EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El Sistema Anticorrupción frente a la hidra política

Silber Meza

Noviembre 18, 2017

No, ellos no quieren acabar con la corrupción. Claro que no, si gracias a ella se han hecho millonarios en unos pocos años. Cómo van a querer, si la corrupción les ha entregado su sueño dorado: vivir con placeres enormes y asegurar la vida de ellos, de su familia y de varias generaciones venideras.
Y esta lacra puede expresarse en forma de maletines de dinero y ligas marca René Bejarano, o de caballerizas norteñas estilo Guillermo Padrés, apartamentos en Nueva York tipo Miguel Ángel Yunes, empresas fachada a la veracruzana, asociaciones de ayuda a migrantes al estilo Josefina Vázquez Mota, o como casas blancas, rosas, azules, amarillas. El conteo es tan grande como la memoria misma. Un día son personas de a pie, al otro, pomposos herederos de riquezas de jeques.
El Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) surgió como un grito desesperado. Se escurrió entre las puertas cerradas de los políticos para enfrentarse a la ley orgánica de la clase política mexicana: la Ley de Herodes. Ellos creen que podrán pararlo. Lo intentan. Claro, tienen el poder institucional. Ellos hacen las leyes, ellos gobiernan, ellos tienen las instituciones, ellos tienen a las policías, ellos tienen a los militares.
Nosotros, los ciudadanos, tenemos la legitimidad.
Se trata de husmear en las computadoras de los corruptos, en sus bolsillos, en sus casas y en sus ranchos; en las compañías que fundaron a nombre de los compadres, en los coches que compraron a los hijos, en las vacaciones por Dubai. No, los políticos corruptos no están dispuestos a dejarnos entrar.
El sistema tiene un retraso importante, muy pocos estados lo han completado –sólo 8 de 32–, y en la mayoría de éstos hay críticas serias de la ciudadanía: lamentan la falta de disposición a nombramientos independientes y ajenos a las mafias políticas y poderes fácticos. Aún así la ciudadanía y los periodistas resisten y generalmente empujan para que esto sea un verdadero hito. Hay ejemplos tremendos en la Ciudad de México, como los colectivos #FiscalíaQueSirva y #VamosPorMás; en el noroeste, Sonora Ciudadana e Iniciativa Sinaloa hemos dado la batalla, pero son muchas más las organizaciones que lo hacen. Prácticamente en cada entidad hay una o varias asociaciones civiles y grupos de periodistas que se están enfrentando a la Hidra de Lerna, ese monstruo mitológico de múltiples cabezas.
Los políticos mexicanos no quieren eliminar la corrupción, eso lo sabemos, pero somos muchos los ciudadanos que sí. Adelante.

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