EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El riesgo de leer a Joyce Carol Oates

Adán Ramírez Serret

Septiembre 13, 2019

Hace algunas semanas, en una conversación sobre literatura surgió la pregunta, en la voz de una amiga, sobre cuáles serían los mejores escritores del presente. De inmediato pensé en Amos Oz y Philip Roth, pero me acordé con tristeza que acaban de morir. También en John Banville pero, debo admitir, es un gusto personal.
Poco a poco, entre los que sosteníamos esta conversación, luego de un largo tira y afloja, concluimos que los mejores escritores vivos son J.M. Coetzee y Orhan Pamuk. Ambos, autores que hacen dialogar la literatura clásica con la actual. Los mitos judeocristianos, griegos o persas, traídos al siglo XXI, jóvenes y llenos de carne.
Terminé esta plática con la sensación de que había quedado algo que no se había considerado. Resultan, sin duda, ociosas estas discusiones, pues saber cuáles son los mejores escritores del mundo es imposible, ya que se trata de un sinfín de calificaciones y percepciones, por demás subjetivas, en las que cualquier consenso es arbitrario. Sin embargo, este tipo de temas es inherente a las pláticas literarias y quizá, a las charlas de todo tipo. Siempre intentamos saber quién es el mejor en hacer algo y por qué.
La pregunta se quedó en alguna parte de mi mente hasta que la semana pasada, mientras leía Riesgos de los viajes en el tiempo de Joyce Carol Oates (Nueva York, 1938), me fui dando cuenta del error garrafal (terrible no sólo por sexista), de omitir a tres mujeres que sin duda, se pueden contar entre las mejores escritoras (sin importar el género) vivas.
Se trata de Alice Munro, Margaret Atwood y la ya mencionada Joyce Carol Oates. Me parece que la omisión, además por supuesto de la suposición usual de que los “grandes escritores” son varones, proviene del propio estilo literario de estas autoras. Pues Coetzee y Pamuk, discuten, escriben, desde el canon usual occidental. Su obra está concebida desde una tradición, y, cuando pensamos en los mejores en el mundo que habitamos, con todos los prejuicios que esto involucra, sin duda pensaremos en aquellos que discuten mejor con las obras paradigmáticas. Por lo tanto, se deja fuera, en un santiamén, a los autores, autoras, que no confronten o dialoguen con la “idea usual” que se tiene de la literatura.
Por eso no se piensa en Alice Munro, aunque sea Nobel, pues escribe cuentos y es feminista. Ni en Margaret Atwood, quien aunque haya escrito más de 50 novelas muchas son de amor o distópicas o ambas en una. O en Joyce Carol Oates, quien escribe novelas violentas y cruentas, también muchas, en donde se mezclan los géneros, y la mayor parte de las veces, los personajes principales, son mujeres.
Mientras leía, pues, Riesgos de los viajes en el tiempo, me sorprendía de la maestría, de la profundidad de esta escritora. Porque aunque ya había leído un buen número de libros de ella nunca me había enfrentado con una novela que mezclara tantos géneros y que lograra ser un ejemplo de sarcasmo e ironía de nuestro mundo. Es difícil escribir, describir o narrar esta novela sin arruinarla. Baste decir que es una novela distópica, un mundo totalitario en el cual todos los seres humanos están controlados, la gente más brillante es peligrosa, por supuesto. Se va transformando en una novela de ciencia ficción, con rasgos románticos (espectaculares) y termina por ser una novela profunda, de reflexión sobre el mundo y los seres humanos.
Es una novela peligrosa para quien le guste clasificar, pues es genial pero indefinible. Es un riesgo terrible, porque no dialoga con la tradición, sino con la ruptura. Es una novela joven escrita por una mujer de 80 años.
(Joyce Carol Oates, Riesgos de los viajes en el tiempo, Ciudad de México, Alfaguara, 2019. 336 páginas).