EL-SUR

Martes 30 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El tigre está suelto

Florencio Salazar

Julio 17, 2023

México debe ser leído.
La realidad no se entiende. Luis Villoro.

Andrés Manuel López Obrador es un político de comunicación irónica, de golpes efectistas pero también arrebatado e impulsivo. Para él la realidad es una invención de la palabra. Los hechos duros y tercos son substituibles. Basta una gracejada, una canción de Chico Che, una descalificación, para reafirmar su supuesto liderazgo transformador.
Dice ser el Presidente más atacado de la historia, más que Francisco I. Madero. Su afirmación es correcta, pero él no menciona que es el resultado de sus diatribas constantes a políticos, empresarios, comunicadores y a todo aquel que lo cuestione o se le oponga. Es consecuencia de la polarización provocada desde Palacio Nacional.
La situación del Presidente Madero fue distinta. Demócrata sin tacha, creyó que el régimen porfirista iba a retirarse por su propia voluntad, cometiendo el error de dejar activo el aparato del viejo régimen. Madero era el líder de una revolución armada triunfante y lo que procedía era un cambio radical. López Obrador ganó las elecciones en un régimen democrático, no derrotó a una dictadura. Por esa diferencia fundamental la 4t carece de asidero.
El ogro filantrópico ante las exigencias de la democracia realizó reformas –de menos a más– hasta llegar a las elecciones del 2000, cuando perdió el poder. Tozudas la derecha e izquierda presionaron, exigieron, acordaron cambios para favorecer la inclusión y, con ella, la pluralidad del sistema político. El régimen del PRI tuvo estadistas que compartían la necesidad del cambio, y lo promovieron. El poder reconoció la necesidad de abrir las válvulas, y lo hizo.
En los días previos a las elecciones del 2018, López Obrador advirtió en la Convención Bancaria en Acapulco del riesgo de soltar al tigre. Sus palabras fueron la nota en los medios. Creí, entonces, que podría ser el presidente de mayores reformas sociales, económicas y políticas, pues conociendo el riesgo de la explosión social se ocuparía de que el tigre se mantuviera enjaulado. Lo que ha hecho es inconcebible: dejar suelto al tigre, que se ha dedicado a ensangrentar al país y a dividirlo.
Es verdad que la realidad radicaliza, cuando esa realidad es injusta y tiene una serie de elementos sustantivos que la hacen caer con todo su peso en la conciencia, los sentimientos y las emociones de la gente. No se trata sólo de las apreciaciones subjetivas que cada uno puede tener y que se encuentran en el universo del pensamiento. Se trata de la vida cotidiana con los bolsillos vacíos, el temor colectivo y la angustia de las enfermedades, porque los ciudadanos se sienten solos, se saben solos, están solos.
Lo advertimos en Guerrero. La historia de violencia en el sur debió considerarse como asunto de seguridad nacional. Las riquezas de Guerrero no han sido y no son para los guerrerenses. No hay programas de desarrollo, no existe visión desde la comunidad hasta el municipio y la región.
Sobrevivimos como una sociedad subsidiada, cuyas aspiraciones e intereses inmediatos giran y se centran en el gobierno estatal como principal empleador.
A riesgo de repetirme, no puedo olvidar que don Alberto Vázquez del Mercado, uno de lo siete sabios de México, dijo que en Guerrero había más armas que pitayas en el campo; y eso fue hace más de 60 años. El Gobierno de la República al parecer ignora, o no le importa que, además, esas armas estén en donde la tierra es pólvora mojada.
La Historia pasa desapercibida.