EL-SUR

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Guerrero, México

Opinión

Elecciones en Acapulco

Héctor Manuel Popoca Boone

Agosto 25, 2005

Para tener elementos que guíen los criterios personales a la hora de votar en las próximas elecciones del 2 de octubre en Acapulco, es pertinente hacer un análisis somero de lo que a sido, es y será el gobierno municipal porteño.

En las décadas pasadas, cuando el PRI era el partido mayoritario y ganaba las elecciones, con fraude y sin él, de todas, todas; se gestaron dos fenómenos que a la postre marcaron su perdición, causando hartazgo y repulsa generalizada en los acapulqueños.

Primero fue el cúmulo y la urdimbre de intereses corruptos de líderes y asociaciones de todo tipo que se fueron entreverando alrededor de la administración municipal para tronchar, maniatar y casi paralizar, intermitentemente, la libertad del bien gobernar para la mayoría del pueblo acapulqueño.

Los últimos presidentes municipales priístas prácticamente llegaban con impotencia, resignación, cuando no con complicidad, a administrar y sobrellevar las corruptelas y las concesiones indebidas. Sin tener la menor intención de erradicarlas, limpiar la casa gubernamental y hacer los cambios necesarios para el manejo probo de los recursos. He ahí el primer hartazgo ciudadano: Gobiernos priístas entrampados por la corrupción, la venalidad y la banalidad.

El segundo cansancio tuvo que ver con el perfil y comportamiento de los presidentes municipales priístas. Como el PRI era una aplanadora en las urnas, el de las mayorías absolutas, la dedocracia priísta se daba el lujo de colocar como candidato, con aura de ganador y seguro triunfador, a quien fuera, sin importar sus antecedentes, capacidades o virtudes para dirigir la administración pública de la comuna. Hubo, por tanto, de todo: buenos, regulares, malos y pésimos.

No importaba qué perfil tenía o el tipo de persona que era el candidato. Total, como dijo un político amarillo, ahora que el PRD detenta las mayorías: ¡hasta con una vaca ganamos! ¡Habrase visto tamaño menosprecio al libre discernimiento de los electores acapulqueños!

Pero volviendo al pasado, el colmo del desdén priísta a la ciudadanía aconteció en el trienio 1997- 1999. Donde hubo tres presidentes municipales en un solo período, al margen y por encima de la voluntad del pueblo.

Los presidentes municipales priístas ya no gobernaban para el pueblo; sino para responder a los intereses del partido y del grupo político al que pertenecían. Actuaban al margen de los anhelos y problemas ingentes del pueblo. El poder municipal por y para ellos mismos. Aquello fue el acabose. Los electores acapulqueños se hartaron y los cambiaron.

En las elecciones municipales de 1999 triunfa un candidato ciudadano, acuerpado por el PRD, Zeferino Torreblanca Galindo. Ajeno a la telaraña de intereses corruptos que tenían embargada a la presidencia municipal, puede limpiar la casa, manejar honestamente el erario público y poner los programas y servicios públicos sin simulaciones o poses demagógicas, para la atención de las necesidades y demandas del pueblo. Esos fueron sus mayores logros y aciertos.

En las pasadas elecciones municipales, los acapulqueños refrendaron su confianza en el PRD. Triunfó con un candidato militante, Alberto López Rosas. El actual gobierno acapulqueño se ha desempeñado con aciertos y desaciertos; sin caer en las aberraciones priístas de antaño.

Tres son los aspectos en que la opinión pública acapulqueña ha centrado su censura al actual gobierno municipal: a) Volvieron las corruptelas e impunidades en algunas áreas. b) El uso subrepticio de la estructura gubernamental y de los recursos públicos para apoyar pre-candidaturas políticas y c) Un gasto excesivo en la publicidad de la imagen del gobernante municipal.

Los pronósticos que aventura parte del pueblo es que si el gobierno de Zeferino fue bueno, el de López Rosas es regular y si queda Félix, será malo.

Ahora, para el 2 de octubre próximo, el PRD pretende volver a triunfar; pero con un candidato más disminuido que los anteriores; que en las circunstancias actuales por las que atraviesa Acapulco no es el más idóneo, capaz y confiable.

El PRD está cayendo en los mismos errores por los que los acapulqueños le voltearon la espalda al PRI. La ambición de mantenerse en el poder y el creer que tienen aseguradas a las mayorías, los ha obnubilado. Muestran menosprecio e irresponsabilidad a los riesgos que para Acapulco conlleva la personalidad histriónica y oligofrénica de su candidato.

Ningún amigo perredista me ha podido fundamentar y defender que Félix Salgado Macedonio sea, en estos momentos, el mejor hombre para gobernar Acapulco. Que es el más popular, puede que sí. Que ya cambió; lo dudo. Total, ya declaró que es y será, lo que siempre ha sido. A confesión de parte, relevo de alertar conciencias. Prefiero apoyar las propuestas realistas, no demagógicas, de Luis Walton Aburto.

  1. La naturaleza de un hombre se explica por su devenir histórico, no por sus contriciones.

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