EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El significado político de la victoria de Alberto Fernández en América Latina

Gaspard Estrada

Octubre 30, 2019

 

El pasado domingo, los argentinos fueron a las urnas para elegir a su próximo Presidente. Como lo preveían los sondeos de opinión, aunque con un margen menor al previsto por las encuestas de salida divulgadas durante el día de la elección, la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner se impuso fácilmente al actual presidente de ese país, Mauricio Macri. Contrariamente a lo prometido durante la campaña presidencial de 2015, el gobierno de Mauricio Macri no se tradujo por una mejora sustancial de la economía argentina. Si bien una de las primeras medidas del gobierno Macrista fue positiva –la implementación de una reforma de los organismos a cargo de las estadísticas, que estaban intervenidos al final del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner–, la política económica fue mal conducida de principio a fin; el gobierno quería disminuir la inflación, ajustar las cuentas públicas y lograr el regreso de Argentina a los mercados internacionales de capital, sin embargo, sucedió lo contrario: la inflación no cesó, las cuentas públicas continuaron deteriorándose, y el gobierno de Macri terminó pidiendo un préstamo al Fondo Monetario Internacional (FMI). De tal manera que la economía se transformó en el principal lastre electoral del actual jefe del ejecutivo argentino.
En ese contexto de crisis, Cristina Fernández de Kirchner tomó una decisión fundamental, al decidir no encabezar la candidatura presidencial del peronismo. En efecto, Fernández de Kirchner analizó con detalle la elección presidencial brasileña de 2018 y estimó que Lula y el Partido de los Trabajadores se habían tardado demasiado en lanzar la candidatura presidencial del ex ministro de Educación, Fernando Haddad, para reemplazar a Lula, que estaba (y continúa) en prisión. Por otro lado, la ex presidenta argentina enfrenta más de una decena de procesos judiciales en los tribunales, por lo que era inviable para ella dirigir la campaña presidencial. Finalmente, el hecho de que las encuestas de opinión dejasen en evidencia un techo electoral muy bajo para la viuda del ex presidente Néstor Kirchner, la convenció de que era indispensable encontrar una solución política que permitiera que el peronismo regresase al poder, sin que ella encabezara la fórmula presidencial. Ahí fue donde apareció la figura de Alberto Fernández, que fungió como jefe de gabinete de Néstor Kirchner, así como de Cristina Fernández de Kirchner durante el primer año de su mandato, antes de romper con esta última. Es esa ruptura la que le permitió a Alberto Fernández tender puentes con sectores hostiles a Cristina Kirchner. Cuando se planteó que Alberto Fernández asumiese la candidatura presidencial, muchos preguntaron si este último tendría el control de la campaña electoral, y más adelante, del poder en el gobierno. Si nos atenemos a lo sucedido durante la elección, todo indica que así será.
La situación económica de Argentina es precaria. Por ende, será indispensable que el nuevo gobierno tenga un entendimiento con el gobierno de Donald Trump, que apoyó de manera inmoderada a Mauricio Macri a través de préstamos otorgados por el FMI y el Banco Mundial a Argentina. Sin embargo, Alberto Fernández ha dejado claro que América Latina será una prioridad de su mandato. Durante la campaña presidencial, él viajó a Brasil para visitar al ex presidente Lula en la cárcel, y el domingo pasado, anunció que continuará defendiendo la liberación de Lula, como presidente de Argentina, lo cual provocó una respuesta álgida del presidente brasileño, Jair Bolsonaro.
Por otro lado, el nuevo presidente electo de Argentina buscará tender puentes con México para restablecer un bloque progresista latinoamericano de peso. Según los reportes de los medios de comunicación, Alberto Fernández estará en la Ciudad de México la próxima semana para entrevistarse con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Si tal alianza funciona, tal vez sea el inicio de un nuevo ciclo progresista en América Latina.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América latina y el Caribe (OPALC), con sede en París

Twitter: @Gaspard_Estrada