ciudadanía hacia su gobierno, el 88 por ciento de los mexicanos que vieron mal que se haya reunido con Donald Trump, al grado de ser señalado como traidor, la próxima marcha en la Ciudad de México el 15 de septiembre para exigir su renuncia, todo esto marca una tendencia que apunta a la dimisión de Peña Nieto, o cuando menos a un dificilísimo cierre de los dos últimos años de su gobierno.
Lo anterior puede resultar descabellado para muchos, pero es sólo una tendencia basada en la cantidad impresionante de errores que van cometiendo quienes gobiernan el país, particularmente el presidente de la República, al grado que pareciera que lo están orillando a ello, y si no, basta preguntar qué pasaría si Peña Nieto y el gobierno siguen cometiendo errores y fallas graves en los próximos meses.
Hay sistemas políticos en el mundo en los que por diversas circunstancias llegan a no tener jefes de gobierno, siendo reelegidos por diversas vías, como en el caso de España en donde su sistema parlamentario establece que el presidente es elegido por el Congreso de los Diputados y aunque el gobernante Partido Popular (PP) ganó las pasadas elecciones, no obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso, lo que impide que Mariano Rajoy asuma la jefatura de gobierno.
Extrañamente el entorno del Presidente está plagado de errores, malas decisiones, malos mensajes, malas acciones, que es inevitable que su semblante sea de total debilidad, inseguridad e incertidumbre, como si estuviese atrapado en un laberinto del que no encuentra salidas.
No se le apuesta a que la vaya mal al Presidente ni al gobierno, porque quienes pagamos sus errores somos la sociedad, los y las mexicanas, lo que sí, a que la sociedad tenga conciencia de lo negativo que resulta elegir candidatos fabricados por televisoras y a que el gobierno aún en funciones asuma una mayor responsabilidad en el ejercicio del gobierno.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A toda la paisanada que al parecer ora si está llegando la hora de que aquél que no funcione desde su mandato, empezará a pagar el pato.