EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

LA POLÍTICA ES ASÍ

Elecciones y violencia

Ángel Aguirre Rivero

Junio 30, 2018

Guerrero enfrenta hoy un proceso electoral sumido en una espiral de violencia que vulnera a candidatos y ciudadanos. La elección es atípica y quedará marcada por asesinatos, agresiones, intimidaciones y sustitución de candidatos.
Es triste decirlo, pero hay en este momento en Guerrero y en el país, una generación que jamás ha visto una sociedad en paz.
Por ello, quienes aspiren a representar el sentir de la ciudadanía tienen ante sí el gran desafío de tomar las decisiones que modifiquen esta lacerante realidad.
Si la estrategia de seguridad aplicada no ha funcionado desde ya varios años debe de cambiar.
Una vez más sostengo que nuestros problemas están radicados en las grandes disparidades de los estados del norte y noroeste, donde la tasa de crecimiento económico es muy superior a los del sur. Ellos han logrado diversificar su actividad económica, mientras nosotros seguimos dependiendo fundamentalmente del turismo, que aporta el 70 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Me sigo preguntando hasta cuándo el gobierno federal se decidirá a buscar los equilibrios regionales que permitan una mejor justicia para todos los mexicanos.
Como la hiedra de Lerna, el fenómeno de la violencia ha mostrado la capacidad de regenerarse cuando le es amputada una cabeza, desvirtuando la compleja tarea de ubicar, perseguir, detener y mantener en prisión a los cabecillas de los grupos criminales.
Para encontrar la salida, tenemos que abandonar el mito del gobernante todopoderoso, cuya sola voluntad podrá resolver un problema que sí tiene orígenes en omisiones y complicidades, pero también en factores sociales y económicos.
Es cierto, el poder está acotado, no así la responsabilidad histórica qué debemos pagar los gobernantes. El agravio social, el dolor, se convierten en una ira entendible, en un juicio lapidario.
No se llega a ejercer un gobierno con el propósito de derrotar la voluntad de salir adelante de un pueblo, pero debo de reconocer que corregir procesos de degradación de las instituciones no es tarea fácil, que requiere de tiempo y recursos, que una buena parte de las soluciones deben provenir del orden federal; que en el ámbito estatal los recursos son limitados y que los municipios y la sociedad son importantes para una ecuación victoriosa qué no se ha logrado construir.
Los ciudadanos lloran a sus víctimas y anhelan una sociedad en paz, el mayor reto es demostrar con hechos que no están solos; también comprender que gobierno y sociedad pueden crear un frente que combata la violencia, por ello es urgente restablecer vínculos de confianza, y construir ciudadanía.
Guerrero no puede ser visto como una isla de violencia en el país; más aún, debe ser el espejo en el que se mire México, y que su situación sirva como ejemplo de que sí se puede tener un buen futuro, de que podemos vivir mejor. El fracaso y la desesperanza no son la opción.
Como ex gobernador, pero sobre todo como guerrerense comprometido con mi tierra y con mi gente, expreso mi deseo sincero porque la voluntad popular lleve a los mejores hombres y mujeres a los cargos de elección popular en este proceso electoral, que lleguen representantes dignos y comprometidos para que Guerrero avance en la ruta de la paz y el desarrollo.
Sé que podemos lograrlo. Si en tiempos aciagos hemos tenido la voluntad y el valor de marcar el rumbo del país, en esta ocasión tomaremos el destino en nuestras manos.

Del anecdotario:

Era el 11 de marzo de 1996 cuando recibí una llamada del entonces secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet Chemor:
–Licenciado Aguirre, es importante se traslade a la Ciudad de México para tratar asuntos de suma importancia, lo espero hoy a las 6 de la tarde en mi despacho de Bucareli. De inmediato le pregunté al licenciado Rubén Figueroa Alcocer si tenía algún inconveniente en que yo asistiera a esa reunión.
–Ninguno, ahí luego me platicas –me contestó.
En el traslado de Chilpancingo a la Ciudad de México pasaron por mi mente muchas cosas. En Cuernavaca le pedí a Pedro Morales –quien manejaba– que se detuviera para tomar un café y hacerme algunas reflexiones sobre la urgencia de acudir a la Secretaría de Gobernación.
Me dije a mí mismo: seguramente Rubén va a solicitar licencia ante los acontecimientos de Aguas Blancas y me van a comunicar quién será el nuevo gobernador de nuestro estado (estando yo al frente de la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional) y pensé en varios nombres: Píndaro Urióstegui Miranda (QEPD); Porfirio Camarena; Guadalupe Gómez Maganda; Rogelio de la O (QEPD), entre otros.
Alguno de ellos va a ser, me dije.
Llegué puntual a las 6 de la tarde a Gobernación, de inmediato me hicieron pasar. Emilio Chuayffet ya me esperaba:
–Pásale Ángel.
Y fue al grano.
–Te quiero comunicar que el día de mañana solicitará licencia al Congreso del Estado el gobernador Rubén Figueroa.
Le hice mis reflexiones al respecto y su contestación fue precisa: “Ya no hay condiciones”.
Y pregunté.
–¿Quién será el nuevo gobernador?
–El Congreso del Estado ha decidido que tú seas (cuidando las formas).
Pasaron cinco minutos y marcó el teléfono:
–Sí señor presidente, aquí está el licenciado Ángel Aguirre, se lo comunico…
–Buenas noches gobernador, muchas felicidades, la próxima semana estaré contigo para firmar el Convenio Único de Desarrollo (CUD), tienes todo mi apoyo…
Era el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.
Al siguiente día, a las 12 horas estaba tomando protesta en el Congreso como gobernador interino para el periodo 1996-1999.
Después me enteré que el licenciado Rubén Figueroa había puesto como condición que yo fuera como su sustituto, gesto que siempre le reconoceré, aunque después tuviéramos diferencias muy notables.
Del Congreso acudí al Palacio de Gobierno, en donde me esperaba un importante número de guerrerenses para felicitarme; entre ellos se encontraba Rene Juárez Cisneros, quien se quedó hasta el final.
–Muchas felicidades señor gobernador –expresó.
–Gracias René, agradezco tu presencia.
–Señor…
–Dime René.
–Quiero ponerme a sus órdenes para lo que usted determine.
Y le respondí:
–¿Dónde te gustaría colaborar?
–Donde usted indique, desde luego si está usted de acuerdo, me gustaría ser el nuevo dirigente estatal del PRI.
A los pocos días asumió esa responsabilidad. En ese tiempo no le daba “hueva” hablar de Ángel Aguirre.
¡La política es así!

* Esta colaboración debió publicarse ayer, lo que no ocurrió por un error en las comunicaciones internas de El Sur.