EL-SUR

Martes 30 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El sur resiste

Tryno Maldonado

Mayo 09, 2023

El pasado 28 de abril el Campamento Tierra y Libertad –convocado por la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni)– cumplió 61 días de bloqueo a las vías del ferrocarril del Istmo de Tehuantepec en el tramo Mogoñe Viejo-Vixidu. Los pueblos organizados en la Ucizoni mantenían esta acción directa en abierta protesta contra la imposición gubernamental del megaproyecto Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Los integrantes del campamento fueron brutalmente reprimidos ese día por un amplio contingente de elementos de la Marina, la Guardia Nacional y la Policía Estatal de Oaxaca. Además de ser golpeados por las fuerzas armadas, seis ejidatarios mixes del campamento fueron detenidos y por horas se desconoció su paradero. El poder sin precedentes que se le está otorgando en la actual administración a las fuerzas armadas lleva un velado propósito contrainsurgente.
Si realizamos el mapeo completo de la represión en México durante la administración de Andrés Manuel López Obrador –comenzando con el asesinato de Samir Flores, a inicios del sexenio, como parte del Congreso Nacional Indígena (CNI) en resistencia contra la termoeléctrica de Huexca después de ser señalado por el propio presidente, hasta la represión a las bases de apoyo zapatistas en Chiapas y los asesinatos a defensores del territorio en Oaxaca, por poner sólo tres ejemplos de los muchos que existen– ya podríamos caracterizar este fenómeno de los últimos años como una guerra de baja intensidad contra los pueblos en resistencia a los proyectos neoliberales de este gobierno.
La Ucizoni no es la única organización de pueblos indígenas que se opone al megaproyecto del Corredor Interoceánico originalmente planeado para Oaxaca y Veracruz por el dictador Porfirio Díaz y hoy revivido como uno de los proyectos insignia de la autodenominada Cuarta Transformación.
En un comunicado conjunto tras la brutal disolución de las protestas de Mogoñe Viejo-Vixidu por parte de las fuerzas armadas, el CNI y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional afirmaron: “Con la acción orquestada por las corporaciones militares y policiacas en contra del Campamento Tierra y Libertad nos queda claro, una vez más, que los actuales gobiernos están al servicio de las grandes empresas trasnacionales y que la militarización, la violencia patriarcal y la represión son la vía que han escogido para enfrentar la lucha y la resistencia de nuestros pueblos al Corredor Interoceánico y al Tren Maya, al despojo y la guerra capitalistas”.
Ante este escenario de represión por la desaprobación de pueblos indígenas organizados que no han sido consultados en sus territorios a lo largo de considerables tramos tanto de las vías férreas del Corredor Interoceánico del Istmo como del mal llamado Tren Maya, diversos pueblos recorrieron las regiones y comunidades afectadas y amenazadas por los megaproyectos en México, buscando tejer alternativas de resistencia y llevar la palabra de sus luchas. Esto ocurrió entre el 25 de abril y el 5 de mayo bajo el lema “El Sur Resiste”.
La culminación de la caravana en resistencia fue el Encuentro Internacional El Sur Resiste, en el caracol zapatista Jacinto Canek, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Estuvieron presentes representantes de los pueblos bari, cabécares, chamula, chanal, chol, chontal, lenka, masewal maya, maya peninsular, misak, nasa, ayuuk, mixteco, nahua, nuntayi, ñuu savi, otomí, tzotzil, bribi, tiouka, tojolabal, totonaco, zoque y zapoteco. Además de colectivos y delegaciones de más de 23 países.
Entre los acuerdos del encuentro resaltan acciones como recuperar tierras y echar abajo megaproyectos de la actual administración federal, la lucha de las mujeres en todos los territorios; acciones directas como la toma de plantas en protesta, procesos legales y amparos ganados, la recuperación de plantas tradicionales, generar redes entre caracoles, adherentes y organizaciones en apoyo al EZLN, así como la creación de escuelas autónomas y otro tipo de espacios que fortalecen los procesos de autonomía.
En su ponencia como acompañante de las luchas de los pueblos, el teórico Raúl Zibechi advirtió: “Otro factor de ese nuevo presente es que todo gobierno, incluyendo los gobiernos progresistas de izquierda, apoyan a la militarización. Este es un patrón que llegó para quedarse, como en México con López Obrador; como el gobierno progresista en Argentina, en donde los proyectos extractivos se militarizaron; como en Chile en Walmapu, en territorio Mapuche, que hoy hay más militares que durante los gobiernos neoliberales, podría hasta haber el mismo número que en la dictadura de Pinochet”.
La advertencia de hace décadas está allí para quien quiera escucharla: el análisis del EZLN es más que cierto, estamos ante una guerra del despojo para obtener territorios para el gran capital. Y la 4T es la encarnación mexicana de esa guerra.

* PD: Nunca como ahora se vuelve tan necesaria la existencia de un medio como El Sur de Guerrero: resistiendo durante 30 años donde muy pocos lo han hecho. Abrazamos a esta familia en una fiesta de la palabra por la verdad y el interés colectivo. ¡Abrazos y muchos años más!